Ebrard, sobre los aranceles al acero y el aluminio: “Actuaremos con sangre fría para conseguir la mejor condición posible”

Frente al huracán Trump, México ha optado por el diálogo y no por una respuesta ofensiva, vía aranceles recíprocos. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha respaldado este jueves en la conferencia matutina la estrategia de “cabeza fría” de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, frente al muro arancelario de Donald Trump. El Gobierno de EE UU comenzó a aplicar aranceles del 25% a todas sus importaciones de acero y aluminio, incluidos los envíos de su vecino país del sur, este miércoles. Aunque la Administración mexicana buscó hasta el último momento el llegar a un acuerdo para esquivar estos impuestos, este objetivo no llegó. Ahora, el funcionario federal informó que siguen en negociaciones con Washington. “Actuaremos con sangre fría, y firmeza para conseguir la mejor condición posible”, dijo.

A diferencia de Canadá y la Unión Europea, quienes en respuesta a la ofensiva de la Casa Blanca ya anunciaron aranceles recíprocos a las exportaciones estadounidenses, la segunda economía de América Latina no considera, de momento, el poner aranceles “espejo” para castigar las compras de Estados Unidos, por el contrario, ha privilegiado el diálogo y confía en la carta de integración para convencer a Trump de que no le conviene gravar las importaciones mexicanas de estos dos insumos. “México esté en mejor condición por qué, porque estamos más integrados. Tenemos cierta excepcionalidad”, explicó Ebrard. En la misma línea, la mandataria Sheinbaum ha asegurado que su gabinete, principalmente Economía y Hacienda llevan meses trabajando en esta estrategia, de la que han optado en no dar más detalles debido a que las reuniones con Washington continúan.

El funcionario federal aseguró que, con esta estrategia que elude la confrontación, México conseguirá un mejor acuerdo, respecto a otros países, el próximo 2 de abril, fecha en que EE UU impondrá aranceles recíprocos a todas las naciones que le impongan tarifas a sus importaciones. “A nosotros nos parece una mala idea los aranceles al acero y al aluminio porque la integración entre México y Estados Unidos es muy alta. Esta es una medida que tomó el gobierno de EE UU de carácter global, ya nos pidió la presidenta que preparamos consultas para que más adelante podamos defender a nuestras empresas y lograr que sean revisadas esas tarifas”, comentó.

Ebrard anunció que a partir de esta semana se iniciarán consultas con la industria del acero y automotrices para evaluar medidas ante aranceles, pero la decisión final será hasta el 2 de abril, cuando conozcan la determinación de Estados Unidos. “Prepararemos consultas, que comenzaremos mañana con la industria del acero, el aluminio, industria automotriz. Tenemos que lograr la mejor condición posible para proteger los empleos. Hay muchas medidas que se pueden tomar, pero no las vamos a tomar intempestivamente”, zanjó.

México es el segundo proveedor de acero para Estados Unidos, solo detrás de Canadá. En 2024, la segunda economía de América Latina exportó acero al mercado estadounidense por más de 6.500 millones de dólares, un 80% del total de envíos internacionales que efectuó México, equivalente a más de cuatro millones de toneladas. Entre los productos más afectados por estos impuestos están las láminas de acero, ampliamente utilizadas en la construcción y la industria automotriz, los tubos de acero, necesarios para la industria petrolera y de construcción, así como los pedidos de estructuras metálicas y barras de acero. La mayor parte de las exportaciones de acero mexicano a EE UU se realizan en la franja fronteriza: el Estado de Nuevo León participa con un 36% de los envíos; en segundo lugar se ubica Coahuila con un 13% y Baja California con el 8,6%.