Víktor Yúshchenko, expresidente de Ucrania: “El diálogo con Putin es una pérdida de tiempo”
El veterano político ucranio es pesimista con la estrategia de Trump y cree que la única manera de terminar la guerra es armando a su país y presionando a China


El mundo recuerda a Víktor Yúshchenko (Joruzhivka, Sumi, 71 años) por el convulso 2004. Todavía pueden identificarse en su rostro las cicatrices que le dejó el envenenamiento que sufrió en las elecciones presidenciales de aquel año. Cientos de miles de personas tomaron por primera vez la plaza de Maidán de Kiev, en la Revolución Naranja, para protestar contra el amaño electoral que dio la victoria al prorruso Víktor Yanukóvich. Los comicios se repitieron y Yúshchenko fue elegido como el primer presidente de Ucrania que apostaba sin ambages por romper con Rusia.
Yúshchenko mantiene hoy un perfil público discreto, rehúye la atención mediática porque terminó agotado de la lucha política durante sus años en primera línea, según admite durante un encuentro con periodistas internacionales organizado el 17 de octubre por el grupo de comunicación Your City Media Hub. El lugar de la entrevista es en la villa de Kiev que le sirve de oficina, en una sala de reuniones en la que destacan objetos de su fe cristiana y retratos de figuras históricas de la identidad ucrania.
El expresidente asegura que, pese a la guerra, su país ha evolucionado en cuanto a valores democráticos y a unidad nacional. Pero admite “pesimismo” sobre la estrategia diplomática de Donald Trump para negociar con Vladímir Putin el final de la guerra. “Es un callejón sin salida”, afirma el exjefe de Estado ucranio al valorar la cumbre que esperaban mantener en las próximas semanas en Hungría el presidente ruso y el estadounidense.
“Es un criminal, debería pudrirse entre rejas como un animal, nadie debería dar la mano a un asesino”, proclama Yúshchenko sobre Putin. “El diálogo con él es una pérdida de tiempo, la paz es una derrota para él, sería su final político y quizá también físico”, añade sobre la estrategia del presidente ruso: “Putin gana tiempo con múltiples iniciativas vacías, quiere demostrar que tiene una solución, pero no tiene ninguna porque, repito, a lo que más teme es a la paz, sería su derrota”.
“Apaciguar a Putin no sirve de nada”, asegura Yúshchenko, que no duda en comparar la situación actual con los prolegómenos de la II Guerra Mundial. Quien firme un acuerdo con el autócrata ruso podría estar repitiendo el aciago papel que desempeño en 1938 el primer ministro británico Neville Chamberlain, dice el antiguo presidente, cuando creyó haber conseguido un acuerdo de paz con Hitler a cambio de aceptar la anexión alemana de los Sudetes en Checoslovaquia: “Me parece que estamos terriblemente cerca del mismo trágico escenario”.
Yúshchenko basa sus temores en la historia reciente, en concreto, en la vista gorda que hicieron las potencias europeas cuando el Kremlin invadió en 2008 parte de Georgia y cuando en 2014 se anexionó ilegalmente Crimea y apoyó el levantamiento armado en el este de Ucrania.

Para poner fin a la invasión no hay alternativa que armar con más apoyo internacional a las Fuerzas Armadas de Ucrania, coincide así el veterano político con la visión que defiende el presidente Volodímir Zelenski. Y sobre todo, presionar a China: “Una sola palabra de Xi Jinping puede provocar grandes cambios en esta guerra”, afirma en referencia al líder del gigante asiático y principal aliado diplomático y económico de Rusia. Para quien fuera jefe de Estado de Ucrania entre 2005 y 2010, Europa tiene suficiente poder político y comercial para apretar las tuercas a China. “Debemos ser inteligentes escogiendo las claves que pueden cambiar la relación” entre Pekín y Moscú, dice Yúshchenko. También se muestra partidario de aplicar sin dudarlo las llamadas sanciones secundarias, penalizaciones económicas a los países que compran petróleo y gas ruso y que permiten al Kremlin saltarse las restricciones en el mercado.
Centros demoscópicos de referencia en Ucrania señalan que una mayoría de la población quiere un acuerdo que termine la guerra cuanto antes, algo que contradice en parte el sentir de el expresidente. Pero esa misma mayoría también se muestra convencida de que una paz estable es improbable con Rusia como vecino. “Por muy duro que sea asumirlo, nunca estaremos seguros mientras Rusia exista”. Así lo resumió el jueves en una conferencia en Kiev la conocida jurista y política ucrania Oksana Siroyid, actualmente sirviendo como militar.
Romper la Federación Rusa
Yúshchenko no opina muy diferente. Para el expresidente, una condición imprescindible para alcanzar la paz en Europa es la desaparición “del régimen de Putin” y que el país se democratice. Pero no hay que contar que esto sea posible, lamenta Yúshchenko, porque, en su opinión, la sociedad rusa no está preparada: “El problema de Rusia no es solo Putin. Tras el régimen zarista y el régimen soviético se fue desarrollando una mentalidad de siervos, una visión en la que no se aprecia la libertad, en la que no se lucha por ella”.
Por eso, aventura Yúshchenko al final de la entrevista, la única opción viable es que la Federación Rusa pase a mejor vida, y la manera de conseguirlo es alentando la sublevación de sus minorías nacionales: “Creo que nuestra mejor oportunidad sería formular la manera correcta de incentivar los movimientos de liberación nacional de decenas de sociedades indígenas”. “No creo que Rusia sea viable en el futuro”, concluye Yúshchenko, “yo digo que debe romperse en 25 partes, las mismas que tenían cuando formaban parte del imperio mongol”.
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