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Los españoles tiran cada vez menos comida por la subida de los precios, el táper y el compromiso social

El desperdicio de alimentos en los hogares baja por cuarto año, un 21% desde 2020, según el último informe publicado por el Ministerio de Agricultura

Un mujer coloca una bolsa de basura en un contenedor en Segovia el pasado 9 de julio.

Cada segundo, los españoles tiraron 35 kilos de comida a la basura en 2024. En total, los hogares desperdiciaron 1.125 millones de kilos, un 21% menos desde 2020. En el informe publicado en agosto, el Ministerio de Agricultura atribuye esta evolución sobre el derroche en los hogares al aumento de los precios de la cesta de la compra, al teletrabajo, al uso del táper y a una mayor conciencia social.

El despilfarro se produce a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde el campo hasta la mesa. Pero más de la mitad lo generan las familias, según datos de la Unión Europea. El promedio en los Estados miembro es de 72 kilos por persona. En España esa cantidad baja a 23,6 kilos, un 27% menos que hace cuatro años.

Los hogares son el único tramo de la cadena alimentaria con cifras oficiales actualizadas. Los datos surgen de encuestas a 4.000 familias. El informe de Agricultura concluye que los españoles desperdiciaron el 3,7% de los alimentos y bebidas que compraron. El 77,6% lo tiraron sin utilizar y el 22,4% restante eran sobras de platos cocinados. Ignacio de los Ríos, director de la cátedra de Banco de Alimentos de la Universidad Politécnica de Madrid, estima que cada persona pierde “entre 150 y 400 euros” al año por tirar comida.

Los españoles alimentaron en 2024 sus cubos de basura principalmente con frutas (32,4%), verduras y hortalizas (13,8%) y lácteos (6,9%) sin utilizar. Sin embargo, respecto al año anterior aprovecharon mejor el pan, las verduras y hortalizas —que se consumen tanto que están en ambas categorías— y el vino, con 7,28 millones de kilos menos desperdiciados. En cambio, también frente a 2023, aumentó el despilfarro de frutas, leche líquida y pasta tal como se compraron.

Cuanto más altos son los precios, menos se desaprovecha. Agricultura comprobó que la inflación provoca que los ciudadanos tengan más en cuenta el esfuerzo, el tiempo y los medios empleados en la preparación de los alimentos. También contribuye el hecho de llevar la comida al trabajo, ya que calculan mejor las raciones. Pese a ello, todavía persisten malos hábitos como comprar de más, servir raciones excesivas, una mala conservación o tirar productos envasados cuando ha pasado su fecha de consumo preferente, pero no la de caducidad.

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