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Zelenski mantiene la fe en Trump pero su país cree que EE UU los ha vuelto a dejar en la estacada

El presidente ucranio viajará el lunes a Washington bajo la advertencia del líder republicano de que Kiev debe aceptar ya un acuerdo de paz con Rusia

Cristian Segura

Genadi Kostov es un veterano de guerra y conserje en un edificio de viviendas del centro de Kiev. Desde su portería ha visto a los rusos asediar su ciudad en 2022 y desde su portería ha sufrido semanalmente los bombardeos del invasor contra la capital ucrania. El viernes, pocas horas antes de la cumbre en Alaska entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Donald Trump y Vladímir Putin, Kostov chequeaba en su teléfono las noticias de última hora sobre la reunión. ¿Qué esperaba él del encuentro? “Básicamente es una reunión entre dos gilipollas para decidir cómo jodernos”, zanjó Kostov.

Ucrania no se fía de Trump y la cumbre de Alaska todavía ha provocado más resquemores en su sociedad. “Patético, dolorosamente patético, es literalmente cómico a estas alturas. No lo dudéis, Trump irá para Moscú”, ha escrito este sábado en sus redes sociales Ilia Ponomarenko, uno de los opinadores más influyentes de Ucrania. “Nauseabundo, vergonzoso y al final, inútil”, son las primeras palabras de un editorial del diario Kyiv Independent sobre la reunión en Anchorage. “Vergüenza eterna para Estados Unidos”, ha añadido otro destacado activista civil ucranio, Mijaílo Golub.

“En toda mi vida no me habría imaginado que EE UU cayera tan bajo”, dice por teléfono Galina Yareha, una mujer de 55 años de la región de Lviv, en el oeste de Ucrania, directiva de una empresa de alimentación. “Ver a soldados americanos colocando la alfombra roja para un criminal que ha matado a tanta gente, es horrible”. “Estos dos idiotas no conseguirán nada”, dice Yareha en referencia a Trump y a Putin, “no será fácil para nosotros, pero resistiremos con Europa”.

“Tenía la esperanza de que si Putin no aceptaba el alto el fuego, Trump mandaría a este bastardo al tribunal de la Haya y así se convertiría en el líder del mundo”, dice Irina Prijodko, profesora de educación física de Zaporiyia, en el este de Ucrania, “pero ahora en cambio solo nos queda unirnos a ucranios y europeos e ignorar a esta pareja”.

El presidente estadounidense Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, llegan a la rueda de prensa en la base Elmendorf-Richardson de Anchorage, Alaska, este viernes.

Bogdan Chernenko departía a la hora del almuerzo de este sábado en un local de Kiev con unos amigos. Entre ellos compartían memes con sus teléfonos, imágenes que corren por las redes burlándose de la cumbre. Chernenko, empleado de una empresa de seguridad, se fijaba en especial en las fotografías de la reunión: “Trump no aparece tan jovial como es de costumbre, porque sabe que no ha conseguido nada”. “Putin, en cambio, sale de Alaska con los objetivos cumplidos, con un reconocimiento internacional, y se va tan pancho sin haberle dado nada a Trump”, dice Chernenko: “Sin duda no es nada bueno para nosotros”.

Estas manifestaciones contrastan con la estrategia del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y de su equipo para congraciarse con Trump. La oficina presidencial y el Gobierno no desisten en intentar ganarse el favor del líder estadounidense, como han vuelto a hacer este sábado. Tanto Zelenski como su ministro de Exteriores, Andrii Sibiga, han resaltado los esfuerzos de la Casa Blanca para terminar la guerra y la promesa de Trump de que, a cambio de un acuerdo de paz doloroso, recibirán “garantías de seguridad” de EE UU, sin precisar si van más allá de la entrega de armamento. Trump ha descartado el acceso de Ucrania en la OTAN. Una de las exigencias del Kremlin para frenar la invasión es que Kiev deje de recibir apoyo militar internacional.

Los medios ucranios no son tan benévolos como su Gobierno y han destacado con sus mayores titulares la entrevista que ha concedido Trump a la televisión Fox News poco después de despedirse de Putin. El mandatario estadounidense ha dicho que ahora es el momento de que Zelenski acepte un acuerdo con Rusia, ha reiterado que Ucrania deberá ceder territorio y ha insistido que con él en la Casa Blanca han terminado los años de Joe Biden en la presidencia, “cuando se daban miles de millones de dólares a Ucrania como si fueran golosinas”.

