La cultura trata de limar las asperezas que marcan la relación entre México y España
El reconocimiento al Museo de Antropología se une al galardón de la fotógrafa Graciela Iturbide, distinguida con el Premio Princesa de Asturias de las Artes por su “mundo hipnótico”. Dos premios para empezar a cerrar las heridas abiertas entre ambos países


La cultura parece dispuesta a limar las asperezas que marcan la relación entre México y España. En un momento de tensiones diplomáticas entre ambos países, dos premios que llegan desde la monarquía española parecieran querer poner un bálsamo para cerrar las heridas abiertas. El reconocimiento al Museo Nacional de Antropología de México, Premio Princesa de Asturias de la Concordia, se une al galardón de la fotógrafa Graciela Iturbide, distinguida con el Princesa de Asturias de las Artes por su “mundo hipnótico”. “Es un gesto por parte de la Corona española, ya dieron el primer pasito, espero que continúen en ese proceso de reconocimiento pleno a las grandes civilizaciones del pasado, a los pueblos de hoy y a las grandes atrocidades que se cometieron en la llamada conquista española”, ha dicho la mañana de este miércoles la presidenta Claudia Sheinbaum al conocer sobre el galardón a Antropología.
El mundo de la cultura de México ha mostrado su agradecimiento por la distinción que llega desde la Casa Real española, aunque en la discusión están también activa las diferencias que tensan las relaciones a ambos lados del Atlántico. Uno de los primeros en reaccionar al anuncio ha sido el escritor e historiador Enrique Krauze, que también es editor de la revista Letras Libres, que se publica en México y España. “Qué gran gesto de concordia el otorgamiento del Premio Princesa de Asturias de la Concordia al gran Museo Nacional de Antropología e Historia”, ha festejado el intelectual mexicano. “Ojalá que el Gobierno de México responda con la misma noble moneda“, ha agregado en referencia a la controversia diplomática.
La disputa comenzó en 2019, cuando el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Rey Felipe VI una carta del Gobierno mexicano en la que exigía que pidiera perdón por los excesos cometidos por los españoles durante la conquista de México en el siglo XV. La Casa Real dejó la misiva sin contestar y comenzó un momento de tibias relaciones con Madrid. Cinco años después, el equipo de Claudia Sheinbaum, electa como presidenta en las elecciones de junio pasado, decidió no invitar al Felipe VI a su toma de posesión, lo que fue considerado como una situación insólita a la que España respondió con su ausencia total en el evento. El hielo se ha mantenido por ambos lados, pero la mañana de este miércoles parece que la cultura intentar abrir un diálogo que por fin sane las heridas abiertas.
Los más altos cargos de la cultura mexicana han reaccionado con alegría y optimismo al reconocimiento a Antropología. Claudia Curiel, la secretaria mexicana de Cultura, dijo que “celebraba” el reconocimiento a “una institución que resguarda el mayor acervo arqueológico del país y muestra la grandeza de las culturas fundadoras y vivas de México”. La funcionaria recordó que el recinto es “obra emblemática” de Pedro Ramírez Vázquez y Jaime Torres Bodet, creadores de la arquitectura que lo convierte en un símbolo de México. “El museo es también una expresión de belleza que junto a obras de reconocidos artistas lo convierten en un ícono de la arquitectura mexicana. Mi reconocimiento a quienes han hecho de este recinto un espacio vivo, de investigación crítica y acceso al conocimiento, para comprender la complejidad, la fuerza y potencia cultural que representamos en el mundo”, explicó Curiel. Aunque no hizo referencia a la controversia diplomática, su mensaje puede ser una muestra de una posible apertura al diálogo entre dos países que tienen un amplio intercambio cultural. Como muestra, el año pasado el invitado de honor de la Feria del Libro de Guadalajara fue España.
El jurado del premio ha reconocido en su fallo que el museo es “heredero de una larga tradición en defensa y preservación de una parte esencial del patrimonio antropológico de la humanidad que, al mismo tiempo, expresa las señas de identidad de una gran nación en las que su gente se reconoce”. Desde la organización del galardón han explicado que el recinto “ha sido concebido como espacio de reflexión sobre la herencia indígena de la nación mexicana” y recuerdan que “mantiene una relación estrecha con España y la cultura española, ya que en sus salas se encuentran también objetos del período virreinal que reflejan la fusión de las culturas indígena y española y la relación bidireccional que históricamente se estableció entre estas, nutriéndose y enriqueciéndose mutuamente”. Es justamente lo ocurrido durante la conquista, el centro de la disputa que reclama México. Y que también ha dividido a los intelectuales y artistas del país.
“No me parece mal que el personal del Museo de Antropología sea premiado, pero tampoco me parece un hecho que debiera ser más trascendental, salvo por el hecho de que este es uno de los aparatos ideológicos más importantes del Estado mexicano”, dice el crítico, curador e historiador del arte Cuauhtémoc Medina, una de las voces más prominentes del arte en México. “Va a acabar complicándose este reconocimiento en una serie de fantasmas ideológicos inmanejables, porque el museo es la inscripción de una multitud de ideologías constituyentes del Estado mexicano. La más simple es este argumento constante de que hubo un antes de México que implica que el Estado mexicano se asume como la continuidad de los grupos y naciones que fueron colonizados. El Museo, además, establece la centralidad de Tenochtitlan, de manera que es al mismo tiempo la representación de esta ideología y de un mecanismo de dominación extraordinariamente eficaz”.
Medina destaca que en la discusión se debe incluir también el papel que el Estado mexicano ha jugado contra las poblaciones indígenas, largamente olvidadas y sumidas en la pobreza y el atraso. “El Estado nuevo mexicano, en términos efectivos, fue mucho más destructivo y genocida de las comunidades sobrevivientes de las naciones precolombinas que el momento virreinal. De manera que sí, sería preferible que este lamentable episodio derivado de la demagogia se dejara atrás, pero el hecho mismo de que este premio ocurra no me parece más que una oportunidad para señalar la profunda deshonestidad intelectual de ambas posiciones”, agrega. “Ojalá sea una manera en que los dos estados dejen de pelearse por una simbología que no quieren siquiera entender”, afirma el historiador del arte. Por el momento, parece que la cultura pretende dar respiro a una disputa que mantiene alejado a dos países con una gran relación histórica.
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