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Estrella Araiza: “Una de las labores sustantivas de los festivales de cine es vencer al algoritmo de las plataformas”

La directora del certamen cinematográfico de Guadalajara, que cumple 40 años, señala las dificultades para preservar el festival como espacio de formación y convivencia

Estrella Araiza en la Cineteca Nacional, en Ciudad de México, el 30 de mayo del 2025.
Andrés Rodríguez

Estrella Araiza estaba en modo de conteo regresivo cuando se celebró esta entrevista, en la Cineteca Nacional en Ciudad de México, hace una semana. Este viernes dio inicio la 40 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, pero en aquel momento, la directora del evento, de 44 años y nacida en la capital de Jalisco, no tenía cabeza para otra cosa que no fuera el séptimo arte. Incluso en sus aretes llevaba la Palma de Oro, el máximo galardón otorgado por el Festival de Cannes. Su rostro, “entre pánico y responsabilidad”. Y no es para menos, ya que se trata de un importante aniversario para la comunidad cinéfila y la industria cinematográfica en México e Iberoamérica. Es el festival de cine más longevo del continente y un importante escaparate para la difusión y promoción de su industria.

A Araiza, que trabaja desde hace 10 años en el festival y que asumió el mando de capitana desde 2019, le ha tocado navegar este barco en medio de una marea de cambios y tormentas. Desde la irrupción de las plataformas digitales, asumir y dar cabida a la diversidad de voces que buscan contar su realidad a través del cine, hasta la encallada relación del sector cultural con el Gobierno durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, debido a los recortes. Todo eso mientras mantiene al certamen tapatío para que siga siendo de interés para cinéfilos y nuevos públicos del cine de autor.

Pregunta. ¿Cómo ha visto la evolución del festival en estos 40 años?

Respuesta. El festival empezó de una manera que todavía sigue, que tiene que ver muchísimo con la flexibilidad de un momento histórico cinematográfico. En la industria del cine, en los últimos años, hemos visto un montón de cambios tecnológicos, ideológicos, de plataformas, de espacios reales. No sé si haya habido otra industria que ha tenido tantos cambios, tan profundos, rápidos y convulsivos en menos tiempo. Y cuando nació el festival, que al principio era una muestra, yo creo que la idea que tuvieron en mente era de hacerlo más flexible. Si estudias las programaciones de los primeros años, veías cinco películas mexicanas y dos argentinas. No había una competencia. Entonces, no había ningún problema con que esas películas existieran. Año a año veo, y me da gusto, que de repente aparece un premio. Primero fue el de crítica. Después apareció el premio del público. Todo responde a lo que sucedía entre la comunidad que estaba en la muestra de cine en ese momento. A mí sí me da mucho gusto que hayamos aprendido a ser flexibles.

P. Hay cine fantástico, de terror, producciones hechas en Jalisco, cine queer, documental. ¿Cómo valoran la amplitud de voces que se presenta en el festival?

R. Creo que es súper importante tener contenidos diversos. Ningún cine es tabú. Ningún cine debería estar prohibido y tenemos que hacer un escaparate de diversidad. Hace como dos ediciones me dijeron, ¿por qué no haces como un mashup [combinación] entre las distintas categorías y entonces dejas de tener un foco al cine queer? Ahí fue que dije, no. Todavía es necesario y, desafortunadamente, es necesario seguirle poniendo un foco de atención. Como es necesario ponerle un foco de atención al cine de personas con discapacidad. Y estos focos son la única manera en la que nosotros podemos lograr que medios, públicos específicos, que personas particulares puedan decir, ¡ah, claro, a mí me gusta! Las competencias se han logrado y se han hecho respondiendo a una necesidad. A veces de la comunidad, a veces de la industria. Es nuestra manera de organizar un poquito nuestros pensamientos cinematográficos.

Estrella Araiza, directora del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

P. Ted Sarandos, presidente de Netflix, dijo que las plataformas están salvando al cine y que la experiencia de las salas está desactualizada. ¿Los festivales aún deben mantener esa tarea o idea de preservar esa experiencia?

