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Michoacán
Columna
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El ‘michoacanazo’

Michoacán ha puesto de cabeza el armado del discurso gubernamental. El fracaso de los gobiernos locales de Morena tiene un ejemplo en esa entidad

Juan Ignacio Zavala

La presidenta Sheinbaum enfrenta desafíos cada vez más complejos para los que no encuentra fácil solución y menos si hace uso de las herramientas del pasado reciente para salir del atolladero. El pasado ya está desgastado, el presente es inclemente y el futuro se asoma titubeante en forma de “michoacanazo”.

Desafíos es un eufemismo. Lo que enfrenta la presidenta son crisis que llegaron de la mano de aguacates y limones. Michoacán volvió a la escena nacional cuando el gobierno no encuentra todavía la manera de salir de la alarma en Sinaloa. Se juntan los problemas, se amontonan las urgencias, se agolpan las denuncias, se multiplican los conflictos. Eso se llama crisis y la tiene en política, comunicación, y seguridad. Las tres van pegadas.

En el tema de seguridad, es evidente que la presentación optimista de cifras ha quedado rebasada por la despiadada realidad. A la baja de miles de homicidios, bastaron dos asesinatos en Michoacán para darle la vuelta al asunto. Lo peor es que la situación amenaza con crecer en otras entidades. La primera reacción presidencial fue lamentable: la gastada diatriba del oponente, culpar al pasado, cada vez más remoto, de lo que sucede ahora. Las cuentas para atrás ya no salen porque hay que saltarse el sexenio anterior y entonces la denuncia queda hueca. Es cada vez más evidente que el sexenio pasado es un vacío, un hoyo negro que el gobierno actual no puede mencionar.

El plan para pacificar Michoacán contiene muy buenas intenciones como los anteriores que se diseñaron para atender los problemas en esa entidad, pero fundamentalmente hay que dedicarse a combatir a los criminales. Qué bien que el gobierno federal quiera crear “polos de desarrollo económico para el bienestar”, impulsar una “producción forestal sustentable”, que promuevan la entrega de “la nueva beca Gertrudis Bocanegra” y se habiliten “centros deportivos de alto rendimiento México imparable”, por tan solo dar unos ejemplos. Pero lo que los habitantes de Uruapan han pedido y, lo hizo el alcalde asesinado, es acabar, abatir a los criminales que les hacen imposible la vida. Quieren que la autoridad los defienda de los asesinos y extorsionadores no quieren jugar voleibol.

En el desorden que es la comunicación gubernamental, deberían empezar por poner algo de orden: guardar el disfraz de Batman, dejar de creer que viven en un comic; deja de acusar al asesinado por lo sucedido como lo hizo el secretario de Defensa al decir que ellos no faltaron a la seguridad, que la culpa fue del personal que nombró el muerto; o de acusar a los michoacanos de que lo que hacen no sirve como lo manifestó el vocero Jesús Ramírez Cuevas al decir que el aguacate, aunque se venda mucho, no genera “beneficios sociales”, y que los jornaleros en Michoacán tienen que atascarse de metanfetaminas para cumplir sus turnos de trabajo. El exvocero presidencial cree que los michoacanos no tienen salvación pues lo que producen no impacta y además se drogan. Qué bien. Mientras tanto la presidenta arremete contra un señor de edad porque “ni a chavorruco llega” y la emprende contra jovencitos tuiteros porque atentan contra su movimiento. Curiosas prioridades.

Michoacán ha puesto de cabeza el armado del discurso gubernamental. El fracaso de los gobiernos locales de Morena tiene un ejemplo en esa entidad. Creer que culpar a Calderón es redituable no tiene sentido. En Uruapan piden acción porque los criminales están en guerra contra la ciudanía y contra el gobierno. Eso es un hecho. Pero el gobierno insiste en que no está en guerra. Debería repensarlo, porque las bajas están de este lado.

@juanizavala

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Sobre la firma

Juan Ignacio Zavala
Consultor en comunicación política y analista de la vida política mexicana. Ha participado en diversos medios de comunicación como polemista y comentarista. Ha sido responsable de comunicación de instancias como el PAN, la presidencia de la República y la FGR. Es autor de varias novelas, entre ellas 'Polarizados, una guerra'. íntima".
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