La clasificación mundial de ‘balconing’
Una página web de Baleares recopila los trágicos sucesos de cada año en los hoteles de las islas y desata la ira de la prensa británica


Cómo está el patio… por los hoteles. Sobre todo en las Islas Baleares. Hace unos días el periódico sensacionalista británico Daily Mirror publicaba una noticia que invitaba a leer de inmediato, como buen diario amarillista: “Una web de España se burla de las muertes por caídas en balcones de turistas británicos”. Poca broma. Los efectos del Brexit pueden quedarse cortos. El tabloide mallorquín Última Hora elevó aún más el eco de la información. Lo transmitió 24 horas después a su gente: “Indignación en Reino Unido por el contador de la Federación Balear de Balconing”. La noticia también se publicó en sus redes sociales y… se armó la marimorena. Alabanzas. Críticas. España, vamos.
Sick Spanish website pokes fun at Brit tourist balcony fall deathshttps://t.co/JrfZRMMsKA pic.twitter.com/G7FbXPtaHH
— The Mirror (@DailyMirror) July 26, 2025
Resulta que la señalada —y quizá irónica— Federación Balear de Balconing cuenta con una página web donde ordenan esta práctica —la palabra fue admitida por la RAE en 2023— que consiste en saltar a la piscina de un hotel desde el balcón o la terraza de una habitación por diversión. El portal cuenta con sus propias reglas, una clasificación y un almacén con datos de los últimos años. La web —ni un solo pero al nombre— se llama balcon.ing. Pobre banco ING, pero es lo que tiene llamarse como el gerundio inglés. Al entrar aparece un eslogan a gran escala: “Todo guiri que viene a saltar a casa cae a nuestras clasificaciones”.
La “BalconLeague 2025” la lidera Reino Unido, con seis puntos; seguido de Turquía y Alemania, con tres; y de España, con dos. El reglamento es muy clarito: “Los casos de balconing que terminan en muerte: dos puntos. Los que terminan en herido: uno. En caso de empate, gana el equipo que acumule más muertes en el marcador. Si persiste el empate, el número total de pisos caídos por cada equipo desempata”. Ahora bien, ¿qué se considera balconing? “Estrictamente, saltar desde un balcón a la piscina de un hotel, o caer por pasar de balcón a balcón [...] En ningún caso contaremos suicidios o intentos de suicidio, casos de menores de edad o claramente accidentales (por ejemplo, si cede la barandilla), accidentes de excursionismo o escalada, accidentes laborales, domésticos y caídas provocadas por terceras personas”.
Este año ya han muerto cuatro. En la cuenta de X de la federación, creada en mayo de 2022 y con 60.000 seguidores, se publican todas las actualizaciones. Los comentarios son mayoritariamente a favor. Es más, critican a los medios ingleses por hacerse eco. “No saltes desde el balcón a la piscina. Es fácil”. “La gravedad es una mierda, ¿eh?”. Y así. De los últimos cinco años, Reino Unido ha liderado la tabla en tres ocasiones. En 2018 le preguntaron por ello a Lloyd Milen, por entonces cónsul general británico, en el Diario de Mallorca:
—¿Y como es que se caen tantos turistas británicos?
—El problema es la cantidad de alcohol que han consumido.
Y dio otra posible explicación: “Los británicos no suelen vivir en pisos con balcón y quizá no están acostumbrados”. Quizá. Nada parece frenar al balconing, donde cuesta mucho encontrar el primer caso documentado. Hay que viajar hasta Argentina.
El cantante Charly García, de 73 años, se lanzó a la piscina desde un noveno piso de un hotel de Mendoza, a casi 1.000 kilómetros de Buenos Aires, el 3 de marzo de 2000. Una periodista del diario Clarín fue testigo. Hizo una crónica sublime. Otro fotógrafo grabó una imagen sin querer que terminó dando la vuelta al mundo. 25 años después, los turistas piden ingresar en el hotel para conocer el balcón donde se tiró Charly, que primero probó con dos muñecos. El segundo, un gato, cayó fuera de la piscina: desnucado. Dio igual. El músico se lanzó. Un segundo. Dos. Y tres. Los periodistas fueron corriendo a la piscina. Al llegar, el cantante estaba muy tranquilo, con su famoso bigote bicolor empapado. Un reportero se acercó con el micro hasta el bordillo:
–Charly, ¿dónde dejaste la capa de Superman?
–En tu cuarto.
Y se marchó nadando.
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