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Columna
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¿Y si el amor de tu vida está justo en tu pueblo?

Internet promete encontrar un mar de personas compatibles en cualquier lugar del mundo, pero Romeo y Julieta eran vecinos

Claire Danes y Leonardo DiCaprio en 'Romeo y Julieta' (1996).
Delia Rodríguez

Mis amigos César y María se conocieron en un bar, una noche al azar. Siguen juntos muchos años después, y si lo cuento es porque su caso es hoy exótico, ejemplo de uno de esos cambios sociales que pasan tan veloces que solo los miramos de reojo. Las parejas ya no se forman por pura casualidad geográfica, o gracias a la intermediación de amigos, familia o compañeros de trabajo, sino por internet, y eso es nuevo en la historia. Para 2019, la mayor parte de las parejas heterosexuales estadounidenses se habían encontrado así, y la pandemia aceleró la tendencia en todo el mundo. La red no solo eliminó intermediarios en el comercio o el consumo de noticias, también en el amor. Por fin íbamos a poder elegir por nosotros mismos con quién ser infelices, aunque esa persona estuviera escondida tras una piedra en la Patagonia. Explicó la sensación muy bien Inés, una usuaria de X, cuando escribió hace unos días una frase que ha resonado en la red: “Lo siento, pero no me creo que el amor de tu vida esté justo en tu pueblo”. Alguien respondió con una cita de Los enamoramientos de Javier Marías: “No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, solo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes (...) y son muchos los que creen ver la mano del destino en lo que no es más que una rifa de pueblo cuando ya agoniza el verano”.

Pero ni el mundo es tan grande ni internet tan hábil como para resolver el problema del amor. Las celestinas digitales tienen sus propios incentivos, y su negocio no es el de la felicidad, sino el de la insatisfacción: una pareja estable son dos usuarios recurrentes menos. Los más jóvenes están quemados con las aplicaciones de citas, y sus acciones se han desplomado. Además, cuando el mar de personas potencialmente compatibles se extiende hasta casi el infinito, ¿cómo elegir? ¿Cuándo y con quién frenar? La generación Z, estresada a la vez por la frustración y la abundancia, está volviendo a ligar por métodos analógicos, como los usados por mis amigos de la generación X, pero sin renunciar a las ventajas digitales. Esta semana ha triunfado en Reddit un cartel colgado en una farola de San Francisco donde, sobre la foto de tres chicos y dos chicas, alguien decía: “¿Estás en las apps de citas? ¿Sobrepasado por las posibilidades? Elige entre mis cinco amigos solteros. Son bastante guays y están disponibles”. El anuncio lleva a una web con más detalles sobre la cuadrilla.

Volviendo a la frase de Inés, supongo que la idea de poder elegir entre todas las personas del mundo es una fantasía, algo muy similar a no tener capacidad alguna de elección. Negar la existencia de una media naranja es un consuelo y suena racional, pero cuando miramos hacia atrás solemos descubrir que le hemos asignado ese papel a alguien. Los sociólogos tienen claro que, en el amor y la amistad, nos atrae lo parecido, un efecto que denominan homofilia. Por eso funciona tan bien internet: por muy extraños que sean tus intereses, vas a poder encontrar a alguien afín. Pero cuando despreciamos círculos física y emocionalmente cercanos (amigos de amigos, compañeros de estudios o trabajo, gente del barrio o que frecuenta nuestros mismos lugares) porque nos parece estadísticamente improbable que un gran amor exista y esté justo allí, estamos despreciando a un buen porcentaje de las personas que nos son más similares. Al fin y al cabo, Romeo y Julieta vivían ambos en Verona, y sus familias se conocían. Demasiado bien, de hecho.

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Sobre la firma

Delia Rodríguez
Es periodista y escritora especializada en la relación entre tecnología, medios y sociedad. Fundó Verne, la web de cultura digital de EL PAÍS, y fue subdirectora de 'La Vanguardia'. En 2013 publicó 'Memecracia', ensayo que adelantó la influencia del fenómeno de la viralidad. Su newsletter personal se llama 'Leer, escribir, internet'.
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