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La osa Xin Xin, el último panda mexicano cumple 35 años

Es el único ejemplar en el mundo que no ha nacido en China, vive en el zoológico de Chapultepec y ha superado su expectativa de vida por 15 años

Xin Xin descansa en su hamaca en el zoológico de Chapultepec, el 30 de abril.
Joaquín Patiño

Xin Xin, el último panda mexicano está por cumplir 35 años, la misma edad que tenía su tía Shuan Shuan cuando falleció en 2022. La expectativa de vida de esta especie es de 20 años, pero los animales bajo cuidado profesional en un zoológico llegan a vivir más que en vida silvestre porque amenazas como predadores, cambios extremos del clima, falta de agua, de lluvia, de alimento quedan eliminados. “Hay personas a las que no les gusta que estos animales estén en zoológicos; sin embargo, hemos aportado a la conservación de muchas especies que no existirían si no fuera por zoológicos y centros de reproducción”, comenta Fernando Gual Sill, médico veterinario zootecnista y director general del zoológico de Chapultepec. “Gracias a eso el panda gigante se está recuperando y se ha movido de casi extinto, en vida silvestre, a una clasificación de vulnerable”.

Para celebrar las tres décadas y media de Xin Xin, la Secretaría del Medio Ambiente organizó una serie de actividades para este domingo 29 de junio a partir de las 11.00 horas. Una será la tradicional danza del león, presentada por el Centro Cultural Chino en México, un premio para quien la dibuje mejor, la partida de un pastel y escribir buenos deseos en tiras de papel de colores en una actividad típica china conocida como Tanzaku.

El último panda de Chapultepec

Un hombre contempla con ojos curiosos al panda que busca descansar en su hamaca antes de que el sol se termine de colocar en cenital y haga insoportable el calor. Hace como que no escucha, pero está atento a lo que Fernando Gual Sill dice sobre Xin Xin e interrumpe en cuanto se hace un silencio. “Es la primera vez que escucho que en esta especie hay hembra y macho. ¿Verdad que los pandas, o las jirafas, son hermafroditas? No hay ‘pandos’ ni ‘jirafos’, se reproducen entre ellos”. Gual Sill se ríe y le responde “vaya a ver a las jirafas, allí se le ve que una es macho y otra hembra”. La discusión dura diez minutos. Es acalorada por parte del visitante y graciosa por parte del especialista.

Una hora antes, una familia de Mexicali, que fue solamente para ver el panda, afirma con tono dudoso, “son torpes, ¿no?”. El director se vuelve a reír. “Son tan carismáticos y cuando son bebés son tan activos que, igual que un niño, suben y bajan, se deslizan en la resbaladilla y se caen; bueno, aquí se trepan a un árbol y a veces se les rompe la rama y caen. Pero es eso”, concluye el zootecnista.

Fernando Gual Sill, el director general de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre frente el habitat del panda Xin Xin

El panda en Chapultepec no es cualquier cosa. Su nombre significa esperanza, “la esperanza que tenemos de que la especie, los pandas gigantes, se conserven y sobrevivan a las amenazas”, dice el director general del zoológico. Es cría de un legado importante y único. En 1975, China regaló una pareja de pandas a distintos países, entre ellos Estados Unidos, Rusia e Inglaterra, por mencionar algunos. A México llegaron Pe Pe y Ying Ying el 10 de septiembre, ambos tenían un año de vida. Este par tuvo siete crías, una de ellas fue Tohui, la mamá de Xin Xin y el panda más famoso en la historia de México por una canción que le dedicó Yuri en 1982.

No queda mucho en la herencia de esas legendarias parejas más que el panda gigante de Chapultepec. México es el único país que posee una cría de esas parejas y Xin Xin es el único ejemplar en el mundo que no es de origen chino. En noviembre de 2023, Washington subió a sus tres ejemplares a un Boeing 777 y los mandó a China, y el zoológico de Atlanta también devolvió los suyos a finales de 2024.

Oriunda de Ciudad de México, Xin Xin no puede ser reclamada por el país asiático, a diferencia de Tian Tian, que habitaba en Washington, o Lun Lun y Yang Yang, residentes temporales en Atlanta, que eran pandas cedidos por la diplomacia china bajo un contrato definido.

personas observan a Xin Xin, el panda de 34 años

Ahora que iguala la edad de Shuan Shuan, Gual Sill sabe que al panda está cada día más cerca de morir. El zoológico de Chapultepec se quedaría sin su panda gigante y lo que pase en el futuro “depende de la embajada de la República Popular China”, dice el zootecnista con la mirada perdida. “Hemos platicado con el embajador y con los funcionarios del interés que tenemos de seguir participando en la conservación del panda, pero eso dependerá de China”. Se nota el cariño que le tiene el médico veterinario zootecnista y director del parque a la última descendiente. La mira con ojos sonrientes y se emociona explicando cómo las personas confunde su curiosidad por torpeza.

“Lo importante ahora es que la gente aproveche y venga a conocer a Xin Xin”, concluye. “Tenemos la fortuna de conocer un panda vivo y cerca de nosotros”. Eso es lo valioso de los zoológicos, que fomentan la conservación de las especies y crean en los visitantes una experiencia inolvidable, añade el médico veterinario. “Los niños se asoman y se asombran, ven un animal vivo, lo sienten, observan cómo se comportan. Yo recuerdo de niño cómo veníamos a formarnos aquí horas para ver a Tohui”, dice. Ahora pasa horas supervisando los animales que alguna vez vio y se asegura que vivan en las mejores condiciones posibles.

Gual Sill muestra un álbum de fotos que la República Popular China obsequió junto a los dos pandas que llegaron en los 70.

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Sobre la firma

Joaquín Patiño
Es periodista y redactor de tendencias en EL PAÍS México. Fue director creativo y coordinador de video de Branded Content en Cultura Colectiva.
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