R. Yo creo que ya cambió. Los festivales empezaron en Europa como un movimiento político para poder platicar y discutir las películas que se sabían como propaganda política. Estos espacios de discusión se convierten en lo que ahora nosotros conocemos como festivales. Al cine siempre lo quieren matar. Al cine lo estaban matando desde la tele. Lo mataron ahora también desde que aparecieron las plataformas, o sea, al cine como espacio de convivencia. A los festivales nos quieren un poco encasillar en el mismo tour, así como ya se va a acabar el cine. Ya apláquense. Dejen de hacer esos festivales. Pero casualmente, los festivales le estamos poniendo el foco de atención a lo que se consume en las plataformas. Hay películas que pasan a través de nosotros y si te metes a Google, el primer o segundo hit es el Festival de Guadalajara. Esta película pasó por este festival y la ven por eso.

P. ¿Es cómo una forma de enfrentarse al algoritmo de las plataformas?

R. Estamos venciendo un poco a este algoritmo infinito de ‘qué chingados veo’. Todo el pinche tiempo estamos scroll para abajo, para arriba, para un lado, para el otro. Creo que una de las labores sustantivas de los festivales de cine tiene que ver con vencer y escapar del agujero negro que es ese algoritmo.

P. ¿Han cambiado las dificultades o desafíos a la hora llevar a cabo un festival?

R. Me parece que nosotros ahora tenemos que empezar a ser más cualitativos, porque lo cuantitativo es con lo que mides una fábrica que hace jeans. En algún momento sí llegamos como a 350 películas. Es ridículo. Creo en la afición del público por el cine, en la conexión de los seres humanos. Este año vamos a proyectar alrededor de 170 películas. Para mí es muchísimo más difícil poner esta cantidad respecto al número que presentamos hace 10 años. Hace una década tuvimos un presupuesto de 20 millones de pesos mayor que el que tenemos ahora. Cada vez es más difícil hacerle ver a más personas que lo que nosotros hacemos, las conexiones, el desarrollo de formación de talentos, todos los programas de industria, son muy importantes para los que luego quieren hacer cine.

Desde el sexenio pasado se está diciendo que ahora es cuando estamos haciendo más películas mexicanas. Yo no, ¿nosotros quiénes? Porque el que tú hagas una película de fórmula específica, de una plataforma, no es hacer cine y no es desarrollar un talento cinematográfico. Nosotros sí seguimos siendo un espacio donde se puede desarrollar ese talento. Cada vez cuesta más. Es algo que no se va a resolver pronto, porque hasta que no se vea cuáles son los beneficios que trae el tener un festival de cine, como los que tenemos en México, hasta entonces es que se van a dar cuenta de que es necesario preservarlos.

P. Los ajustes al presupuesto público durante el sexenio de López Obrador afectaron a la industria cinematográfica y al sector cultural. A casi un año de esta nueva Administración, ¿ha cambiado algo?

R. Es muy complicado, porque cuando estaba López Obrador, quien dirigía el Imcine [Instituto Mexicano de Cinematografía], era María Novaro. María es una mujer que siempre fue por muchos años muy cercana al festival. Todas sus películas las presentó ahí. María entendía muy bien cuál era la labor del festival y lo quería apapachar, pero ella no podía. Le tocó como una suerte de complicaciones entre administrativas y de cambios. En ese sentido, siento que no pudo apoyar al festival como a ella le hubiera gustado. Daniela Alatorre [la nueva directora del Imcine] es mucho más joven. Creo que no sabe todavía cómo antes se apoyaba desde el Gobierno federal a los festivales. Porque a ella no le tocó. Creo que ahorita es una oportunidad para nosotros y para ellos de entender cómo funciona el ecosistema y, a lo mejor, de rectificar el camino para que así nos ayuden a los festivales de siempre. Lo quiero ver como un nuevo comienzo. Lo que pasó en el sexenio de López Obrador fue brutal, porque México dejó de tener representación en festivales internacionales. Una de las consecuencias que tuvo eso es que en el último Festival de Cannes no hubo ninguna película mexicana. Tenemos que aprender de la historia, de lo que hacen, de la toma de decisiones y las consecuencias que tienen para toda nuestra comunidad.

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Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México
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