Yo aún sí
Miguel Rellán le dijo a Fernando Navarro: “Esos que dicen ‘yo ya no’: yo ya no salgo, yo ya no ligo, yo ya no nada. Pues muérete, hombre”. Sabina es el “yo aún sí”


A última hora, Sabina cambió su arranque de concierto el lunes en Madrid. Iba a empezar con Lágrimas de mármol, pero lo hizo con Yo me bajo en Atocha. Yo me bajo en Atocha tiene una fuerza singular en el cancionero de Sabina. Todo el mundo se ha bajado en Atocha alguna vez, aunque sea para coger aire. Madrid es una ciudad que llegó a tener un parecido a la ciudad que inventaba Sabina en sus canciones, pero había que hacer mucho esfuerzo para seguirlas y, en algún punto, Madrid se cansó. Yo me bajo en Atocha, sin embargo, sigue siendo una canción compuesta ayer. Su “vuelva usted mañana” y su “sálvese quién pueda”, su “todo es ahora” y su “nada es eterno”. Al terminar de cantarla se emocionó. Se emocionó varias veces más: cuando recordó a Isabel Oliart, Sara Meret y Mónica Carrillo; cuando recordó a Chus Visor, Luis García Montero y a Benjamín Prado; cuando le cantó a Chavela Vargas; cuando dijo que cantaría Calle Melancolía; cuando se fue del concierto, cuando volvió al concierto. Arrugaba la mirada, mirando al público o al vacío. De camino a casa, pateando piedras, pensé en que quizá no contaba con seguir a estas edades, tanto tabaco y tanto whisky después, el ictus y luego la depresión, la muerte de los amigos, la separación de otros. De repente pasa todo eso y te ves a los 76 años encima de un escenario —ya sin moverte mucho, mirando de reojo el teleprompter— con el amor de tanta gente; es normal el estupor. Lo que le dijo Miguel Rellán a Fer Navarro: “Esos que dicen ‘yo ya no’: yo ya no salgo, yo ya no ligo, yo ya no nada. Pues muérete, hombre”. Hay en los conciertos de Sabina un mensaje político que viene a decir: yo aún sí. Hasta las letras de las canciones significan ya otras cosas, y da igual. Dijo una vez que el éxito había sido La Mandrágora y que lo que vino después fue una cosa más bullanguera, más de la chusma. Pero es que a veces la vida es eso: unos añitos para saber quién eres, y luego ya todo es orquesta y darle a los platillos.
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