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Generación Z
Columna
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¿Qué tan inconforme está la generación Z?

Los mexicanos menores de 28 años tienen niveles de descontento relativamente bajos y no encuentran en el crimen su principal motivo de movilización

Viri Ríos

Se espera que este sábado varias ciudades mexicanas experimenten protestas supuestamente convocadas por la generación Z, es decir, jóvenes menores de 28 años.

Digo supuestamente porque, a pesar de que los convocantes utilizan iconografía similar a la de la generación Z que derrocó al Gobierno de Nepal, investigaciones periodísticas han demostrado que el manifiesto y dominio web de la “Generación Z” que promueve las protestas en México no es orgánico, sino una creación de una agencia de marketing ligada a un exdiputado del PRI.

Así mismo, varias de las cuentas de redes sociales que inicialmente promovieron la marcha son las mismas que anteriormente promovían la “marea rosa” y otras movilizaciones asociadas a las oposiciones mexicanas y al PAN.

De hecho, el colectivo juvenil original de “Gen Z México”, que sí está conformado por jóvenes, se ha deslindado de la marcha del sábado, llamando a sus integrantes a no participar por considerarla “partidista” y por ser contraria a sus ideales. El colectivo ya se encuentra promoviendo marchas alternas con agendas como la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas.

Dicho lo anterior, no debe descartarse que algunos jóvenes efectivamente participen en la marcha del sábado de manera orgánica, ya sea por su cercanía con los grupos partidistas que la organizan, o por algo aún más relevante: el sentir de un legítimo agravio ante la situación de inseguridad que aqueja a México y que es la principal bandera de la movilización.

Es por ello que, se vuelve relevante entender qué tan agraviada se encuentra la generación Z mexicana. Para analizarlo, recurrí a datos del Latinobarómetro, una de las encuestas más prestigiadas y amplias de la región.

Los datos son interesantes.

Lo primero y más destacable de mi análisis es que, si bien la Generación Z tiene una mayor desconfianza del Gobierno federal (46%) que el resto de la población (53%), en general los niveles de desconfianza de la juventud mexicana son muy bajos. De acuerdo con datos de la encuesta Latinobarómetro, entre generaciones Z de 17 países de Latinoamérica, México tiene el cuarto nivel más bajo de desconfianza al Gobierno, solo por debajo de El Salvador (33%), y Uruguay (52%).

Esto no se debe a que los jóvenes mexicanos suelan confiar en su Gobierno. De hecho, apenas en agosto del 2018, el 82% de los jóvenes menores de 28 años desconfiaban del Gobierno federal, siendo México el séptimo nivel más alto de desconfianza de Latinoamérica.

Lo que realmente parece estar sucediendo en México es que, muy recientemente, los jóvenes han comenzado a sentirse afines al partido en el poder. El dato más revelador es que, hasta 2023, y con la excepción de 2015, los jóvenes solían votar en mayor medida por partidos opositores que gobernantes. No más. Nuevamente con datos de Latinobarómetro es posible identificar que, la mayoría de los jóvenes (73%) reportan querer votar por la coalición gobernante, aunque todavía en menor medida que el resto de la población (74%).

En comparación con otras generaciones, la Z reporta mayor confianza en el congreso (40% en gen Z vs. 31% en el resto de la población), el poder judicial (41% vs. 34%) y el instituto electoral (63% vs. 55%). También reportan, al igual que el resto de las generaciones, un nivel muy alto de confianza en las fuerzas armadas (52%), algo francamente asombroso en los jóvenes.

Los jóvenes de la generación Z mexicana parecen satisfechos. De hecho, la mayoría reporta que en México se encuentra algo o completamente garantizado el derecho a la participación política, la igualdad de género y oportunidades, la libertad de expresión y religión, e incluso la seguridad social.

Esto no significa que los jóvenes mexicanos no se den cuenta de que hay problemas. Eso lo tienen muy claro, particularmente en cuanto a los problemas de inseguridad. La mayoría de la generación Z reporta sentirse desprotegida ante el crimen (61%) y tener preocupación frecuente de ser víctimas de la violencia (65%).

Lo que esto refleja es más bien un hartazgo con las oposiciones tradicionales –lo cual es reflejo del rechazo expresado por varios grupos de jóvenes hacia la marcha convocada para el sábado– y un beneficio de la duda hacia el Gobierno en turno que se percibe en general como relativamente, que no del todo, más afín a sus inclinaciones ideológicas. De hecho, el 23% de los jóvenes de la generación Z se identifica con la izquierda en comparación con el 16% que lo hace con la derecha.

Hay algo adicional y que quienes convocaron a la marcha del sábado quizá no han entendido del todo: los datos muestran que la inseguridad suele ser una agenda política mucho más importante para las generaciones viejas que para las jóvenes. Entre la generación Z, solo el 20% de la población identifica al crimen o la seguridad pública como el principal problema del país, muy por debajo del 29% que se observa entre personas de 61 años o más.

Una agenda más atractiva para movilizar a las generaciones jóvenes mexicanas sería aquella relacionada con temas económicos y de capacidad de compra. Por ejemplo, el 24% de la generación Z reporta que el principal problema que enfrena México son las dificultades económicas o el alza en precios. Otro 15% reporta que tiene problemas de empleo, ya sea porque los salarios son muy bajos, porque obtienen empleos inestables o porque no hay suficientes oportunidades.

Una agenda encaminada a la generación de oportunidad económica y empleo digno podría ser abanderada por el doble de jóvenes que una de inseguridad.

La agenda económica empata con lo que observamos en las movilizaciones realmente convocadas por jóvenes. Los colectivos de generación Z, los reales, tuvieron una movilización el sábado pasado y en ella expresaron sus deseos: mejores empleos, mejor acceso a la vivienda y cambiar de raíz al modelo económico mexicano que, con justa razón argumentan, no generado suficiente bienestar y justicia social. Estos son temas que, en efecto, les interesan.

En suma, la generación Z mexicana se distingue por ser menos contestataria de lo que muchos suponen y por no colocar la inseguridad en el centro de su agenda política. Su descontento es moderado, su confianza institucional relativamente mayor que la de generaciones previas y sus prioridades se orientan hacia temas económicos, laborales y de bienestar. Pretender movilizarlos en torno a causas que no sienten propias, como las narrativas tradicionales sobre crimen, tendrá un efecto más acotado.

Los jóvenes mexicanos no marchan por miedo a criminales, sino por miedo a que el modelo económico les impida tener una calidad de vida digna. Solo estando en sintonía con esa agenda se podrán aspirar a representarlos.

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Sobre la firma

Viri Ríos
Académica y analista mexicana experta en política pública. Instructora en Harvard Summer School, ha sido profesora visitante en la Universidad de Harvard y Purdue, y académica invitada en el Wilson Center. Su libro "No es normal" recibió el Premio al Liderazgo Latinoamericano 2022. Doctora en gobierno por la Universidad de Harvard.
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