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Loretta Ortiz: “Ahí me tienes explicando a mis hermanas cómo votar. Sí está complicado”

La jurista ya tiene pensada la ruta de transición si sale elegida como presidenta de la Suprema Corte. Reconoce que la elección dejará “aciertos y desaciertos” y confía en que haya ajustes para que en 2027 “sea un ejercicio consciente e informado”

Loretta Ortiz, ministra de la Suprema Corte, en su oficina, en Ciudad de México, el 27 de mayo de 2025.
Beatriz Guillén

A Loretta Ortiz la elección judicial le va a costar la salud. La ministra ha dejado de dormir, ha perdido kilos, ha tenido gastritis, ha estado dando vueltas y vueltas a la cabeza: cómo hacer campaña para conseguir votos para este domingo sin dejar de lado su trabajo como titular de la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Además, adelanta, ya ha estado preparándose para todo lo que tendrá que hacer la presidenta de la nueva corte —que espera ser ella— para sacar adelante los 8.000 asuntos pendientes que van a caer como un alud el 1 de septiembre. “Es una verdadera obra titánica”, dice en su oficina actual del alto tribunal, llena de maceteros con espléndidas orquídeas blancas, “tenemos un plazo de seis meses, que eso está bien, pero, bueno, hubieran pensado un poquito más, en razón de que estábamos empezando y no todos tienen la experiencia de ministros, porque uno no se hace ministro de la noche a la mañana”.

Ortiz (Ciudad de México, 70 años) llegó a la SCJN en 2021, elegida por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador. Jurista, experta en derechos humanos y reconocida por su trayectoria en el derecho internacional, es una de las tres candidatas más famosas —junto a Yasmín Esquivel y Lenia Batres— de una elección llena de desconocidos. Fundadora de Morena, el partido que ha impulsado esta reforma, reconoce que el domingo va a dejar “aciertos y desaciertos”, pero que la elección se va a llevar a cabo aunque solo voten tres personas: “Ese arroz ya se coció”, resume, aunque concede: “Lo que sí se puede hacer es empezar a hacer una listita de todo lo que se debe de corregir para la siguiente, porque en el 2027 viene el otro paquete”.

Pregunta. ¿Por qué quiere mantenerse en la Suprema Corte?

Respuesta. Porque toda mi vida me he preparado para este momento. Me gusta lo que hago y además presto un servicio que es benéfico para el país.

P. Ha dicho en alguna ocasión que ser ministra de la Corte era su sueño desde pequeña.

R. Sí, tenía muy marcada la vocación. De chica me decían “justita.” Porque me daba por resolver todos los problemas de casa. Siempre decía: “Es que esto no es justo, esto no es correcto, esto no debe de ser así”. Y mi papá me puso el apodo, me decía: “Tú de veras debes ser abogada”.

P. ¿Por qué quiere ser presidenta de la Corte?

R. Porque es un momento histórico importante. El tránsito de por sí va a ser complicado y yo ya tengo ideado cómo hacerlo. El papel que juega la primera presidenta de la nueva corte es fundamental, porque va a sentar las bases para los demás años. La reforma se tiene que ajustar. Además, si llego yo a la presidencia, quiero transformar la última parte de la carrera de los abogados y que tengan un año de prácticas, como los doctores, para poder dar asistencia jurídica gratuita a todas las personas. Ya hablé incluso con la secretaria de Tecnología y con el secretario de Educación.

P. ¿Cree que el poder judicial que se va a elegir el domingo va a ser mejor poder judicial que el que había?

R. Sin la menor duda. Y nadie te lo puede decir con más conocimiento que tu servidora. Yo fui consejera de la judicatura federal, ninguno de los que está aquí se ha parado ahí, y fui presidenta de la Comisión de Carrera, integré la secretaría en vigilancia y disciplina.

Loretta Ortiz, candidata a ministra de la SCJN en la Elección Judicial de 2025.

P. Hace un par de años usted contó el caso de un juez en Estados Unidos que condenó a un preso mexicano a pena de muerte porque era popular. Entonces fue muy clara y dijo: “Los que aspiramos a ser ministros no podemos llegar por un voto popular”. ¿Qué ha cambiado?

R. Cuando se presentó el documento final de la reforma, que cambió sensiblemente el proyecto original, dije: “Esto ya amerita reflexionar”. Porque vi que era una ratificación más que una elección, que podíamos participar de manera automática los que estamos en funciones. Es una ratificación legitimada por la ciudadanía. Realmente el problema con el poder judicial es muy fuerte. No se arregla con una reformita. Te puedo platicar de un caso, que llegó al pleno, de 11 mujeres acosadas por 14 años, que tenían que pasar con un magistrado que las sobaba. Cuando llegó la audiencia conmigo le pregunté: “¿Qué me puede explicar, magistrado?”. “Usos y costumbres”, me dijo. Y así hay muchísimas mujeres, que las acosan o tratan de niñera, cocinera, chofera.

