Una decena de barcos de la flotilla con ayuda para Gaza parten desde Grecia con discreción para evitar que las autoridades impidan su salida
Ante el ataque sobre varias embarcaciones de la misión en la noche del martes, Italia y España envían asistencia militar para salvaguardar la seguridad de sus tripulantes


Una decena de barcos han zarpado este miércoles desde la isla de Creta, para sumarse a la flotilla que navega por aguas internacionales con ayuda para Gaza. Su salida desde Grecia ha tenido muy poco que ver con la que se vivió en Barcelona el 31 de agosto, desde donde partieron una veintena de embarcaciones que fueron despedidas por miles de personas con banderas palestinas en apoyo a su misión. La imagen contrasta con la vivida en el puerto cretense de Ierapetra. No solo estaba vacío, sino que el miedo a que las autoridades griegas tratasen de frenar la salida hasta el último momento ha obligado a extremar las precauciones. Hasta el punto que, pese a llevar a cabo una misión respaldada por el derecho internacional, la versión oficial ante la guarda costera ha sido un paseo turístico en las islas griegas.
En los días previos a la salida, cada vez que se mencionaba alguna palabra relacionada con la flotilla se bajaba el tono y se vigilaba quién estaba alrededor. Nada de banderas palestinas, kufiyas (pañuelo palestino) o camisetas de la Global Sumud Flotilla, nombre oficial de la misión. Tampoco se han difundido publicaciones en redes sociales. Cuando se han superado las 12 millas náuticas y se ha entrado en aguas internacionales, los activistas a bordo de la embarcación lo han celebrado. “Participar en esta misión es uno de los momentos más bonitos de mi vida. Poder venir a apoyar esta acción, ayudando a otros barcos y navegando para llevar ayuda humanitaria, me llena de lágrimas de alegría, especialmente para un marinero como yo”, confiesa Marc Formosa, ciudadano francés con orígenes en Masegoso de Tajuña (Guadalajara).
Una veintena de barcos salieron de Barcelona el 31 de agosto y lograron llegar a Túnez. Allí estaba previsto que otros 20 se unieran, pero solo lo hicieron siete. En Italia se sumaron otros 18, de los que continúan la misión 15. La flotilla de Grecia que se une ahora añade una decena. En total, suman 53 embarcaciones que, sin embargo, se han quedado en 52 porque el Zefiro, uno de los 10 barcos atacados en la madrugada del martes, ha sufrido daños que le han obligado a abandonar la misión.
Según el sistema de seguimiento de la localización de la flotilla, este miércoles, 44 de los 52 barcos que siguen adelante recorren ya la costa de Creta, siempre desde aguas internacionales. Entre ellos el Captain Nikos, uno de los barcos que ha partido de Creta para unirse a la flotilla y en el que viaja EL PAÍS, tras reponer algunos víveres y piezas de motor perdidas por el camino. La misión humanitaria afronta ahora su fase final y en apenas cuatro días podría llegar a lo que los organizadores consideran la “zona de peligro de interceptación”.
Asistencia militar
Por primera vez desde 2010, cuando comenzaron a organizarse las flotillas con ayuda para Gaza, dos países, Italia y España, van a enviar asistencia militar para salvaguardar la seguridad de sus tripulantes en caso de necesidad. Los ataques contra 10 barcos ocurridos en la madrugada de este martes en aguas internacionales han sido el detonante. Numerosos drones lanzaron granadas aturdidoras y un tipo de ácido sobre las embarcaciones, alcanzando este último a dos de los tripulantes del Yulara. Además, los mástiles de dos de los veleros están seriamente dañados tras las explosiones.
El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, mostró este miércoles su “enérgica condena” ante el que supone el tercer ataque contra la flotilla en 24 días. El titular de Defensa italiano ordenó que una fragata de la marina militar que navegaba por el norte de Creta se dirija a la zona del incidente para “posibles operaciones de rescate”, especialmente de los ciudadanos italianos a bordo.
La noticia fue muy bien recibida por la mayoría de los participantes a bordo de la misión pacífica. En el Captain Nikos, la reunión sobre el funcionamiento del barco que se estaba celebrando se interrumpió. “Atención, nos acaban de informar de que un barco militar italiano vendrá con nosotros”, exclamó Marc Formosa. La alegría inundó la embarcación al momento, con aplausos y gritos de “viva Italia” y “Free Palestine” (Palestina libre), disparando las esperanzas entre los presentes de poder llevar la ayuda humanitaria a Gaza.
