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Amy Pope: “Sheinbaum está decidida a impulsar el crecimiento económico, pero para ello necesitará contratar a trabajadores migrantes”

La representante de la Organización Internacional para las Migraciones habla con EL PAÍS sobre la integración de extranjeros a la fuerza laboral y los cambios en los flujos en América

Micaela Varela

Desde que Donald Trump cambió las reglas de los flujos migratorios del continente obligando a los migrantes a dirigirse al sur, la directora de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Amy Pope, tiene un reto mayúsculo por delante. Ante las deportaciones y la política hostil de Estados Unidos, los migrantes se encuentran con el dilema de regresar a los países de los que huyeron para escapar de la violencia o la pobreza, o bien iniciar una vida en México y buscar medios de vida para conseguirlo. Pope —quien fue la principal asesora de Biden en políticas migratorias y fue asesora adjunta en Seguridad Nacional para Obama— busca destrabar las vías burocráticas mexicanas y conseguir residencias para los migrantes que deseen trabajar. Asegura que los empresarios desean incorporarlos a su fuerza laboral, pero que actualmente la autorización puede demorarse meses. “Si nos fijamos en el ambicioso plan de la presidenta para México 2030, vemos que está decidida a impulsar el crecimiento económico. Está decidida a ver más inversión y la expansión de las oportunidades laborales aquí, en México. Pero, para lograrlo, necesitarán encontrar maneras de contratar a trabajadores migrantes”, asegura en entrevista desde el hotel InterContinental Presidente en Polanco.

Pregunta. En su quinta visita a México su principal objetivo es abrir el diálogo con las empresas para integrar migrantes residentes en México a la fuerza laboral. ¿Cómo han salido las conversaciones?

Respuesta. Hemos escuchado de forma unánime y abrumadora el interés de las empresas en contratar migrantes. También sabemos que los migrantes buscan trabajo. La clave es asegurarnos de que cuenten con el permiso de trabajo y la documentación necesaria para que podamos conectarlas con las empresas.

P. ¿Cómo han logrado que las empresas vean una oportunidad atractiva en la integración de los inmigrantes como fuerza laboral?

R. En realidad, no es muy difícil de vender y es algo que las propias empresas ya ven como una oportunidad. Actualmente, hay escasez de mano de obra en México y un nivel de empleo muy bajo. Muchas de las empresas con las que hablamos buscan trabajadores.

P. En una de sus visitas anteriores, en febrero del año pasado, lograron vías de colaboración con Cancillería para acelerar la inclusión de los trabajadores migrantes a través del programa Tent Partnership for Refugees, ¿hay resultados desde entonces?

R. Sí, pero no al nivel que nos gustaría. Al analizar por qué, todo se reduce a lograr que las personas completen los trámites. Por ejemplo, si un migrante no tiene la documentación necesaria, pero recibe una oferta de trabajo, se le podría permitir regularizar su situación rápidamente para que pueda aprovecharla. Eso es algo que se podría hacer. También sabemos que a veces hay una discrepancia entre la ubicación de los empleos [en el norte] y la de los migrantes [en el sur]. Es más fácil resolver este problema si conseguimos que los trabajadores obtengan la autorización de trabajo y así ayudarles a llegar donde se encuentran los empleos.

P. ¿Y cómo se garantizará que los trabajos a los que accedan sean trabajos dignos, con condiciones legales y salarios justos?

R. Ese es un rol importante que tiene que integrar en su planificación el Gobierno. Acceder a la economía formal es el primer paso y asegurar una supervisión adecuada y estándares laborales y salariales justos es el siguiente paso inmediato.

P. Las políticas migratorias de Trump han dado la vuelta al tablero a los flujos migratorios, ¿cómo está actualmente la radiografía en las rutas de América?

R. Hemos visto un cambio radical en la migración en las Américas. No hay la misma cantidad de migrantes que se dirigen al norte y hay menos migrantes que cruzan el Darién por un margen muy significativo. Ahora, por primera vez, vemos migrantes que se dirigen al sur y hay varios varados en México porque no tienen los medios para regresar a casa. También en Centroamérica, en Costa Rica y Panamá, porque no tienen los medios para cruzar el Darién y dirigirse al sur. Estos siguen siendo cuellos de botella graves. Sabemos por los migrantes, con los que hablamos, que enfrentan enormes peligros y explotación, incluso cuando intentan regresar a casa. Eso no ha cambiado.

P. Sin embargo, las deportaciones con Trump no han superado a las que se registraron con Biden, pero la gente percibe esta Administración como más agresiva y la vive con más terror.

R. Creo que la verdadera diferencia aquí es que son los migrantes los que toman la decisión de dirigirse al sur. Durante la era Biden rara vez veíamos flujos hacia el sur. Ahora, al no ver oportunidades y al escuchar cómo se está aplicando la ley en Estados Unidos, los migrantes eligen no ir. Percibimos que es un número mayor de deportaciones porque la vía de entrada a Estados Unidos es inexistente y porque el clima en Estados Unidos es hostil.

P. Con estas nuevas tendencias migratorias, ¿cómo se adaptarán las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de personas?

R. Si no existe una vía legal y segura dirigida por el Gobierno para que las personas se desplacen, los traficantes llenan esos vacíos. Es un problema de oferta y demanda y, sin oportunidades para que las personas se trasladen con una visa, por ejemplo, con una oportunidad laboral, la gente recurrirá a un contrabandista o traficante. Eso no significa que la única solución sea tener opciones para migrar a Estados Unidos. Hay necesidades laborales en todo el hemisferio: Canadá, México, Brasil, Colombia, y en todo el mundo. Existe la oportunidad en este momento de replantear y repensar cómo funciona la movilidad humana y de desarrollar soluciones más inclusivas y que respondan mejor a la forma en que se desenvuelve el mundo en este momento.

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Sobre la firma

Micaela Varela
Es periodista de EL PAÍS en Ciudad de México. Nacida en Argentina y criada en Valencia, España. Graduada en la carrera de Periodismo en la Universitat Jaume I y máster de Periodismo en EL PAÍS. Escribe sobre derechos humanos, sociedad y cultura.
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