Sheinbaum y Trump se enzarzan por el crimen organizado: “¿Cuántos detenidos por tráfico de armas hay en Estados Unidos?”
La presidenta mexicana exhibe sus logros en seguridad y freno a las drogas y protesta por el cierre de fronteras al ganado

El rifirrafe diario entre Estados Unidos y México deja esta jornada un nuevo capítulo a cuenta de las drogas y la seguridad, materia sensible entre ambos países fronterizos. En la firma de una ley que endurece las penas por el tráfico de fentanilo, el presidente Donald Trump ha dejado declaraciones hirientes respecto del “fuerte control” que tienen los carteles sobre México y lo “petrificadas” que están las autoridades de este país ante esa realidad, ha dicho, intentado “ser amable”. La respuesta inmediata de Claudia Sheinbaum, “sin querer entrar en conflictos con Estados Unidos”, ha tenido un tono de cierto hartazgo: “Se ha trabajado mucho en la caída de homicidios, en la incautación de drogas, en la frontera norte y se ha reducido un 50% el paso del fentanilo por la frontera”. La presidenta mexicana repite una y otra vez los logros de su gobierno en estos rubros, quizá los más fructíferos en lo que lleva de mandato, por lo que ha recordado a Trump que su problema es otro, la mucha adicción de la población estadounidense a las drogas sin que existan campañas para combatirlas.
Sheinbaum ha informado de que enviará un pequeño video para consumo de congresistas estadounidenses, también del propio Trump, “de todos”, sobre los avances en seguridad y tráfico de drogas en estos meses de su gobierno, pero ya ha advertido de que de nada servirá si en el otro lado no hacen su parte sobre el consumo, “que años atrás era la marihuana, luego la cocaína, después del cristal y ahora el fentanilo”, o sobre el tráfico de armas que llegan a México. “¿Cuántos detenidos hay allá por tráfico de fentanilo o de armas? Pocos, aquí todos los días”, ha exhibido la presidenta. “Y no es solo hasta ahora, seguiremos haciéndolo, hasta por una cuestión de humanidad”, ha añadido.
La llegada de Trump al poder tuvo como efecto una cascada de amenazas contra México para que reforzara la lucha contra los carteles, que él mismo declaró como organizaciones terroristas, y contra el tráfico de fentanilo, una epidemia que deja decenas de miles de muertos al año en Estados Unidos. Sobre estas premisas fundó sus castigos arancelarios, que no han dejado de imponerse a productos mexicanos a pesar de los progresos sostenidos que el gobierno de Sheinbaum ha ido mostrando contra el narcotráfico, del despliegue de 10.000 soldados en la frontera y de la entrega de 29 capos que ya estaban encarcelados para ser juzgados en el país de Trump. Pero cada día, el republicano sorprende con nuevas cuotas al comercio y con ruidosas declaraciones.
“Hoy sumamos otra derrota para los salvajes narcotraficantes, los criminales y los carteles que dominan México”, dijo el presidente al presentar su ley. “No podemos permitir que eso suceda, tenemos que hacer algo al respecto”, añadió. Como era de esperar, a Sheinbaum le han interrogado sobre ello en su conferencia matutina y se ha referido a esa “manera muy especial [que tiene Trump] de comunicar”. “No queremos entrar en conflictos, dialogamos, pero siempre teniendo presente nuestra soberanía y el principio de no injerencia”, ha señalado.
Pero los conflictos ya están. Y no son pocos. La presidenta se ha referido, por ejemplo, a los cierres de frontera que Estados Unidos establece para impedir la exportación de ganado mexicano como una vía de control de la plaga del gusano barrenador. “Lo que pedimos es que queden claros los criterios técnicos y de salud animal que se utilizan para cerrar la frontera. No puede ser que porque haya un animal infectado en Veracruz, a más de mil kilómetros de Sonora, digan que cierran la frontera, no, eso no puede seguir así”, ha protestado Sheinbaum con la serenidad habitual de sus declaraciones, pero con cierto cansancio.
El diálogo entre los equipos mexicanos y los estadounidenses no se ha roto en ningún momento y las llamadas entre Sheinbaum y Trump rondan la decena, pero ambos líderes no han tenido por el momento la oportunidad de sentarse frente a frente. La estrategia de México sigue siendo la misma que cuando empezaron las agresiones arancelarias estadounidenses con México, su principal socio comercial, con quien mantiene un tratado que dicta los términos para el intercambio de mercancías ente ambos países y Canadá. Pero el gobierno de Sheinbaum ya acusa cierto agotamiento ante tanta conversación y tan escasos resultados. La batalla contra el tomate, del que México exporta a Estados Unidos cada año por valor de 2.800 millones de dólares, ha sido la última gota en el vaso. El último comunicado emitido por las Secretarías de Agricultura y Economía sobre este aspecto manifestaba el descontento porque las propuestas ofrecidas no se hubieran tenido en cuenta en Estados Unidos “por razones políticas”, sin que mediaran argumentos objetivos. La exportación del tomate mexicano al país vecino ha sido finalmente gravado con un 17,09%. Continúan las negociaciones.
La guerra de declaraciones que precede o sucede a las conversaciones diplomáticas no tiene visos de frenarse en el corto plazo. Desde que llegó Trump al poder es el pan de cada día entre ambos países y el horizonte se adivina lejano, a menos que los líderes se sienten y devuelvan las conversaciones al marco del tratado de libre comercio. Quizá de esa forma.
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