P. ¿De qué manera esta reforma ayuda a prevenir eso?

R. Por un tribunal de disciplina. Esa es la gran maravilla, que no existía.

P. EL PAÍS publicó una encuesta el lunes que revela que más del 70% de los votantes no conoce a los candidatos. ¿Qué consecuencias puede tener eso? ¿Qué clase de voto vamos a ver el domingo?

R. Esa es una gran falla, sin duda. Yo incluso presenté una denuncia al Tribunal Electoral, porque no dejaban que se promovieran las elecciones. Iba a haber debate que no hubo, tiempos en radio y comunicación que no hubo. Todo eso era para conocernos. Nosotras porque salimos diario en la televisión. Yo hice mi función, fui a repartir volantes. Ya recorrí todo el país completo: plazas, mercados, casa por casa, he hecho infinidad de cosas, con todo esto acotado.

P. ¿Incluso con el tope del presupuesto?

R. Sí, con el doble, que es de mi dinero y no me puedo sobrepasar. Muchos de mis viajes los tuve que hacer en automóvil, porque no podía pagar un boleto de avión. Entonces esto no puede seguir así. No es posible. Espero que en un futuro se corrija para que, ahora sí, la elección sea un ejercicio consciente e informado. No es por culpa de la ciudadanía, al revés, es por falta de las autoridades electorales que no se tomaron el tiempo necesario para capacitar a las personas de cómo votar, o sea, ahí me tienes a mí explicándole a mis hermanas. A la última le dije: “Ay, Luisita, apenas tengo tiempo”. “No, es que explícame, porque yo quiero ir a votar y cómo, es que no entiendo”. Le digo: “Sí, está complicado”. Entonces, ya me senté con ella. Hice un tutorial con mis cinco hermanas. Así ha de estar todo el mundo.

P. Usted fue fundadora de Morena. Ha explicado que dejó la militancia cuando fue elegida ministra, pero en alguna ocasión ha recordado incluso ese momento en el que le entregó el proyecto de la reforma eléctrica a López Obrador y él lo abrazó. ¿Le ha jugado a favor esta relación con Morena?

R. Para ser ministra, siendo honesta. También ahí le aciertas. Yo soy una común mortal, pero me he preparado mucho toda mi vida. Estaba en el momento adecuado en el lugar adecuado, pero si además le agrego que mi esposo era secretario de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y si a eso le agrego que fui fundadora de Morena, porque fui diputada, pues toda esa mezcla me permitió conocer al licenciado Andrés Manuel López Obrador. Yo hubiera querido ser la primera elegida y no fue así.

P. ¿Y haber sido fundadora de Morena, cercana a López Obrador, le juega a favor ahora, de cara a la elección del domingo?

R. Es difícil decirlo, porque puede ser de los dos lados. Puede haber personas que digan yo no voy a votar a ninguna persona que huela a Morena.

P. La nueva corte va a empezar con 8.000 asuntos pendientes y sin salas, que es donde más asuntos se resuelven.

R. El último mes me he machacado con cómo resolver ese asunto. Incluso ya lo había platicado desde antes, con la secretaria de Gobernación y la consejera jurídica, pero me dijeron: “No, no, ahorita no vamos a ver nada de eso, hasta que acaben las elecciones”. Pero yo soy una persona muy obsesiva y ya pensé: aquí no se trabaja los viernes, pero pues ahora sí.

P. No sé si eso va a ser muy popular.

R. Pues no, pero es que si no no vamos a acabar. Además seremos nueve ministros, no 11. Si llego a ser ministra presidenta, yo también voy a llevar asuntos. También hay que estar equipados de suficientes personas con capacidad de redactar sentencias. A veces mi esposo o amigos me hacían recomendaciones: “Es que este es buenísimo, salió de Columbia, no sé qué”. Y no, necesito personas que me sepan redactar sentencias. Es un perfil muy específico.

P. La corte que iniciará, ¿cree que va a ser más efectiva que la que ya está?

R. Tampoco. De inmediato, no. No, no. Pues no. Porque sencillamente varios nunca han sido ministros. Entonces, ya tengo planeado también como mis personas allegadas, los que son muy buenos secretarios, ayuden a los coordinadores de las ponencias para capacitar a sus respectivos equipos. Si hasta eso ya lo preví. Ya le digo que soy muy obsesiva.

P. ¿Esta es la reforma judicial que usted habría propuesto?

R. No. No. Yo le hubiera hecho otros cambios que espero que se puedan hacer en un futuro. O sea, es una buena reforma, pero no es la que yo hubiera propuesto. Yo hubiera incluido más refuerzo a los medios alternos de solución de controversias, a la mediación obligatoria. Pero por más que hice señales, no me hicieron caso.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.
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