Ir al contenido
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Trump debe presionar a Putin

El presidente de Estados Unidos no necesita más pruebas de que a Rusia no le interesa negociar una paz en Ucrania

Ilustración
El País

Si Donald Trump quiere de verdad que cese la matanza en Ucrania, debe utilizar todos los medios que tiene a su alcance, que no son pocos, para conseguir que Vladímir Putin acepte el alto el fuego incondicional de 30 días. Así podrán empezar unas auténticas conversaciones para la paz sin la presión permanente de los bombardeos rusos sobre la población civil como los que está sufriendo Ucrania estos mismos días. Ha sido decepcionante el primer contacto directo entre delegaciones de Rusia y Ucrania en Estambul que había sido convocado por Putin. Solo quería esquivar el alto el fuego promovido por Ucrania y los aliados europeos, sin aparecer ante Trump como responsable de la continuación de la guerra.

Al no acudir a la reunión después de haberla exigido y denegar incluso la presencia de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, el presidente ruso ha engañado de nuevo a su homólogo estadounidense. Sus enviados de bajo nivel llegaron con instrucciones precisas de rechazar el alto el fuego si no había una previa aceptación por Ucrania de renunciar a las cuatro provincias parcialmente invadidas, lo que sería equivalente a una capitulación ucrania. La delegación de Kiev, encabezada por el ministro de Defensa, y con el propio Zelenski desplazado a Turquía por si tenía que incorporarse, solo puso sobre la mesa el cese previo de los combates antes de empezar a negociar.

A pesar de la sima entre ambas partes y de la inconcreción sobre una futura cita, el encuentro al menos ha servido para acordar un masivo intercambio de prisioneros. Hablar siempre es mejor que matarse, pero Putin quiere hablar y matar a la vez, tal como se ha visto con los bombardeos rusos sobre civiles ucranios a las pocas horas de la reunión. Trump no debería necesitar más pruebas para reconocer que Putin no quiere la paz y es el responsable por entero de la guerra. Ante Putin no se ha visto todavía el principio de diplomacia a través de la coacción con el que Trump dirige su política exterior.

La estrategia negociadora de Trump en este caso, si es que se trata de una estrategia, es un error en sí misma. En su cabeza solo caben los jugosos negocios que persigue como contrapartida de una paz capaz de contentar al presidente ruso. Así es como se deshace en halagos a Putin, compra su narrativa de la guerra y cede de antemano hasta colocarse en una posición de perdedor. Están por estrenar muchas de las palancas que tiene, especialmente el endurecimiento de las sanciones, pero también el incremento de las ayudas militares y los suministros de armas a Ucrania.

Sobre el petróleo y el sector bancario de Rusia deben caer severísimas sanciones secundarias, que afecten a los países que permiten eludir el castigo a la economía rusa. Los líderes europeos reunidos en Tirana en las mismas horas se lo vienen pidiendo a Trump con insistencia. También le llegan presiones desde el Partido Republicano. Siempre comprensivo con Putin, en poco o nada ha valorado los esfuerzos ucranios y europeos. A fin de cuentas solo ha concebido la paz como resultado de un mano a mano bilateral entre él y Putin, por encima de Ucrania y de la UE, al estilo del reparto del mundo que hicieron Roosevelt y Stalin en Yalta en 1945, el escenario más satisfactorio para sus fantasías de pacificador y sus ansias narcisistas de reconocimiento.

Aclarada la posición rusa, la pelota está ahora en el tejado de Trump. Todavía sería peor si tirara la toalla y se desentendiera, como han insinuado ya sus colaboradores, hasta dejar la resolución del conflicto e incluso la seguridad de Ucrania en manos exclusivas de los europeos y sin participación de la OTAN. Si Trump sigue impasible sin presionar a Putin, toda la responsabilidad de la guerra recaerá sobre su cabeza y será una losa sobre la credibilidad internacional de Estados Unidos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_