Francia se asoma de nuevo a la incertidumbre tras el anuncio de Bayrou de someterse a un voto de confianza
El primer ministro insta a los diputados a decidir “entre la responsabilidad o el caos” mientras sube el coste de la deuda y descienden las bolsas
En dos semanas Francia puede verse de nuevo sin Gobierno, cuando el actual —el segundo en un año— lleva apenas ocho meses al mando. El inesperado anuncio del primer ministro francés, François Bayrou, de someterse a un voto de confianza en la Asamblea el próximo 8 de septiembre deja al Ejecutivo en vilo y abre un nuevo periodo de incertidumbre política. La oposición, desde la izquierda a la extrema derecha, ha avanzado que le va a negar el apoyo, así que estaría obligado a dimitir, y no se descarta incluso la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas. Las últimas se celebraron hace poco más de un año.
El primer ministro tiene apenas dos semanas para darle la vuelta a lo que parece inevitable si no obtiene la confianza parlamentaria. “Los franceses tienen 13 días para, a través de sus representantes políticos, decidir si se ponen del lado de la responsabilidad o del caos”, advirtió el lunes durante un acto.
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— Gouvernement (@gouvernementFR) August 25, 2025
El 8 de septiembre, Bayrou tendrá que defender ante la Asamblea su polémico plan de recortes presupuestarios de 44.000 millones de euros, anunciado el pasado 15 de julio y en el origen de esta crisis. Con este paquete busca atajar la deuda del país, que se eleva al 114% del PIB y es la tercera más elevada de la zona euro. También el déficit, que es del 5,4% este año, lejos del 3% que marca Bruselas.
Este endeudamiento supone una “grave amenaza” para el país, según el primer ministro. La incertidumbre política tiene ya impacto en los mercados. La mayoría de bolsas europeas cerró este martes a la baja y el principal índice bursátil, el CAC 40, cayó un 1,7%, tras haber cedido un 1,6% el día del anuncio de Bayrou. La banca francesa protagonizó los mayores desplomes.
La prima de riesgo, indicador para medir la fiabilidad que dan los inversores a la economía de un país, cotiza en los 78 puntos, siete más que hace dos días. Y el bono a 10 años de deuda francesa cotizó al nivel más alto desde marzo, un 3,5%. “En 15 días pagaremos nuestra deuda más cara que Italia”, vaticinó el ministro de Economía, Eric Lombard, dando casi por sentada la caída del Gobierno. Quiso, sin embargo, rebajar el nivel de alarma y señaló que “hoy, no hay una amenaza de intervención ni del Fondo Monetario Internacional ni del Banco Central Europeo”.
Lo que Bayrou planteaba es someterse al voto del Parlamento en un primer tiempo para debatir la urgencia de acometer los recortes y, en un segundo tiempo, negociar las medidas concretas. Parece improbable que se vaya a llegar a esta etapa. Con minoría en la Asamblea, no le salen las cuentas para salir respaldado en la moción de confianza, salvo que se produjera un acuerdo con los socialistas. De momento parece improbable, pues han avanzado que no le darán su confianza. No obstante, Bayrou se mostró ayer abierto a “hacer contribuir más a los ricos” en estos ajustes si su Gobierno sobrevive.
El anuncio del voto de confianza parlamentario pilló por sorpresa a los partidos. La oposición ya había amenazado con censurarle este otoño incluso antes de que empezase el debate de las cuentas. Bayrou ha logrado sortear ocho mociones gracias a la abstención de los socialistas y del partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional. Es el que más diputados tiene en la Asamblea y del que hasta ahora dependía la supervivencia del Ejecutivo.
Que Bayrou se haya anticipado a esta censura “es como una dimisión”, según ha valorado el diputado socialista Boris Vallaud. De momento, el primer ministro sólo cuenta con el apoyo de Los Republicanos. Bruno Retailleau, miembro de dicho partido conservador y actual ministro del Interior, anunció que le darán la confianza porque “votar la caída del Gobierno es votar contra los intereses de los franceses”.
Bayrou reunió este martes a varios miembros del Gobierno, a los que pidió “pasar a la ofensiva” para convencer a los grupos parlamentarios de que cambien el sentido de su voto. En su intervención en un acto del sindicato CFDT, nada más llegar al atril y al ver dos micrófonos en los extremos, bromeó: “Hay uno a la derecha y otro a la izquierda, me habría gustado que hubiera uno en el centro”, dijo.
El comentario ilustra bien el panorama político francés, resultado de las elecciones legislativas que Emmanuel Macron convocó de manera anticipada hace poco más de un año. Quedó una Asamblea dividida entre tres grupos: el partido de Macron y sus aliados, el bloque de izquierda y la extrema derecha. Ninguno con mayoría y con dificultad entre ellos para llegar a acuerdos. El país ha tenido dos Gobiernos desde entonces. El precedente, el del republicano Michel Barnier, fue censurado al tratar de aprobar los presupuestos de este año, que contemplaban también importantes recortes. Apenas duró tres meses.
Si el Gobierno cae, Macron puede nombrar un nuevo primer ministro, aunque las opciones se le van agotando. Siempre ha descartado candidatos de la extrema derecha o de la izquierda de La Francia Insumisa, pero sí podría negociar con el Partido Socialista o con los ecologistas. Otra alternativa es volver a disolver la Asamblea y convocar elecciones legislativas de nuevo. Como ha pasado más de un año desde las últimas, legalmente puede hacerlo, aunque esto ahondaría en la inestabilidad política que hay desde entonces.
Para Marine Le Pen, cuyo partido ganó la primera vuelta electoral de aquellos comicios, esta “es la única manera de que los franceses decidan su destino”, dijo. El partido ha convocado a su equipo de campaña la semana que viene. Dentro del propio Gobierno, el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, ha señalado que “la disolución le cuesta cara a Francia, pero no hay que descartarla como hipótesis”. El líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha ido más allá al pedir la dimisión de Emmanuel Macron, que vive su cota de popularidad más baja desde que llegó al Elíseo en 2017.
Dos días después de la moción de confianza, el 10 de septiembre, hay un llamamiento para bloquear el país en protesta por los polémicos recortes que propone Bayrou. Debían debatirse a mediados de octubre, aunque para entonces Francia puede estar sin proyecto de presupuestos y además sin Gobierno. Según un sondeo realizado por Elabe para la cadena BFM, siete de cada diez franceses no quieren que el primer ministro supere la moción de confianza.
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