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Cartas a la Directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Trabajar menos para rendir más

Los lectores escriben sobre la semana laboral de cuatro días, el cuestionamiento de la orientación sexual, la falta de un teatro para la Compañía Nacional de Danza y la impotencia de un padre por la falta de respuesta médica para su hijo

Operarias de la fábrica de mantecados E. Moreno 'Los Artesanitos', en la localidad sevillana de Estepa.

Durante décadas, la semana laboral de cinco días ha sido incuestionable. Sin embargo, cada vez más países y empresas están considerando la posibilidad de trabajar solo cuatro días, sin reducir salarios. Los resultados hablan por sí solos: mayor productividad, menor estrés y una mejora en la calidad de vida. Trabajar menos no significa rendir menos. De hecho, reducir la jornada obliga a optimizar el tiempo y a eliminar tareas innecesarias o repetitivas. El beneficio va más allá de la eficiencia. La pandemia nos lo enseñó: el bienestar no puede seguir siendo secundario. No se trata de trabajar menos, sino de trabajar mejor. La semana laboral de cuatro días es una evolución necesaria hacia un mundo más humano, sostenible y productivo.

Mauro Eder González García. Valencia

Tolerancia

Comía hace poco con varios familiares y uno de ellos, seguramente con buena intención, me espetó que al fin y al cabo yo tenía una relación “normal” a pesar de ser gay, porque no era tan promiscuo como el resto de mi “gremio”. En otras palabras, porque estaba casado con mi marido y vivíamos una vida “normal”. Lamento no haber reaccionado con rotundidad. Asistimos a un lento pero constante cuestionamiento de nuestra condición, y se está generalizando una especie de tensa aceptación porque no queda más remedio. Basta cualquier resistencia u oposición (véanse los gobiernos declaradamente hostiles incluso en Europa) para romper la delicada cuerda. Mientras no transformemos esa tolerancia en un decidido agradecimiento y afecto que permita “el encuentro con alguien distinto” (Byung-Chul Han, La expulsión de lo distinto), quedará mucho por hacer.

Ignacio Alonso Martínez. Madrid

Un país sin danza

Nacho Duato levantó la Compañía Nacional de Danza hace más de 10 años y la dio a conocer en los mejores teatros del mundo. Sin embargo, hoy somos el único país europeo que no tiene un teatro con compañía estable ni de danza, ni de drama, ni de ópera ¿Por qué no se toma en serio, ni se invierte en ella? El baile es el lenguaje de la libertad y su efecto sobre las personas no solo reside en el cuerpo, también en el alma. El público necesita la danza, y ella necesita su lugar.

Guadalupe Bohorques Marchori. Valencia

Sufrimiento de mi hijo

Mi hijo, José Pedro, con una discapacidad del 95%, fue ingresado la semana pasada en el hospital de Getafe por una tos persistente que no le deja dormir y que le impide respirar con normalidad. Los médicos nos indicaron que había que hacerle un TAC. Tras dos días sin noticias del TAC, hemos vuelto a casa sin fecha para la prueba y yo, jubilado de 70 años, ando buscando un centro privado que las haga, aunque no sé si me las puedo costear… Podría hacer demagogia y preguntar para qué sirven mis impuestos o si aquí también existen protocolos de la vergüenza que preseleccionan a quién se hace pruebas y a quién no. Pero no. Mi única pregunta es por qué se prolonga sin fecha el sufrimiento de mi hijo y se me traslada a mí, que no tengo ni los estudios ni los medios, la responsabilidad de ponerle fin.

Leonardo Carrascosa Escudero. Getafe (Madrid)

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