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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los murales de Sijena, a Sijena con garantías

A las diversas administraciones corresponde buscar los medios técnicos que permitan hacer compatibles devolución, mudanza y conservación

Aspecto de la sala donde el Museo Nacional de Arte de Cataluña expone las pinturas murales de la sala capitular de Sijena.
El País

La sentencia del Tribunal Supremo que obliga a restituir a su emplazamiento original las pinturas románicas del monasterio de Santa María de Sijena (Huesca) que hoy se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) de Barcelona ha abierto un encendido debate sobre la necesidad de dar inexcusable cumplimiento al fallo judicial garantizando al mismo tiempo que las obras no se dañen durante o después del traslado.

Los antiguos murales fueron extraídos de Sijena en 1936, a raíz del incendio provocado en el monasterio en los primeros compases de la Guerra Civil. Tras años custodiadas —que no expoliadas— por el historiador y arquitecto Josep Gudiol pasaron a formar parte de la colección del MNAC, que las ha conservado y restaurado para mantener el esplendor de uno de los principales exponentes del arte medieval en España.

El fallo del Supremo, larga y razonablemente reivindicado desde Aragón, concluye que dichas pinturas no solo son propiedad de Sijena —extremo que nunca ha estado en cuestión— sino que estas deben volver a su lugar de origen. El hecho que la sentencia no concrete cómo debe llevarse a cabo esa vuelta ha provocado la alerta de algunos expertos, que consideran que existe un riesgo de daños para las obras, no solo durante su traslado, sino también debido a las nuevas condiciones del recinto de destino, el restaurado monasterio de Santa María de Sijena. A las diversas administraciones concernidas corresponde implementar los medios técnicos que, a la altura del siglo XXI, permitan hacer compatibles devolución, mudanza y conservación.

Es evidente que ante una sentencia tan clara como la del alto tribunal no cabe una nueva batalla política como la disputada en la pasada década entre las administraciones aragonesa y catalana por otras pinturas del monasterio oscense que se hallaban en el museo diocesano de Lleida. Ahora lo urgente es que los técnicos den con la mejor fórmula para dar cumplimiento a la decisión judicial. Por ello es importante la propuesta que ayer hizo el patronato del MNAC —entre cuyos miembros se cuentan la Generalitat de Cataluña y el Ministerio de Cultura— para crear un grupo de expertos, alejado de toda sombra partidista, que incluya también a técnicos aragoneses para hallar la solución. Esta propuesta, aceptada por el Gobierno de Aragón, debe permitir que las obras puedan ser trasladadas a su lugar de origen con los mínimos riesgos y que se evalúen de forma objetiva, es decir, con criterios museísticos, las condiciones de la sala capitular del monasterio.

Las pinturas de Sijena no pueden ser un rehén de ninguna Administración y deben ser tratadas como patrimonio del conjunto de la ciudadanía. Es, por tanto, razonable que los expertos puedan disponer de un plazo de tiempo prudencial para estudiar la fórmula del traslado. Tras décadas de polémica por el emplazamiento de las obras, lo que hay que evitar ahora son las prisas para tan delicada operación. Lo fundamental en estos momentos es dejar trabajar a los técnicos y evitar las tentaciones de alentar el enfrentamiento político.

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