El fin de una era en la Suprema Corte enfrenta por última vez a Sheinbaum y a Piña
En su informe final, la titular del alto tribunal afirma que lograron hacer su trabajo pese al “asedio”. La presidenta le contesta que con ellos acaba una etapa de “corrupción y nepotismo”


Ha acabado una era en el poder judicial mexicano e incluso el propio final ha provocado un enfrentamiento entre Claudia Sheinbaum y Norma Piña. La titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) rendía el martes su último informe: “Durante los últimos dos años y medio, la judicatura siguió trabajando, sin descanso, en un marco de condiciones de adversidad sin precedentes, bajo el asedio”. La queja ha sido cazada al vuelo por la presidenta de México, quien, preguntada por ello, no ha querido dejar sin respuesta a la ministra. “Terminó una era muy cuestionada por sus sentencias, por la corrupción, por la defensa de privilegios, por el nepotismo”, ha dicho este miércoles desde Palacio Nacional.
El 1 de septiembre comienzan en el cargo los nuevos integrantes de los principales tribunales de México: los nueve ministros de la SCJN, los cinco del Tribunal de Disciplina y los magistrados del Tribunal Electoral. Todos fueron votados en la elección judicial del 1 de junio, que terminó con los aspirantes que Morena proponía en sus acordeones al frente de las principales cámaras de justicia. Con el nuevo ciclo judicial a punto de empezar han crecido las dudas sobre los resultados de la consulta popular, incluso dentro del partido gobernante. Pero esto no afecta a la presidenta mexicana, que este miércoles ha repetido la idea que motivó la reforma judicial: “Inicia una nueva era en el Poder Judicial, elegidos por el pueblo de México, eso es lo que yo creo que tiene que quedar para nuestro país, es algo único”.

Antes de lanzarse a lo nuevo hay que cerrar lo viejo. En la mañana del martes, Norma Piña presidió su último acto en el máximo tribunal, para rendir cuentas del trabajo que había llevado a cabo el poder judicial federal desde enero de 2023, cuando ella salió elegida como la primera mujer presidenta de la Suprema Corte. Fue una despedida solitaria, en la que faltaron tres de los 10 ministros en funciones (Yasmín Esquivel, Lenia Batres y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena), los integrantes del Tribunal Electoral, la mayoría del Consejo de la Judicatura y también los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados. Sí estuvieron presentes algunos de los expresidentes la SCJN, como Luis María Aguilar o Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, o los consejeros José Alfonso Montalvo y Liliana Mónica Benítez, cercanos a Piña.
“A pesar de las calumnias, de la desinformación y de la agresión, sostuvimos con firmeza los pilares de la Constitución”, enunciaba la presidenta de la SCJN. “No respondimos con estridencias: respondimos con sentencias. No apelamos nunca a la confrontación: apelamos a la razón, al diálogo y al derecho, que es la manera que las sociedades han desarrollado para resolver sus problemas y diferencias con justicia, respeto y objetividad”, señaló, en línea con los mismos argumentos que abanderaba desde el inicio de su disputa con Andrés Manuel López Obrador.

Son muchos los críticos de Piña, que la identifican como disparador de la radical reforma judicial, ideada por López Obrador y ejecutada por Sheinbaum, que ha demolido el poder judicial mexicano para erigir otro encima. La todavía presidenta de la SCJN ha evidenciado las dificultades prácticas de su tensa relación con el Ejecutivo y el Legislativo, ambos en manos de Morena: “Entre 2023 y 2025, la Suprema Corte ha sido objeto de recortes presupuestales, el más alto de ellos para el presente ejercicio fiscal, en el que el Poder Legislativo determinó reducir el presupuesto en 714,4 millones de pesos: el más grande en, al menos, 15 años”.
En el último tiempo, Piña también tenía a la oposición en casa. La ministra Lenia Batres —elegida a dedo por López Obrador ante la falta de consenso en el Senado— se dedicó desde su nombramiento a oponerse al funcionamiento de la SCJN. Como ha recordado el ministro Javier Laynez, en su balance del martes, es ella quien más asuntos pendientes deja: de los 47 sin resolver en la segunda sala, 36 pertenecen a Batres. La ministra, al igual que Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, se mantienen en el cargo para la nueva etapa de la Corte. De las tres, solo Ortiz, como presidenta de la primera sala, estuvo presente en la despedida de Piña. Desde ahí aprovechó para lanzar también un mensaje a la titular de la SCJN: “Ha llegado la hora de empezar a saldar las deudas históricas que no solo persisten, sino que han cobrado altos intereses. No esperamos a que la historia nos juzgue. La historia se escribe con cada decisión que tomamos aquí y ahora”.
Antes de la clausura, Piña recordaba: “Hoy, tan solo concluye una etapa, no la misión. El rumbo del país no puede depender del aplauso ni del agravio, sino, como lo he sostenido, de trabajar hombro con hombro para hacer realidad los fines del proyecto nacional, contenidos en nuestra Constitución. Porque más allá de las diferencias legítimas, más allá de las interpretaciones que distinguen a una democracia constitucional viva, hay una verdad que no admite fisuras: todos somos mexicanas y mexicanos, y lo que nos une es la voluntad firme de que este país prospere, sea más justo”.
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