El Supremo de EE UU rechaza un recurso de Alex Jones para evitar pagar 1.400 millones de dólares a las familias de Sandy Hook
El responsable del blog Infowars fue condenado por difamarlas al asegurar que el tiroteo que en 2012 dejó 26 muertos en un colegio de Connecticut fue un engaño


El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha rechazado este martes el recurso de apelación presentado por el teórico de la conspiración Alex Jones contra la sentencia de 1.400 millones de dólares por difamación en favor de las familias de las víctimas del tiroteo masivo en la escuela primaria Sandy Hook, en Connecticut. Jones, fundador del sitio web Infowars, fue condenado en 2022 por afirmar falsamente que la matanza, que en 2012 costó la vida a 26 personas —20 alumnos y seis empleados del centro—, fue un engaño. El autor, un antiguo alumno de 20 años, se suicidó tras cometer la masacre.
Jones y sus colaboradores acusaron sin base a las familias de las víctimas de ser “actores pagados”, un mensaje que engordó una espiral de odio y empujó incluso a algunos de sus seguidores a amenazar y acosar a las víctimas y los supervivientes de Sandy Hook.
El locutor se declaró en bancarrota en 2024 y solicitó liquidar sus activos. Poco después, la web de noticias satíricas The Onion anunció la compra en subasta de InfoWars, una venta apoyada por las familias con el objetivo de recaudar fondos para saldar la deuda de Jones con la justicia. Aunque la web satírica ganó una primera subasta, la transacción fue bloqueada temporalmente por un tribunal federal en diciembre. En agosto de 2025, un tribunal estatal de Texas reactivó el proceso de liquidación, lo que abrió la puerta a que The Onion complete la adquisición de Infowars.
Jones rechaza la transacción, pues, además de solicitar quedar exonerado del pago, había solicitado a los magistrados que aceptaran revisar la apelación bajo el argumento de que esta es la única manera de impedir que The Onion adquiera InfoWars. La defensa del comunicador insistió ante el Supremo en que una posible venta de Infowars a The Onion “confundiría a los oyentes y, en última instancia, destruiría el mensaje mismo de Jones”, porque la plataforma de ultraderecha sería usada para publicar mensajes satíricos. Para los abogados de Jones, el postor, “en el lado opuesto del espectro ideológico” de Infowars, sólo pretende “sacar del aire [silenciar] el mensaje de Jones”.
En 2022, el intoxicador fue condenado por un juez a compensar a 14 familiares de los menores y empleados de la escuela que fueron asesinados y a un agente del FBI que respondió al tiroteo con la citada indemnización. En el recurso, los abogados de Jones la calificaban de “pena de muerte financiera por decreto”. También afirmaban que sus declaraciones sobre el suceso se habían “sacado de contexto” y que el juez no había dado suficiente importancia a la libertad de expresión y prensa que establece la Primera Enmienda.
“Alex Jones es un acusado mediático con derecho a todas las protecciones de la libertad de prensa que otorga la Primera Enmienda”, rezaba el recurso de la defensa. Los magistrados fallaron sin solicitar siquiera la opinión de las familias que se habían querellado por difamación. “El Tribunal Supremo rechazó acertadamente el último intento desesperado de Jones por eludir la responsabilidad por el daño causado. Esperamos con interés que se ejecute el histórico veredicto del jurado y que Jones e Infowars paguen por lo que han hecho”, ha declarado en un comunicado uno de los abogados que representan a las familias.
Con el fallo del Supremo, de mayoría conservadora —lo son seis de sus nueve miembros—, se confirma una de las sentencias por difamación más cuantiosas de la historia de Estados Unidos, aunque no está claro cuánto recuperarán las familias, ya que Jones sigue en bancarrota. Las víctimas han tomado medidas en las últimas semanas para vender los activos que posee su empresa, Free Speech Systems, pero según un juez esos activos no forman parte de la declaración de quiebra y por eso las familias, que han convencido a un juez del Estado de Texas para que nombre a un administrador judicial, deberán reclamarlos ante un tribunal estatal. Jones ha apelado también este nombramiento.
De hecho, la declaración de bancarrota es un proceso administrativo muy común en Estados Unidos para eludir, o cuando menos retardar, la acción de la justicia (fue usado por la farmacéutica Purdue Pharma para frenar miles de demandas por su papel en la crisis de los opioides, o por la Asociación Nacional del Rifle para reestructurarse), casi siempre bajo la excusa —no aplicable en el caso de la empresa de Jones— de reestructurar el negocio en cuestión.
A lo largo de más de dos décadas de carrera, el conspirador Jones, figura destacada en el tsunami de desinformación propalado por la Alt Right (derecha alternativa) y heredado por el trumpismo, no ha dejado de aventar patrañas: sobre el “nuevo orden mundial pedófilo”, eco de aquella teoría disparatada sobre la existencia de una red de pederastia en una pizzería de Washington vinculada a la élite demócrata; sobre el “muerto viviente [Joe] Biden”; reiteradas diatribas contra los judíos, encarnadas en el financiero George Soros, contra la inmigración y la comunidad trans o, en fin, contra Barack Obama y Hillary Clinton, en su día sus bestias negras favoritas. “Obama y Hillary huelen a azufre, huelen al mismo infierno”, “Obama es wahabí [doctrina rigorista saudí] de línea dura; es Al Qaeda”, son algunas de sus sentencias. Pero fue su flagrante mentira sobre lo sucedido en la escuela primaria de Sandy Hook en diciembre de 2012, la más mortífera en la historia de EE UU, la que le consagró como conspirador y le permitió hacer negocio con la desinformación. En diciembre de 2023, justo en vísperas del aniversario de la matanza, Elon Musk readmitió a Jones en su red social, X (antes Twitter).
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