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El Reino Unido, Francia y Alemania anuncian que reimpondrán sanciones contra Irán por su programa nuclear

Las tres capitales europeas dan a Teherán un plazo innegociable de 30 días para evitar el castigo ante el estancamiento de los diálogos diplomáticos

Iran
Rafa de Miguel

El Reino Unido, Francia y Alemania han comunicado este jueves a Naciones Unidas su intención de recuperar el régimen severo de sanciones contra Irán que fue suspendido tras la firma en 2015 del acuerdo internacional por el que se restringían las actividades nucleares de ese país (JCPOA, en sus siglas en inglés). Los tres países europeos fueron cosignatarios del tratado, junto a Estados Unidos, la UE, China y Rusia. Todos ellos consideran, como han dejado claro en un comunicado conjunto, que Teherán lleva ya mucho tiempo incumpliendo las obligaciones que adquirió.

“Desde 2019, Irán ha sobrepasado los límites [de producción] de uranio enriquecido que establecía el JCPOA, de agua pesada y de centrifugadores. Ha restringido la capacidad del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de llevar a cabo actividades de verificación del acuerdo o de control de actividades, y ha abandonado la implementación y el proceso de ratificación del protocolo adicional de medidas de seguridad”, se señala en la declaración conjunta.

Con este argumento, han puesto en marcha el mecanismo de respuesta contemplado en el propio acuerdo, por el que se abre un periodo de 30 días de negociación antes de que se impongan las sanciones, suspendidas en su día con la firma de aquel pacto. “Seguiremos esforzándonos por lograr una solución diplomática”, aseguran en el texto los ministros de Exteriores de Londres, París y Berlín.

Si no se alcanza una solución, Irán volvería a sufrir una batería de castigos internacionales que abarca el embargo de ventas de armas convencionales, la congelación de sus activos financieros por todo el mundo, la restricción de visados de viaje para sus nacionales y los cargos de su Gobierno y hasta la restricción en la fabricación de misiles balísticos.

El acuerdo de 2015 fue firmado por el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Tres años después, su sucesor, Donald Trump, retiró la firma de su país, pero con la intención de añadir nueva presión sobre Teherán e imponer nuevas exigencias. Ni Trump ni el demócrata Joe Biden, que le reemplazó en la Casa Blanca, lograron extraer de Teherán un nuevo acuerdo.

El pacto de 2015 ha seguido en vigor, sobre todo por la voluntad de Naciones Unidas y del resto de naciones signatarias de no quemar puentes. Pero el próximo 18 de octubre expira su vigencia. De no haberse activado el preaviso de sanciones, el resultado habría sido la desaparición definitiva de todas las resoluciones previas de castigo aprobadas por la ONU que el tratado dejó congeladas.

Las tres capitales europeas exigen a Irán tres condiciones, a cambio de una prórroga de seis meses de la suspensión de las sanciones. Quieren que Teherán retome las conversaciones con Washington para eliminar su programa nuclear, que permita un acceso sin restricciones a sus instalaciones de los inspectores del OIEA, y que la agencia tenga acceso de control y monitorización de los casi 400 kilogramos de uranio altamente enriquecido que ya tiene el país, una cantidad que le permitiría construir hasta diez bombas nucleares.

“La combinación de esos pasos por parte de Irán, junto con una prórroga limitada [de la suspensión de las sanciones] habrían proporcionado una ruta creíble para alcanzar un nuevo acuerdo político que reemplazara al vigente, y respondiera a las dudas prolongadas que genera el programa nuclear de Irán”, se lee en el comunicado conjunto.

Uranio enriquecido

El Gobierno iraní sigue manteniendo que la producción de uranio enriquecido tiene propósitos exclusivamente civiles, y amenaza con retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear (otro tratado internacional para evitar la extensión mundial de ese armamento) si se recuperan las sanciones.

Los ataques aéreos lanzados por la Administración estadounidense de Trump junto con Israel contra instalaciones iraníes el pasado junio han agravado aún más la situación y alejado la posibilidad de una reanudación de las negociaciones.

A pesar de tanto representantes de los gobiernos europeos como del Ejecutivo iraní se han reunido esta semana en Ginebra, el diálogo sigue estancado. “Irán sigue comprometido con la búsqueda de una solución diplomática que beneficie mutuamente a las partes”, ha dicho el ministro de Exteriores, Kazem Garibabadi, que sigue reclamando tiempo y espacio para las conversaciones.

Si las sanciones volvieran a entrar en vigor, ninguno de los países con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU podría ejercerlo, según quedó acordado en 2015. En cualquier caso, el Reino Unido, Francia y Alemania han escogido activar el mecanismo automático a finales de agosto, para que su desenlace (la recuperación de las sanciones), de producirse, tenga lugar antes de que Moscú ocupe la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad e intente llevar a cabo maniobras procedimentales dilatorias para proteger a Irán, su histórico aliado geopolítico.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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