Ya de noche, tras el anuncio de Pedro Sánchez de que España también enviará un buque de la Armada para proteger y, en caso necesario, rescatar a la flotilla, la alegría regresó al barco. La mala mar estaba haciendo decaer el ánimo, con varias personas vomitando. Pero una vez más, Formosa leyó la noticia y todos los tripulantes recuperaron la sonrisa.
El comité de dirección de la Global Sumud Flotilla ha aplaudido en un comunicado la decisión del Gobierno italiano, que llegó primero. Agradecen el reconocimiento de la naturaleza no violenta de la misión, frente al discurso de Israel, que les acusa de estar “al servicio de Hamás”. En este sentido, solicitan que otros países se unan a esta iniciativa, especialmente los 44 que tienen nacionales a bordo, y recuerdan: “Estas medidas deben ser para proteger y facilitar el objetivo de la misión humanitaria sin interferir en ella”.
“El Gobierno de España exige que se cumpla la ley internacional y se respete el derecho de nuestros ciudadanos a navegar por el Mediterráneo en condiciones de seguridad”, precisó Sánchez desde Nueva York, donde se celebra la Asamblea General de la ONU.
Paralelamente, cientos de representantes nacionales de países europeos y de la Eurocámara han firmado un escrito dirigido a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, al presidente del Consejo Europeo, António Costa, y la directora ejecutiva de seguridad marítima de la UE, Maja Markovčić Kostelac, en el que también solicitan “protección marítima urgente” para los participantes en la misión humanitaria.
Decenas de drones llevaban varios días sobrevolando los barcos de la flotilla durante la noche, algunos acercándose mucho a la tripulación. Finalmente, sobre las 23.00 horas del martes, en el horario peninsular español, comenzaron las complicaciones. Primero apareció un enjambre de estos aparatos sobre el Alma, donde viaja la activista sueca Greta Thunberg, entre otras. Acto seguido, las comunicaciones empezaron a fallar y en la radio empezó a sonar de manera intermitente música a todo volumen. Los protocolos antidrones se activaron y alertaron al resto de barcos de lo que sucedía.
Poco tiempo después, llegaron los ataques. Varios drones lanzaron una sustancia ácida sobre dos embarcaciones, el Ohwayla, en el que viaja un grupo de veteranos de guerra de Estados Unidos, y el Yulara, donde dos personas fueron alcanzadas por la sustancia. “De repente vi el dron, sin luces, muy encima de nuestro barco. El capitán intentó zigzaguear para esquivarlo, pero soltó algo que cayó en la cubierta, nos salpicó y cayó al agua”, relata Elina, tripulante noruega. “Inmediatamente, él notó un ardor en el brazo. A mí me cayó menos sustancia en la cara, por lo que al principio no noté nada, pero después sentí un picor notable”, añade. Tras varios minutos lavándose, los efectos adversos desaparecieron. Desde la organización consideran que podría tratarse de sulfuro de hidrógeno, una sustancia altamente corrosiva.
Ante esta situación, todos los barcos se encontraban en alerta máxima. Y fue cuando comenzaron las explosiones. Al menos doce granadas aturdidoras fueron lanzadas desde los drones. En un primer momento, detonaron en el mar o en el aire, pero a poca distancia de los barcos. Sin embargo, dos de ellas alcanzaron sendos veleros. El Zefiro y el Taigete sufrieron importantes daños en el mástil de la vela principal. Únicamente el segundo de estos ha continuado la misión.
La Flotilla responsabiliza directamente a Israel de estas agresiones. Apuntan a que es un nuevo intento de “intimidarles” con ataques “calculados” con el objetivo de destruir parcialmente las embarcaciones para que no puedan continuar la misión. Además, añaden que supone una “escalada peligrosa” en comparación con los ataques previos, pero reafirman su compromiso de seguir adelante hasta llegar a las costas de Gaza.
El Gobierno de Netanyahu no se ha pronunciado sobre los ataques de drones. En los últimos días ha endurecido el tono contra la que llama “la Flotilla de Hamás”, a la que ofreció el puerto de Ashkelon para que los barcos dejen allí ayuda humanitaria. Posteriormente, sería llevada a Gaza de una manera “pacífica y no violenta”. Ante la negativa de la organización a esta propuesta, el ministerio de Exteriores israelí aseguró que tomarán las “medidas necesarias” para evitar la entrada de estas embarcaciones en Gaza “haciendo todo lo posible para asegurar la seguridad de sus integrantes”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