Trump ha avanzado también en Fox que la cumbre ha ido tan bien que pospone sus planes de imponer sanciones económicas sobre Rusia y sobre los países que compran sus recursos energéticos, la principal fuente de financiación de la industria militar rusa. Zelenski sí ha pedido a Trump que, en caso de que Putin no acepte una próxima reunión entre los tres, acceda a imponer sanciones sobre Rusia. El presidente ucranio ha insistido en la idea de la tregua: “Los ataques deben cesar cuanto antes tanto en el frente como en el aire, como también contra nuestras infraestructuras portuarias”.

El presidente estadounidense Donald Trump le dirige un gesto amable a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en la base Elmendorf-Richardson de Anchorage, Alaska, este viernes.

La gota que ha colmado el vaso ha sido el mensaje final que Trump ha publicado en la red social Truth y en la que ha anunciado que sí ha habido un acuerdo con Putin: la reclamada tregua inmediata como paso previo para terminar la guerra, condición imprescindible durante meses según la posición de Washington, ya es agua pasada. Según Trump, Zelenski y los aliados europeos habrían secundado que ya no es necesario el alto el fuego para negociar la paz.

Esto quiere decir que la paz se negociará mientras se combate. Y en el frente de guerra, quien lleva la voz cantante es Rusia. Ucrania cuenta con un déficit de tropas y armamento comparado con el ejército invasor. Soldados de las fuerzas especiales de la Policía Nacional y oficiales de la 155ª Brigada Mecanizada de Ucrania confirmaron la semana pasada a EL PAÍS en Donetsk que están sufriendo una carestía de munición por el freno del apoyo militar estadounidense.

Las potencias europeas son desde este 2025 el principal sustento militar de Ucrania, por delante de EE UU. La Casa Blanca de Trump ha aprobado poco más de 1.000 millones de euros en transferencias armamentísticas, previo pago de estas por parte de sus aliados europeos en la OTAN. La cifra es muy inferior al ritmo que mantuvo de apoyo Biden.

“Gran victoria de Putin”

“Esto es una gran victoria para Putin, Trump ha asumido plenamente su narrativa de que un acuerdo completo de paz es mejor que un rápido alto el fuego”, ha advertido en X Janis Kluge, subdirector del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y de Seguridad”. “Como se temía: no hay tregua, no hay paz, no hay un progreso real. Victoria clara para Putin, y sin sanciones. Para Ucrania, nada, para Europa, una profunda decepción”, ha valorado en un análisis Wolfgang Ischinger, diplomático alemán y director de la Conferencia de Seguridad de Múnich.

“Lo que ha sucedido es que Putin ha conseguido convencer a Trump de que cualquier esfuerzo para un alto el fuego fracasará, y se ha ganado el apoyo de Trump de que las causas profundas del conflicto deben ser afrontadas”, ha advertido Tatiana Stanovaya, académica del Centro Carnegie para Rusia y Eurasia.

Lo sucedido es la confirmación de una desconfianza ucrania que viene de lejos, desde el inicio del mandato de Trump en enero. El Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KIS) establecía en diciembre de 2024, a partir de sus encuestas, que solo un 21% de los ucranios consideraban como negativa para sus intereses la inmediata presidencia del republicano. El porcentaje había aumentado en junio hasta el 72%. El presidente estadounidense ha mantenido una estrategia de presión sobre Kiev y de conciliación con Moscú, imponiendo a Ucrania acuerdos comerciales draconianos, como el pacto de explotación de minerales, o una reducción drástica de la ayuda militar para las tropas ucranias.

El expresidente ruso Dmitri Medvédev ha celebrado en su cuenta de Telegram el resultado de la cumbre. “el jefe de la Casa Blanca ha aceptado desescalar la presión sobre Rusia, resalta Medvédev, y, lo más importante, la desaparición del alto el fuego como condición “muestra que las negociaciones son posibles mientras continúa la operación militar especial [la guerra]”.

El triunfalismo de Medvédev es especialmente doloroso porque fue un tuit suyo avisando a Trump de una escalada bélica que llevó este agosto al presidente estadounidense a desplazar dos submarinos nucleares cerca de las costas rusas.

Aquel movimiento de Trump fue recibido de forma exultante por Andrii Yermak, jefe de la oficina del presidente ucranio. “Todos en Ucrania mirábamos el wrestling [la lucha libre espectáculo de EE UU], cuando luchaban Ric Flair, Hulk Hogan, el Enterrador y Stone Cold. Era una época de poder y personalidad”, relató Yermak, antes de añadir: “Lo que ha hecho Trump con Medvedev es el clásico rompecuellos del Enterrador. Tranquilo, poderoso, confiado, como tiene que ser”. Aquel mensaje de la mano derecha de Zelenski no fue el primero en términos similares y recibió numerosas críticas, por ser considerado como un exceso de adulación a Trump. Todo lo contrario de lo que piensan los ciudadanos de Ucrania.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa y en 2025, el premio internacional de periodismo Julio Anguita Parrado.
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