Olga Sesé, experta en sueño: “Si un niño recibe mucha ayuda de los padres para dormir no sabrá gestionar los despertares”
La también escritora publica ‘Mi cama fantástica’, en el que aborda el momento de dejar la cuna. Para la experta, acumular horas de descanso de día y de noche es fundamental para que los más pequeños procesen correctamente lo que están aprendiendo


Dormir es una de las necesidades básicas del ser humano, y más cuando se trata de un niño. Pero el sueño intermitente de los bebés es uno de los clásicos problemas a los que se enfrentan los padres. Esta es una de las dificultades que cambió la vida de Olga Sesé (Barcelona, 1979), primera coach del sueño en España certificada hace más de 10 años. Recientemente, ha publicado su tercer libro, Mi cama fantástica (Penguin, 2025), en el que aborda el paso de la cuna a la cama de los pequeños, junto a sus posibles miedos a esta transición, a través de un cuento ilustrado y una serie de consejos para los padres.
El paso a la cama es una señal de que algo está cambiando: se hacen mayores y aparecen necesidades que antes no existían y que pueden ser problemáticas en algunos casos. “Tienen miedo a estar más solos, aparecen pesadillas u otros terrores nocturnos”, explica la experta en sueño infantil. Acumular horas de descanso es fundamental para los más pequeños: “Según cada etapa tienen que dormir unas ciertas horas para procesar lo que están aprendiendo y para regularse”. En esta historia enfocada a niños de edades entre 3 y 4 años aprenden ellos y también los padres.
PREGUNTA. En el libro menciona el método BabyREM, que consiste en un análisis personalizado del sueño del menor, rutinas ajustadas a la edad, fomentar que el bebé aprenda a dormirse y acompañamiento familiar. ¿Cómo lo define usted?
RESPUESTA. Es una forma de trabajar. Estudié en el Parenting Health Institute, organización online asentada en California que ofrece una certificación para convertirse en un consultor holístico de sueño infantil y maternidad, allí obtuve una amplia formación en maternidad, sueño infantil y en las distintas metodologías existentes en el área. Empecé a aplicar unos métodos estándares que empezaron a funcionar, y con el paso de los años los he ido adaptando, y así se ha quedado un método propio. No es rígido, sino “empieza por aquí”, y vamos viendo si el niño se va adaptando; si lo hace, perfecto; si no, lo vamos cambiando.
P. ¿Por qué decidió ser coach del sueño infantil?
R. Cuando era madre primeriza mi hijo se despertaba unas 8 o 10 veces en la noche, y era un drama. Unos meses se aguanta, pero cuando ya llevas seis ves que es insoportable y algo hay que hacer. Nadie te enseña. En el hospital te dan cuatro tips de poner un pañal, la ropita, la cremita o dar el pecho, pero de dormir nadie te dice nada.
P. ¿Cuál es el momento ideal para que los pequeños duerman solos y cómo abordarlo? ¿Es mejor avisarles con antelación o decidirlo una noche?
R. Hay que avisarles. Hay niños que de entrada ya no duermen en cuna, porque no les gustan los barrotes y con seis meses los pasan a una camita bajita. A los que duermen bien en cuna, siempre digo a los padres: “Aguantad ahí todo lo que podáis”. Parece que no, pero con sus barrotes se sienten protegidos. Creo que el paso debe ser cuando el pequeño ya no cabe en la cuna o cuando pasa de los dos años y medio, casi tres. Ahí son conscientes y hablan, y les puedes explicar qué pasa. Recomiendo decírselo con dos o tres semanas de antelación porque, además, a los menores les gusta que les digas que se están haciendo mayores. E incluso que sean partícipes: si compramos sábanas, que nos ayude a elegirlas; si hacemos la cama, que nos ayude.

P. Si un niño no se siente a gusto en la cama, ¿puede volver a la cuna?
R. No pasa nada por volver unos meses más. Me pasó con mi hijo. Me dijo que sí, pero después estaba muy nervioso, y decidimos aplazarlo a después del verano, cuando ya estaba bien. Este segundo intento puede ser a los meses o más tiempo, cuando veamos que el pequeño está preparado. Si hay espacio en la habitación, se puede hacer en paralelo: que estén cuna y cama. La noche en la primera, y las siestas en la segunda, hasta que se le vea convencido del cambio.
P. ¿Qué pasa si un niño no duerme bien?
R. Puede pasar que por un factor externo, como calor o dolor, no lo haga. Otra cosa es que no sepa dormir y necesite constantemente la ayuda de los padres. Dormimos a través de ciclos de sueño. Al acabarlo, te giras, te tapas y sigues durmiendo. Cuando te despiertas, te da la sensación de que has dormido del tirón, pero te has ido despertando. Si un niño recibe mucha ayuda de los padres para dormir no sabe gestionar estos despertares. “Como mi mamá me ha dormido en brazos, necesito constantemente que me duerman en brazos”, porque se ha acostumbrado. Y el hecho de no hacerlo le choca, se pone a llorar o se enfada porque no puede hacerlo solo. Lo que se trabaja con los pequeños es que ganen esa independencia, que aprendan a dormirse solos, porque así por las noches van a saber gestionarse como adultos. Habrá momentos que necesite comer cuando son bebés, pero las 10 veces que se despierta por la noche no son para comer. Imagina un día que no has dormido bien, te levantas por la mañana hecho polvo y no rindes; pues el primer año de vida es aprendizaje 100%. Si su cerebro no está descansado se pierde ese aprendizaje, y puede ir con un poquito más de retraso, pero luego se va recuperando.
P. ¿Cuántas horas es recomendable dormir según la edad de los niños?
R. Es cambiante. Los recién nacidos tienen que estar prácticamente todo el día dormidos. Conforme van creciendo, las horas de sueño diurnas disminuyen y aumentan las nocturnas. A partir del año ya se establece una siesta de dos horas, por ejemplo, y unas 11 de media de noche hasta los 10 u 11 años. La siesta es importante en bebés y niños: con seis meses, necesita hacer tres al día; de siete a ocho meses, dos; y con un año, una. Cuando vamos a dormir producimos melatonina, que es la hormona que nos relaja y nos induce al sueño. Por la mañana nos despertamos y producimos cortisol. Un niño que no descansa va produciendo cortisol para mantenerse activo todo el día, y este funciona como una adrenalina. Si no duerme durante el día llegará por la noche como una moto, porque no ha descansado. Según cada etapa tiene que dormir ciertas horas durante el día para descansar, procesar lo que están aprendiendo y regularse.
P. ¿Qué recomendaciones daría a los padres?
R. Siempre hablo de comunicación y hablar con los hijos. Intentar entender qué les preocupa, empatizar, saber qué puede pasar y validar sus emociones. A veces todo es correr, que se solucionen las cosas rápidas, y necesitamos un poco de tiempo para que lo entiendan. Hay que tener paciencia, que sabemos que a veces cuesta. Y con el sueño también.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
