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Trump asegura que la paz en Ucrania está cerca, pero Rusia apunta a lo contrario

Zelenski espera que al presidente de EE UU se le agote la paciencia con Putin mientras su ejército se prepara para más años de guerra

Donald Trump y Volodímir Zelenski

En la Rusia de los años noventa, los aforismos del primer ministro Víktor Chernomirdin, producto de gazapos y confusiones, se convirtieron en un género en sí mismo, las chernomirdinki. “Queríamos lo mejor y acabamos como siempre”, es uno de los más famosos. Es una frase que podría aplicarse a las actuales negociaciones de paz para Ucrania.

Los esfuerzos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por pacificar el país invadido por Rusia van camino de cumplir un año, cuando había prometido culminarlas en 24 horas. En su último intento, celebrado este domingo en Florida con su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, y con el líder ruso Vladímir Putin al otro lado del teléfono, Trump afirmó que esta vez están “mucho, quizás muchísimo” más cerca de un acuerdo. Un día después, Moscú anunció que se replanteaba las negociaciones tras acusar a Kiev de haber cometido un supuesto ataque con 91 drones contra una residencia secundaria de Putin justo tras la reunión de Zelenski y Trump. El presidente ucranio negó los hechos y señaló que era un pretexto del Kremlin para volar las conversaciones.

La realidad, sin embargo, parece diferente: nada apunta a que el Kremlin tenga intención de parar su invasión hasta que capitule Kiev. Según apuntan diversos analistas, la hipotética entrega de la región oriental de Donbás no saciaría al presidente ruso.

Son estas unas negociaciones extrañas. Lo habitual es que los expertos de ambos lados discutan primero los aspectos técnicos y luego los presidentes se hagan la foto. En este conflicto es Trump quien improvisa sus conversaciones con dos mandatarios que pugnan por poner de su lado al poderoso líder estadounidense o, al menos, no enfadarle.

Zelenski ha aprendido a tratar con Trump. Lo demostró su cara de póquer cuando el presidente estadounidense aseguró el domingo a su lado que Putin quiere la paz. Zelenski ya no replica desde aquella entrevista que terminó en bronca en la Casa Blanca el pasado febrero. Para Zelenski, antes que su orgullo, es prioritario conseguir que Estados Unidos sea su aliado. Él mismo admitió la semana pasada que la ayuda militar estadounidense, sobre todo la información de inteligencia, continúa siendo “crítica” y difícilmente sustituible por parte de los socios europeos en la OTAN.

El presidente ucranio secundó desde Florida las palabras de Trump de que se están produciendo “grandes resultados” en las negociaciones con Estados Unidos. Pero sus palabras tienen un doble sentido, porque Zelenski busca elogiar a Trump y ganarse su favor. Está convencido de que Rusia no aceptará su plan de paz y que la guerra continuará. Tarde o temprano, es lo que persigue Zelenski, el líder estadounidense terminará por cansarse de esperar a Putin.

“Los representantes rusos mantienen largas conversaciones [con Estados Unidos] pero en verdad los que hablan por ellos son los misiles y los drones. Putin y su equipo no quieren terminar la guerra”, escribió Zelenski el 27 de diciembre tras un nuevo gran bombardeo ruso sobre Kiev.

Dos planes diferentes

El resultado son dos planes de paz diferentes sobre la mesa de Trump. Uno, el que promete a Moscú de 27 puntos, que es parte de lo hablado por el presidente estadounidense con el ruso en su cumbre de Alaska del pasado agosto. Otro, el que maneja con Zelenski de 20 puntos, y que ha sido parcialmente consensuado entre Kiev y Washington.

El Kremlin —conocido por mentir a menudo sobre sus intenciones, como pasó con su negación en 2021 ante la inminente invasión de Ucrania— está siendo esta vez muy claro. Tanto Putin como su círculo han remarcado que no quieren treguas y solo aceptarán una paz que satisfaga sus exigencias en lo que denominan “las causas profundas del conflicto”.

“Este plan [de 20 puntos] es radicalmente diferente de los 27 puntos en los que hemos estado trabajando con Estados Unidos”, advirtió este domingo el viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov. Dos semanas antes, el asesor de exteriores de Putin, Yuri Ushakov, dijo que las propuestas consensuadas en el borrador de Washington y Kiev son “completamente inaceptables”.

