CAMeNA y Casa Centroamérica, las iniciativas que hilan décadas de exilios en México
Ambos espacios albergan bibliotecas, documentos y testimonios de quienes han huido de sus países, desde las dictaduras argentina o chilena hasta la nueva oleada que parte de Guatemala, Nicaragua y El Salvador

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La Colonia del Valle de la Ciudad de México alberga dos iniciativas que hilan el tiempo, de pasado a presente, con las historias de las personas latinoamericanas exiliadas en México. En la sede la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), se encuentra el Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (CAMeNA), que se ha dedicado a preservar y a difundir, a través de la memoria de quienes huyeron de sus países la historia de los movimientos sociales, políticos y de resistencias que se desarrollaron en la región, principalmente durante la segunda mitad del siglo XX.
A menos de 3 kilómetros de allí, en la Colonia del Valle Norte se encuentra Casa Centroamérica, una iniciativa fundada en 2024 por personas exiliadas de esa región, para construir un archivo que registre la verdad histórica de quienes están huyendo de los regímenes autoritarios que se han instalado en esa región, desde la Nicaragua de Daniel Ortega a El Salvador de Nayib Bukele.
Los exilios del pasado
“La memoria la hacemos todos, por lo tanto, todos tenemos derecho a ella”, dice la fundadora y responsable de CAMeNA, Beatriz Torres, para explicar los fundamentos que movieron la creación de ese centro. Torres es investigadora y activista chilena, exiliada de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), y reside en México desde 1979.

Con mucho ímpetu y con un tono de voz que refuerza con un leve golpe de su dedo contra la mesa, Torres cuenta que los 22 fondos de archivos y la biblioteca de CAMeNA se han construido por medio de donaciones. La colección más grande llegó gracias al periodista argentino exiliado en México Gregorio Selser (1922-1991). Para ella, la mejor manera de entender América Latina es a través de este autor, así que sus libros y documentos, que el periodista pudo salvar cuando escapó de la dictadura militar de Jorge Rafael Videla (1976-1981), son vistos como un gran aporte que el Centro brinda a los mexicanos. En CAMeNA, cuenta, también tienen las fuentes de investigación, registros históricos, textos y documentos personales que conforman todo el pensamiento y creación literaria que produjo el argentino durante su exilio y vida en México.
Selser, por ejemplo, enfocó su trabajo a explicar las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica, por lo que una gran parte de su obra consistió en documentar la vida del revolucionario nicaragüense, Augusto César Sandino, razón que lo llevó a enfrentar persecuciones, restricciones y censura en Argentina.
En CAMeNA también producen libros, televisión (canal 21) y radio (en asociación con Radio Netherlands): todo abierto al público para su consulta presencial y virtual. También realizan diplomados sobre la historia de la militarización en América Latina y respaldan investigaciones, incluyendo algunas que se adentran en los testimonios de vida de las personas latinoamericanas exiliadas en México desde el siglo XX.
Los exilios del presente
Mientras CAMeNA teje la verdad histórica de toda una región que se fabricó, en gran parte, desde México, en Casa Centroamérica, la construcción de la memoria se teje en tiempo presente. Lo hacen por medio del registro, sistematización y publicación de testimonios de las personas que se encuentran exiliadas en México a consecuencia de la persecución política y criminalización que enfrentan en sus países: Guatemala, Nicaragua y El Salvador.
La coordinadora del área de memoria, la politóloga guatemalteca Bettina Amaya Rossi, explica que vieron la necesidad de hacer memoria, porque es un ejercicio de liberación para las personas exiliadas. Además, recuerda que no es la primera vez que sucede, ya que en el pasado se han dado tres épocas de destierros centroamericanos en México y ahora es necesario hacer este nuevo registro histórico.

Para Amaya Rossi, es importante visibilizar el trabajo e historia de las personas exiliadas, porque es una práctica de fuerza, de resistencia y persistencia y del derecho a existir de las personas, sin importar en el territorio en que se encuentren. Esto lo hacen por medio de entrevistas a quienes han llegado a México. También lo logran por medio de jornadas de memoria y círculos de bordado, en donde tejen los objetos que dejaron al salir de su país y que les gustaría tener en México, con hilos de colores. Es parte de un ritual para sanar, recordar y reconstruir una vida desde el exilio.
Yubelka Mendoza, periodista nicaragüense exiliada en México desde 2022, que es parte del equipo responsable de memoria, detalla que, durante las entrevistas, las personas han encontrado un espacio para contar la verdad. En sus países de origen, los regímenes autoritarios solo buscan borrar la memoria, y apropiarse de la historia. Entonces, los testimonios se convierten en una herramienta muy poderosa para el futuro y para que estos relatos puedan servir a la justicia, cuenta la periodista. Es un trabajo que le impidieron hacer en Nicaragua.
“Revisando la historia, te das cuenta de que ha habido muchos procesos políticos que obligaron a otras generaciones a irse de sus países. Entonces, hacer memoria de ese trayecto ayuda a ver que en México ha habido personas exiliadas no solo de Centroamérica, sino otros países de la región que han aportado a la construcción de este país”, añade Amaya Rossi desde su oficina, que también es una pequeña biblioteca en construcción de libros de autores centroamericanos, que al igual que CAMeNA, se nutre de muchas donaciones.
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