Tener a un amigo que vota a Vox
Los lectores escriben sobre la extrema derecha, la propuesta de Netanyahu de nominar a Trump para el Nobel de la Paz, la tauromaquia y la maternidad

Conozco desde que tengo uso de razón a una persona inteligente y bondadosa que, aparentemente, está en sus cabales. Ha hecho dos carreras y va camino de su segundo doctorado: el primero fue en Físicas y el segundo va a ser en Económicas. Se dice liberal. Y vota a Vox. ¿Cómo es posible? Lo tengo claro: por muy preparado que uno esté, cualquiera puede sucumbir al bombardeo propagandístico, al machaqueo de los bulos. Si tus únicas fuentes de información son ultraderechistas y si las amistades que frecuentas son terraplanistas, antivacunas y conspiranoicas, lo menos que puede pasarte es ser de Vox, a poco que sucumbas al sesgo de confirmación. Solo espero que esa persona asese con el tiempo y con el cariño que muchos le tenemos. Ojalá que no sea porque sus admirados extremistas lleguen al Gobierno y cometan tales barbaridades —previsibles— que le hagan caerse del guindo; quizá entonces fuera tarde.
Fernando Valiño García. Madrid
El mundo del disparate
Concordia, armonía, amistad, conciliación..., todos sinónimos de paz. Pero en el mundo del disparate y la sinrazón actuales puede tornarse en todo lo contrario. Si no, véase el dislate de un perseguido por la Corte Penal Internacional por sus crímenes de guerra en Gaza, Benjamin Netanyahu, proponiendo para el Nobel de la Paz a Donald Trump por su ataque sobre Irán, quien en menos de siete meses ha impulsado descabelladas medidas migratorias, eliminado los programas de asilo, fomentado las restricciones a la comunidad LGTBI, la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París y de la OMS, y llevado a cabo la eliminación de fondos para programas de diversidad e inclusión. Lo más grave del asunto es que el predicamento de estos mensajeros del odio avanza en un mundo cada vez más turbulento, irracional e inhumano.
Francisco José Eguibar Padrón. Madrid
Crueldad
Granada, tierra ensangrentada en tardes de toros es el título de una canción compuesta en el año 1932. Jamás pensé que a día de hoy yo seguiría viviendo esta ignominia. Nunca hubiera imaginado que a mis 70 años seguiría yendo a la puerta de la plaza para gritar “la tortura no es cultura”. Sí, se me parte el alma cuando veo que la violencia disfrazada de arte y de todo lo que el mundo del toro quiera, sigue instalada en este país “moderno y progresista”. Y sí, me parto entera cuando veo que los periódicos nos siguen ofreciendo esas terribles páginas ensangrentadas. Esta crueldad va más allá del entendimiento.
Dori Sabaniel Campaña. Granada
Libre
He dejado a mi hija de un año una semana con mi madre, mi padre y mi hermana. Pero el aire que he inspirado en estos días de realidad diferente me han dado esto: “Gracias mamá por acompañarme y sostenerme, en la vida que he elegido y de la que quieres, de forma consciente y con amor, ser parte. Por permitirme respirar cuando más lo necesito y cargar con el peso que cargo yo misma y hacerme feliz, pero sobre todo, por hacerme libre. Ojalá hubieras podido vivir esta sensación, de ser madre y ser libre, conmigo como hija, como yo me siento con la mía, gracias a que mi maternidad es sostenida, compartida y sobre todo eso, mía”.
Thais Platero Blanco. Madrid
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