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Argelia declara “crimen de Estado” la colonización por Francia durante más de 130 años

La ley aprobada por el Parlamento de Argel reclama a París “excusas formales” y “compensaciones” por las matanzas y torturas, el racismo, el saqueo de recursos y la contaminación causada por pruebas atómicas

Las relaciones de Argelia con Francia, su metrópoli colonial entre 1830-1962, han alcanzado uno de sus puntos más bajos en 63 años de independencia. Como culminación a una espiral de ruptura diplomática, desencadenada en 2024 por el reconocimiento implícito por París de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, el Parlamento argelino ha aprobado este miércoles por unanimidad una ley que declara “crimen de Estado” la colonización francesa. El país magrebí reclama a la potencia europea “excusas formales” y “compensaciones” por las matanzas y torturas, la discriminación racial de la población autóctona, el saqueo de recursos y la contaminación causada por pruebas atómicas en más de 130 años dominación.

El texto legal aprobado, de validez interna inmediata pero de difícil repercusión jurídica internacional a la hora de exigir indemnizaciones, establece que el “Estado francés debe asumir las responsabilidades de su pasado colonial en Argelia y las tragedias que ha engendrado”. Argelia plantea la ley adoptada como “un acto de soberanía” y “un mensaje claro, tanto al exterior como al interior, de que la memoria histórica nacional no se puede borrar ni negociar”, en palabras del presidente de la Asamblea Nacional Popular (Cámara baja del Parlamento), Brahim Bughali, durante un debate legislativo previo citado por la agencia estatal de noticias APS.

Argelia reclama “la compensación plena y equitativa por todos los daños materiales y morales causados ​​por la colonización francesa”, entre ellos la descontaminación de los campos de tiro donde Francia efectuó sus primeras pruebas nucleares. Entre 1960 y 1966 (hasta cuatro años después de la independencia), Francia hizo estallar 17 bombas atómicas en el Sáhara argelino, que dejaron un rastro de radiación perdurable que afectó a unos 40.000 civiles, en su mayoría nómadas.

En la esfera interna, la nueva legislación argelina prevé penas de hasta cinco años de cárcel, privación de derechos civiles y políticos y elevadas multas para quien “promueva” la colonización o niegue su carácter de delito. Frente al carácter altamente simbólico en el plano internacional de la norma aprobada en plena crisis diplomática con Argelia, el Ministerio de Asuntos Exteriores francés ha declinado hacer comentarios sobre “un debate político en otro país” durante su tramitación legislativa. Desde que el presidente Francés, Emmanuel Macron, reconoció antes de su llegada al Elíseo en 2017 que la colonización francesa de Argelia constituyó “un crimen contra la Humanidad” Francia no ha vuelto a dar pasos en materia de memoria histórica sobre el país norteafricano.

Tras la publicación del informe encomendado por el presidente al historiador francés Benjamin Stora en 2021, Macron advirtió de que Francia no tiene previsto pedir perdón ni declarará su arrepentimiento por los 130 años de colonización de Argelia, aunque sí se mostró dispuesto a promover “actos simbólicos” de reconciliación y homenajes a las víctimas que han quedado olvidadas.

Stora, nacido en 1950 en la Argelia entonces francesa, propuso la creación una comisión “de la memoria y la verdad” constituida por expertos de ambos países. Entre otras medidas, planteó la conmemoración de masacres de argelinos en Francia o de los harkis —musulmanes que combatieron con Francia contra la independencia—, así como la localización de los restos de desaparecidos de ambos bandos.

La conquista de la entonces provincia otomana de Argelia a partir de 1830 se llevó a cabo en medio de matanzas, revueltas armadas, deportaciones de la población local, y estuvo seguida por la llegada masiva de colonos franceses que ocuparon las zonas más productivas de su territorio. Entre 1954 y 1962 el Ejército francés libró una sangrienta guerra colonial contra fuerzas nacionalistas argelinas en las que se registraron entre 500.000 y 1,5 millones muertos argelinos, según distintas fuentes históricas.

Franceses encarcelados

El choque entre Argel y París se agudizó en 2024 con la condena a cinco años de cárcel al escritor franco-argelino Boualem Sansal, de 81 años y enfermo de cáncer. Sansal, autor de algunas de las novelas recientes más traducidas y leídas en lengua francesa, fue juzgado por “atentar contra la integridad del Estado”, tras haber declarado a una revista francesa que parte del territorio argelino formó parte de Marruecos.

Sansal ha sido utilizado como “rehén” y “cabeza de turco”, según sus abogados, en el fuego cruzado del conflicto diplomático surgido entre Argel y París sobre la antigua colonia española del Sáhara Occidental. El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebún, le indultó el pasado noviembre, después de haber permanecido entre rejas durante un año, gracias a la mediación de Alemania.

Un mes después, el periodista deportivo francés Christophe Gleizes, de 36 años, fue condenado en Argelia a siete años de prisión por “apología del terrorismo”. Su familia ha solicitado también el indulto presidencial para el reportero, encarcelado desde el mes de junio tras ser detenido en la región bereber del este de Argel mientras escribía un reportaje sobre el club de fútbol de la ciudad de Tizi Uzu, cuyo presidente está encuadrado en el Movimiento para la Autodeterminación de la Cabilia (MAK), considerado como terrorista por el Gobierno de Argel. En un acto celebrado en París el pasado día 14 proclamó, el MAK proclamó la independencia de la Cabilia en una acción sin repercusión para el nacionalismo bereber argelino.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.
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