La vida huele a hierba mojada
Los lectores escriben sobre la fragilidad de la existencia, los sucesos racistas de Torrepacheco, la ausencia de programa del PP, y la costumbre de fotografiarlo todo

En la primera sesión con el psicólogo, este me preguntó, como parte del protocolo, si había tenido ideaciones suicidas. Mi no fue rotundo. Hace un año tuve un cáncer y la quimioterapia me llevó a una debilidad extrema. Cuando, desesperado, me resigné a dejarme ir, me devolvió a la vida el olor a hierba mojada que entró por la ventana tras activarse unos aspersores del jardín que hay junto a mi casa. Desde entonces, la vida para mí tiene ese olor y quiero seguir disfrutando de él el mayor tiempo posible. Creo que damos poca importancia al hecho de respirar y, también, al hecho de que respiren otros. Por ejemplo, en Gaza.
David Martínez Pradales. Alcorcón (Madrid)
Una sociedad enferma
Los sucesos racistas de Torrepacheco nos conectan con la corriente más profunda y oscura de una historia española de persecución e intolerancia. Una tara social, verdadera leyenda negra, que ahora impulsan las redes sociales puestas al servicio de un capitalismo depredador, el mismo que esquilma recursos y contribuye de modo tan decisivo al cambio climático. ¿En serio ahora el problema son los inmigrantes y no la desigualdad extrema de una sociedad enferma que adula la riqueza? Dirigid la mirada hacia la muy deficiente contribución de los de más ricos y no hacia la supervivencia menesterosa de las personas más vulnerables.
Miguel Ángel Cuevas Cosío. Sancibrián (Cantabria)
El odio no paga el alquiler
La derecha de nuestro país sabe muy bien que no tiene programa para captar el voto de las personas que dependemos de un salario para vivir. La única estrategia del Partido Popular para recuperar el poder político es deshumanizar (“perro”) y destruir al adversario (“el que pueda hacer que haga”), con el objetivo de que los ciudadanos acabemos odiándole y deseando que se vaya. Puede que nos quedemos muy a gusto el día después de las elecciones, hasta que nos demos cuenta de que, por mucho odio que hayamos liberado, cada vez tenemos más problemas para pagar el alquiler del piso.
Miguel Ángel Granados Ruiz. Pinto (Madrid)
‘Spoilear’ la vida
He notado que cuando me encuentro ante una imagen cautivadora, mi primera reacción suele ser sacar el móvil para hacer una foto. Pero he empezado a resistirme. Me resisto porque, cuando dedico una parte de mi atención a capturar un instante, ni lo disfruto ni lo retengo en la memoria tanto como quisiera; del mismo modo en que, cuando entro en una red social y observo un instante capturado por otro, me estoy sometiendo a un adelanto que me impedirá disfrutarlo, llegado el momento, con la belleza y el asombro del primer impacto. ¿Cómo sería contemplar las pirámides de Egipto, las Cataratas de Iguazú o la Gran Barrera de Coral con los ojos del que mira por primera vez? Si bien la fotografía es una ventana al mundo formidable y necesaria, hemos normalizado el sabotaje a la magia de las primeras veces. ¿No sería el hecho de renunciar a compartir el más puro acto de generosidad, para uno mismo y para el resto del mundo?
Irene Mollá Segura. Tarragona
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