La suerte está echada
Los dados han cambiado y en la lucha intestina con la oposición los traidores Ábalos y Cerdán, en el papel de Bruto y Casio, han llevado a Sánchez contra las cuerdas


Julio César fue un general que realizó sus grandes gestas lejos de Roma, entre ellas, la más sonada, su triunfo en la guerra de las Galias. Como a todo general victorioso se le había prohibido volver a Roma al frente de sus tropas por el peligro de que acumulara excesivo poder y se convirtiera en un dictador. Julio César quebrantó esa prohibición. Decidido a entrar en Roma con sus legiones, antes de traspasar la línea divisoria marcada por el hipotético río Rubicón, dijo a sus hombres: “Ahora todavía podemos retroceder, pero si atravesamos este pequeño puente, todo tendrá que resolverse con las armas”. A continuación, echó los dados de la suerte y siguió adelante. Pero en Roma tuvo que enfrentarse a una guerra civil contra Pompeyo en medio de una brutal tensión política con el Senado cuya refriega duró varios años, hasta que llegó el idus de marzo del 44 a. C. y sus aliados, Bruto y Casio, a los que Julio César había ayudado, le traicionaron y César fue apuñalado hasta la muerte. Sus últimas palabras fueron:”¡Y tú también, Bruto!, hijo mío”. Tal vez resulte excesivo comparar al presidente del Gobierno Pedro Sánchez con Julio César. Hasta ahora parecía más bien un vaquero del Oeste que había logrado salir indemne del tiroteo por tierra, mar y aire orquestado para tumbarle desde el día en que tomó el cargo. Lo cierto es que el presidente Sánchez, como César, ha obtenido fuera de España sus mayores éxitos; de hecho, Bruselas ha sido su territorio de las Galias. Lo veías muy seguro de si mismo entre los altos dignatarios de otras naciones, y te decías, puede que vaya de farol, pero este tipo es un ganador. De pronto, los dados han cambiado y en la lucha intestina con la oposición los traidores José Luis Ábalos y Santos Cerdán, en el papel de Bruto y Casio, lo han llevado contra las cuerdas. Son ellos y algunos más de su propia camarilla quienes han preparado los cuchillos con los que podría ser apuñalado en otro idus de marzo, salvo que la suerte acuda una vez más en su rescate.
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