El virus del racismo
Los lectores escriben sobre la instrumentalización de una agresión en Torre Pacheco, la xenofobia, los elevados precios de la VPO en Andalucía y la sobreexposición de los niños a las pantallas

Para quienes creemos en la convivencia pacífica y los valores democráticos, lo ocurrido en Torre Pacheco nos empuja a mirar un abismo que, seguramente, nos devuelva su mirada: el odio. La brutal agresión sufrida por Domingo, de 68 años, es condenable, y para ello contamos con unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad dotados de una formación extraordinaria y con un sistema judicial encargado de hacer cumplir la ley. Todo lo que salga del estrecho cerco de la misma es sencillamente peligroso para todos. Instrumentalizar la agresión por parte de grupos extremistas y sembrar el discurso de odio —esa antesala de la agresión— nos devuelve a tiempos pretéritos en los que los pogromos indicaban quiénes debían ser exterminados. La solidaridad con Domingo no puede amparar la xenofobia, las agresiones y el linchamiento. Debemos superar la ley del Talión y vacunarnos contra el virus del racismo.
Juan Fernando Ramón Sánchez. Torremayor (Badajoz)
Xenofobia
En general, cuando se habla de inmigración “ilegal” realmente no se hace referencia a la inmigración; es sencillamente xenofobia. Es curioso que a quienes se quejan y protestan no les molesten “todos” los inmigrantes. No les importunan los inmigrantes venidos de países europeos que no se integran en la sociedad ni se empadronan. O los que con sus mafias llenan de inseguridad la Costa del Sol.
Isidro Carmona. Madrid
VPO de verdad
Me gustaría saber qué joven puede acceder a las VPO (viviendas de protección oficial) que el Gobierno de la Junta de Andalucía ha publicado en estos últimos meses, ya que los precios son de 350.000 euros en Cruz del Campo, y la última en Su Eminencia desde 215.000 a 265.000. Me gustaría que me dijeran por favor para quién están hechas estas viviendas, quiénes son los que pueden pagar estas cantidades o permitirse acceder al mercado libre. Nuestros jóvenes necesitan viviendas protegidas de verdad, por lo que hagan el favor de destapar esta farsa y solucionen el problema real existente en las nuevas generaciones que no pueden independizarse y formar una familia. Mientras, nuestro presidente se cuelga medallas y chupa cámara, orgulloso de sus VPO en Sevilla.
Pilar Hurtado Alemán. Sevilla
Distopía
Aeropuerto de Asturias, rumbo a Tenerife. Un niño de no más de cuatro años se divierte jugando con un coche de juguete. Lleva más de una hora haciéndolo correr de un lado a otro. Le va tirando el cochecito a sus tres hermanos, quizás seis o siete años mayor que él. Cada vez lo lanza más cerca, tentándolos a que se unan a esa diversión tan inocente y entretenida para el niño. Ellos no miran: siguen enfocados en sus pantallas. Todo su mundo se resume en dos tablets y un teléfono. Cualquier interacción con el mundo, cualquier acción sin píxeles se difumina y no son capaces de intercambiar ni una sola palabra. Las máquinas han acabado siendo imprescindibles entre personas con el seso fundido. Bebés pegados a los dibujos del momento como sustituto barato de un gesto de calma y amor. Porque ellos mismos son adultos criados con pantallas que se han olvidado de entretener, de cuidar, de querer. La distopía ha llegado, al fin.
Judith González Lavín. Oviedo
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