Marko Duric, ministro de Exteriores de Serbia: “Tenemos que hacer más para combatir la corrupción”
El jefe de la diplomacia serbia defiende la actuación de su Gobierno ante las mayores protestas de su país en varias décadas, aunque asume que queda trabajo por delante


El ministro de Exteriores de Serbia, Marko Duric, de 42 años, mantuvo el miércoles pasado un encuentro bilateral en Madrid con su homólogo español, José Manuel Albares. La visita se produjo en el contexto de la mayor crisis que atraviesa el Gobierno de Aleksandar Vucic, en sus 13 años al frente de este país de 6,5 millones de habitantes.
El ministro se esmera en presentar a Serbia como un excelente candidato a entrar en la Unión Europea. Hace énfasis en el aspecto económico: “La UE tiene mucho que ganar con nuestra inclusión, ya que nuestra deuda pública representa actualmente, aunque parezca increíble, alrededor del 45% del PIB, en comparación con el 79% de hace tan solo una década”, indica durante una entrevista celebrada en la embajada serbia de Madrid. Sin embargo, la gran losa que sigue pesando sobre el Gobierno del país balcánico tiene mucho que ver con la techumbre de la estación de ferrocarril de Novi Sad —la segunda mayor ciudad serbia—, que se cayó el pasado 1 de noviembre y mató a 16 personas.
Cientos de miles de ciudadanos no vieron en aquella tragedia un mero accidente, sino el fruto de muchos años de corrupción. Decenas de miles de estudiantes tomaron la bandera de las protestas y se echaron a las calles de forma pacífica, evitando elegir a un líder para que los ataques del Gobierno no puedan centrarse en una sola figura. Las protestas no han cesado en diez meses.
Todos los días, a las 11.52 (la hora del colapso), se siguen registrando protestas con 16 minutos de silencio en honor a las víctimas. El pasado 1 de septiembre, una marcha silenciosa de miles de estudiantes recorrió Belgrado para conmemorar los diez meses de las protestas y reclamar nuevas elecciones, algo que el presidente rechaza. Y el pasado viernes, 42 personas fueron arrestadas en otras protestas en Novi Sad.
Decenas de miles de alumnos mantienen cerrados los centros universitarios y, desde el inicio de verano, han redoblado sus acciones con cortes de carretera. Los manifestantes exigen nuevas elecciones ante lo que ven no como un accidente, sino como el resultado de muchos años de corrupción y clientelismo por parte del gobernante Partido Progresista Serbio (SNS). Los activistas denuncian el endurecimiento de la represión. Y el Gobierno de Vucic alega que los manifestantes emplean cada vez más la violencia.
Varios medios internacionales han denunciado este agosto en sus editoriales el “autoritarismo” del presidente Aleksandar Vucic. El mandatario contestó con sendas cartas a los diarios británicos Financial Times y The Guardian. En ellas asegura que sigue abierto al diálogo y que siempre ha intentado negociar “de buena fe”. Vucic insiste en que Serbia “es una democracia” y que sigue comprometida con la UE.
Algunas manifestaciones han superado en afluencia a las de los años noventa, que terminaron derrocando el régimen de Slobodan Milosevic unos años después, en octubre del 2000. Cuando se le pregunta a Duric a qué se debe el descontento de la población, el ministro señala: “Tras 13 años en el poder, hemos logrado más que duplicar el tamaño de nuestra economía en menos de una década. También hemos mejorado en infraestructuras. Sin embargo, hay quienes desean una mayor movilidad social, más asunción de responsabilidades y menos corrupción”. Insiste en que varios de los ministros dimitieron, en que hay un nuevo Gobierno desde abril y en que el presidente “pide constantemente diálogo”.
Pero el mandatario sigue en su puesto. Y las protestas no decaen. Duric asume: “Debemos hacer más para combatir la corrupción”. Pero enseguida añade: “Dicho esto, hemos creado fiscalías y unidades policiales especiales. Y, recientemente, hemos tenido varios casos destacados de políticos y otras figuras públicas procesados por corrupción. Siempre hay margen de mejora y debemos tenerlo en cuenta. Pero debo decir que este problema no es nuevo. Se ha ido acumulando durante décadas, desde los tiempos del comunismo”.

La Rusia de Vladímir Putin se ha mostrado hasta el momento como la más firme defensora de Vucic. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, han acusado a Occidente de promover una “revolución de colores” en Serbia, como la que en su día acercó a Ucrania hacia la UE. Duric sonríe al escuchar eso y dice que a veces la situación en su país, en cuanto a la profusión de espías, le recuerda a la película Casablanca. Pero evita cualquier incriminación de Bruselas: “No me apresuraría a culpar a la UE por nuestros disturbios internos”.
Vucic acudió a Moscú en marzo para entrevistarse con Putin. Y ha vuelto a hablar con él durante una hora y media en Pekín, durante el desfile orquestado por el mandatario chino, Xi Jinping, con motivo del 80º aniversario del final de la II Guerra Mundial en el Pacífico.
El ministro ve perfectamente compatible las aspiraciones europeístas de Serbia con la asistencia de su presidente a esa cumbre a la que solo viajó desde Europa, sin representar a la UE, el primer ministro de Eslovaquia, el populista prorruso Robert Fico. “Serbia, por ahora, no es miembro de la UE y tiene que velar por sus propios intereses. Para nosotros, China es un socio importante y valioso que apoya nuestra posición sobre Kosovo, al igual que España. Además, tenemos una buena experiencia con varias inversiones chinas en nuestro país. Una vez que seamos aceptados plenamente en la UE como miembro en igualdad de condiciones, Serbia se alineará al 100% con las políticas que esta adopte”.
Vucic recordó tras su reunión con Putin que Serbia no aprobó sanciones contra Rusia tras la invasión de Ucrania. Duric tampoco ve ninguna contradicción entre esa política y la candidatura para la UE. “Todos los serbios estamos sinceramente desconsolados por la tragedia de Ucrania. Serbia apoya claramente la integridad territorial del país. El presidente Vucic se ha reunido con el presidente ucranio nueve veces en los últimos 12 meses. Al mismo tiempo, Serbia mantiene su relación y cooperación con la Federación Rusa, siguiendo sus propios intereses nacionales en las relaciones tradicionales”. Moscú suministra prácticamente todo el gas natural que consume este país.
En cuanto a las relaciones de Serbia con Israel, Belgrado ha exportado en los seis primeros meses de este año munición por valor de aproximadamente 55,5 millones de euros, superando el total de todo 2024, según el medio Balkan Insight. Duric alega que él no puede comentar cuestiones relacionadas con la cooperación en defensa, que son confidenciales. Respecto al reconocimiento de Palestina como Estado, Duric señala que la antigua Yugoslavia ya lo reconoció oficialmente desde 1988.
El esfuerzo del jefe de la diplomacia serbia por tranquilizar a la opinión pública internacional respecto a la situación en Serbia contrastan con el mensaje de apoyo a los estudiantes del que tal vez sea el serbio más famoso: Novak Djokovic. El tenista, que siempre fue ensalzado por el Gobierno como un héroe, es tratado como “traidor” por medios oficialistas.
El ministro no elude el asunto: “No puedo imaginarme a ninguno de nosotros, ni siquiera el presidente, sin apreciar lo que Djokovic ha hecho por nuestra nación como deportista. Dicho esto, eso no significa que tenga razón en política. Puede equivocarse y ser un gran deportista al mismo tiempo”.
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