Ucrania, apoyada por una Unión Europea marginada de las conversaciones, propone una tregua sin condiciones que congelara el frente en su posición actual. Moscú rechaza la idea. “No hemos discutido esto ni una sola vez. Hemos discutido varias opciones para una solución a largo plazo, pero replicar el problema coreano [la división de la península de Corea en 1958 sin un acuerdo de paz formal] nunca se ha discutido. Si se introducen estos cambios, nos opondremos firmemente, nuestra postura parecía clara a los estadounidenses”, advirtió Ushakov. Trump, según han indicado este fin de semana representantes del Kremlin, ha pasado de ser partidario de un alto el fuego previo a considerarlo innecesario.

Una hipotética retirada ucrania de Donetsk y Lugansk (las dos provincias que componen la región de Donbás) tampoco supondría el final de la guerra. Pese a no dominarlas, Putin se anexionó en su Constitución estas provincias y Zaporiyia y Jersón por completo en septiembre de 2022. “Estos cuatro territorios son parte integral de la Federación de Rusia”, zanjó Riabkov hace unas semanas.

Sin señales del Kremlin

El jefe de la inteligencia militar ucrania, el general Kirilo Budánov, explicó el domingo en la televisión estatal Suspilne que no percibe señales, ni desde el frente de guerra ni desde la estructura del ejército ruso, que indiquen que el Kremlin se disponga a suspender la invasión en el medio plazo.

Budánov da por hecho que Moscú cumplirá en 2026 con su objetivo de reclutar a más de 400.000 nuevos soldados. El año que viene la guerra seguirá pese a las negociaciones, añade Budánov, porque Rusia da muestras de que sigue sus objetivos estratégicos: “Su planificación militar está claramente definida. Obtener el control total de la región de Donetsk, el máximo avance en la región de Dnipropetrovsk y continuar las operaciones en las regiones de Zaporiyia y Jersón”. El jefe de la inteligencia ucrania subraya que la prioridad del invasor para 2026, al margen de las negociaciones, es tomar el control de todo Donbás y avanzar lo máximo posible en Zaporiyia. Rusia ha ocupado todo Donbás, excepto un 25% de la provincia de Donetsk.

Putin intenta mostrar a Trump que ostenta una posición de fuerza en las negociaciones. El dirigente ruso se disfraza de militar y reúne a su Estado Mayor cada vez que el norteamericano recibe a Zelenski para hablar de la guerra. Este fin de semana fue la sexta vez que lo hacía dentro de un edificio que podría ser tanto un centro de mando cercano al frente como unas oficinas en Moscú. El mensaje siempre es el mismo: el ejército ruso avanza imparable.

“Nuestro interés en la retirada de las fuerzas ucranias de los territorios que ocupan se ha reducido a cero”, dijo desafiante Putin horas antes de la conversación con Trump. Riabkov también recordó que otra exigencia inapelable es el reconocimiento internacional de la anexión ilegal rusa de Crimea en 2014.

Uno de los objetivos del Kremlin con estas negociaciones es desestabilizar la política interna ucrania. Al mismo tiempo que Moscú exige a Kiev elecciones presidenciales en mitad de bombardeos, Ushakov rechazó este domingo conceder una tregua temporal para que los ucranios voten en referendo un hipotético acuerdo de paz.

Kiev quiere garantías reales de seguridad de Occidente para firmar la paz. Ucrania teme que se repita lo sucedido con el memorando de Budapest de 1994, cuando entregó las armas nucleares soviéticas a cambio de unas promesas que Moscú rompió con la ocupación de Crimea y su invasión de 2022.

El Kremlin no rechaza unas garantías para Ucrania que incluyan su firma. Pero en sus negociaciones con Estados Unidos no solo ha vetado la presencia de tropas extranjeras en territorio ucranio, también ha demandado que la OTAN aleje sus defensas hasta la frontera alemana.

Una de las propuestas de paz estrella de Europa es el despliegue de fuerzas de paz en Ucrania, la llamada “coalición de los voluntarios”. “Las ambiciones [de los políticos europeos] les ciegan: no solo no les importan los ucranios, sino que tampoco su propia población […] Ya hemos declarado cien veces que [estos contingentes] se convertirán en un objetivo legítimo para nuestras Fuerzas Armadas”, remarcó este fin de semana el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

Zelenski reveló el pasado octubre, pocos días antes de iniciarse las discusiones sobre el plan de paz estadounidense, que Ucrania se prepara para dos o tres años más de guerra con el suficiente apoyo europeo. Este se materializó este diciembre, cuando la UE acordó un nuevo paquete de asistencia financiera hasta 2027 valorado en 90.000 millones de euros.

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