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Lecornu forma un Gobierno de perfil técnico para intentar salir de la crisis en Francia

Macron reunió de urgencia a su primer ministro para configurar un ejecutivo antes de su viaje a Egipto y poder así presentar un Presupuesto a la Asamblea Nacional

Daniel Verdú

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro, Sébastien Lecornu, se han reunido de urgencia este domingo por la tarde en el Palacio del Elíseo para nombrar un nuevo Gobierno. Es el cuarto en poco más de un año, desde que el presidente disolvió la Asamblea. El anterior duró 836 minutos. En parte por eso, el nuevo Ejecutivo incluye ahora a un numeroso grupo de representantes de la sociedad civil y altos funcionarios que aportan el aire tecnócrata que busca Lecornu para sacar adelante un Presupuesto y afrontar el tramo final de la legislatura. No son perfiles polémicos, hay caras nuevas y jóvenes y, a priori, invitan a un cierto optimismo por parte del Elíseo.

La situación es crítica. Francia necesita unas nuevas cuentas públicas y una estabilidad que tranquilice a los mercados y a los aliados internacionales. Macron aseguró que daría carta blanca a Lecornu en su segundo intento por formar Gobierno. Podía elegir lo que quisiera. Y el nuevo primer ministro, hábil negociador, quería alejarse del espectro de los partidos. También, sobre todo, evitar incluir a potenciales candidatos a las elecciones presidenciales de 2027, como Bruno Retailleau (Los Republicanos, derecha). Para el primer ministro, esas ambiciones personales han sido uno de los motivos que ha hecho descarrilar los anteriores gabinetes.

Lecornu no quiere ahora estridencias ni disonancias. Se acabaron las luchas internas, las campañas personales, deslizan desde el Elíseo. El nuevo jefe del Ejecutivo, o más bien su reedición, ha pedido a sus ministros sobriedad, nada de pompa ni prensa o invitados externos en los traspasos de poderes. Perfil bajo, silencio y trabajo.

La lista está compuesta por un gran número de enarcas (funcionarios salidos de la Escuela Nacional de Administración, ENA) expertos en sus áreas, como Monique Barbut, directora general de WWF y ex enviada especial para el Medio Ambiente del Elíseo. Será la nueva ministra de Transición Ecológica. El perfil del técnico también lo encarna perfectamente Jean-Pièrre Farandou, hasta ahora director general de SNCF, la compañía pública ferroviaria.

Laurent Núñez, prefecto de París, será ministro del Interior tras una carrera de alto funcionario ligada siempre a temas de seguridad, policía, lucha antiterrorista y coordinación del Estado. Y técnico es, también, Édouard Geffray, alto funcionario especializado en asuntos educativos, regulación jurídica y derechos informáticos. Será el nuevo ministro de Educación.

Hay, no obstante, algunas concesiones a los partidos. La ministra saliente de Trabajo, Catherine Vautrin, de Los Republicanos, estará al frente de las Fuerzas Armadas. También, quizá de forma menos entendible, sobresale la continuidad Gérald Darmanin como ministro de Justicia. Un perfil salido del macronismo, sin que hoy se sepa ya exactamente qué significa eso, y, él sí, con ambiciones políticas mayores (las presidenciales de 2027). Darmanin, sin embargo, aseguró en un comunicado que renunciaría a posicionamientos partidistas.

Repite también Jean-Noël Barrot, en Exteriores. En un momento altamente inflamable internacionalmente, la cartera exigía conocimiento y continuidad. Y, sobre todo, repite Roland Lescure (Renaissance) al frente del complicado Ministerio de Economía, que deberá apuntalar el presupuesto.

Vincent Jeanbrun, de Los Republicanos, pero adscrito al grupo LIOT, se encargará del ministerio de Ciudad y Vivienda. Una concesión a este apartado de la Asamblea Nacional que le permite ampliar la base de apoyos. LIOT es un grupo parlamentario en la Asamblea Nacional francesa cuyo nombre completo es Libertés, Indépendants, Outre-mer et Territoires y que defiende los intereses de dichos territorios. Precisamente, al frente del ministerio de Ultramar, Lecornu nombrará a Naïma Moutchou, joven abogada procedente del macronismo.

El primer ministro ha logrado también sortear el veto de Los Republicanos a que sus miembros entrasen en el Ejecutivo. O más bien, no ha querido escucharlo. Y el nombramiento de dos de sus figuras relevantes ha generado otra fractura en el partido de la derecha gaullista.

Al conocerse la lista, LR anunció la expulsión de los ministros de la formación que se han incorporado o que continúan en el Gobierno: la ministra de Agricultura, Annie Genevard, que mantiene su cargo, y el diputado y exalcalde de L’Haÿ-les-Roses (Val-de-Marne), Vincent Jeanbrun, pederán su militancia.

Lecornu dimitió hace poco más de una semana tras nombrar a los ministros de su Ejecutivo. La secuencia fue parecida a la de esta noche. Entonces, sin embargo, dicha configuración levantó ampollas entre los partidos del llamado bloque común. Especialmente en Los Republicanos, que preside el muy conservador Bruno Retailleau. Una tensión que desembocó en la salida ―después se supo que temporal― de Lecornu. Cabe preguntarse ahora si las diferencias son tan grandes como para pensar que, esta vez, será capaz de sacar adelante su proyecto de Gobierno.

El nombramiento del Ejecutivo, que casi nadie esperaba para la noche del domingo, se ha acelerado en las últimas horas por el viaje de Macron a Sharm el Sheij (Egipto) para apoyar la firma del acuerdo de alto en fuego en Gaza, que impedía al presidente de la República estar presente en lunes en Francia, algo necesario para que se puedan designar los ministros.

La ausencia del presidente impedía que hubiera un Gabinete el martes (antes debe celebrarse un Consejo de Ministros), cuando Lecornu debe realizar su discurso de política general y está previsto que se presenten los presupuestos en la Asamblea Nacional. Esa será la primera prueba de fuego de la era Lecornu bis.

El Ejecutivo, sin embargo, no cuenta con socialistas. Olivier Faure, líder del PS, advirtió pocas horas antes que su partido no formaría parte del Ejecutivo. Aseguró, además, que no hay ningún pacto de no censura, pero que si el Gobierno de Lecornu suspende la muy polémica reforma de las pensiones ―que eleva sustancialmente la edad de jubilación― y no aplica el artículo 49.3 de la Constitución que permite aprobar por decreto sus proyectos, no vería motivo para tumbarlo.

La idea de un Lecornu bis había sido rechazada por los partidos. Incluso por la propia formación del presidente, que se manifestó en contra por la mañana. ¿Por qué aceptó su dimisión el lunes si iba a volver a designarlo el viernes?, se preguntaban. Se consideraba, además, una provocación, un síntoma de la alergia del jefe del Estado a ceder poder.

El anterior Ejecutivo de Lecornu fue el más breve de la historia de la V República. Pero Macron ignoró todas las advertencias y decidió seguir con la primera idea que tuvo. El primer ministro es un estrecho colaborador del jefe del Estado y su nombramiento fue visto también como una manera de conservar el control del Ejecutivo. El relato construido desde el Elíseo, sin embargo, es que el jefe del Ejecutivo ha cortado el cordón umbilical y vuela solo. No está claro. Esta, en cualquier caso, podría ser la última oportunidad para ambos.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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