Europa aplaude las garantías de seguridad ofrecidas por EE UU a Ucrania y rechaza el veto ruso a su adhesión a UE y OTAN
“Estamos dispuestos a colaborar con Trump y Zelenski en la cumbre trilateral [con el presidente ucranio]”, apuntan en un comunicado los líderes europeos

Europa da la bienvenida al ofrecimiento de Estados Unidos de dar garantías de seguridad a Ucrania si se llega a un alto el fuego o una paz definitiva. Varios líderes europeos, entre ellos los presidentes del Consejo Europeo, António Costa, y de Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, han mantenido una llamada conjunta con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras reunirse este último con el autócrata ruso, Vladímir Putin, en Alaska este viernes por la noche (en horario europeo). En la conversación, el republicano ha ofrecido “garantías de seguridad” a Ucrania, lo que ha sido celebrado en un comunicado conjunto de los europeos.
Al acabar su encuentro con Putin, Trump ha hablado primero con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Después se han unido a la llamada varios líderes europeos. Ahí les ha contado que la cita acabó sin pactarse un alto el fuego pese a que él había anunciado que si esto no pasaba, tendría “graves consecuencias”. Después de no haber arrancado a Putin lo que pretendía, el republicano está modificando su retórica para decir que “el mejor camino para acabar con la guerra en Ucrania es lograr un acuerdo de paz, no un alto el fuego”, una cadencia que se aproxima a las exigencias rusas.
Para los europeos, en cambio, sigue siendo prioritaria una tregua sin condiciones que dé paso a las negociaciones de paz. “Nuestra prioridad es lograr un alto el fuego total e incondicional, con un sistema de control fuerte que pueda atribuir [la responsabilidad] de las violaciones”, apuntan fuentes europeas al tanto de lo hablado en las últimas horas. Las mismas fuentes subrayan que a este lado del Atlántico se sigue manteniendo la apuesta por la integridad territorial del país invadido y que solo a este le corresponde decidir sobre si cede alguna región ocupada para alcanzar la paz.
En estas conversaciones, que han durado en torno a una hora y media, tanto el líder ucranio como sus aliados europeos se han mostrado dispuestos “a trabajar en una cumbre trilateral” que reúna al estadounidense con Putin y Zelenski. Un predisposición que busca convencer —una vez más— al republicano que si no se llega a un alto el fuego o una paz definitiva es porque Rusia, el país invasor, no quiere.
Si bien, desde el lado europeo se insiste una y otra vez que el cese de hostilidades no puede ser a cualquier precio. “Ucrania debe contar con garantías de seguridad inquebrantables para defender eficazmente su soberanía e integridad territorial. Acogemos con satisfacción la declaración del presidente Trump de que Estados Unidos está dispuesto a ofrecer garantías de seguridad. La Coalición de voluntarios está preparada para desempeñar un papel activo”, apuntan los firmantes. Con estas palabras, reclaman que cualquier cese de hostilidades no se convierta en realidad en descanso que Rusia aproveche para volver agredir a Ucrania, un escenario que ya se vio en 2022 después de que se hubiera alcanzado a un pacto en 2014, cuando Moscú ocupó Crimea.
Lograr esas garantías pasa por dos caminos: uno, que Rusia se comprometa a no volver a agredir, un compromiso que dada la historia reciente tendría poca credibilidad, y el otro, que Ucrania pueda rearmarse y firmar alianzas con países dispuestos a defenderla —“coalición de voluntarios”—. También esto aparece en el comunicado y lo hace de forma explícita: “No se debe imponer limitaciones a las Fuerzas Armadas ucranias ni a su cooperación con terceros países. Rusia no puede vetar el camino de Ucrania hacia su integración en la UE y en la OTAN”.
Los participantes en las reuniones de este sábado por la mañana y los firmantes del comunicado son los mismos países que han estado en todos los movimientos mantenidos desde el pasado sábado para convencer a Trump de que en su cita con Putin en Alaska al menos tuviera presente la voluntad de Ucrania. Además de Costa, Von der Leyen y Rutte, han participado el canciller alemán, Friedrich Merz, que fue el más activo la semana pasada organizando las videoconferencias con Trump. Junto a ellos, los primeros ministros del Reino Unido, Keir Starmer, y de Italia, Giorgia Meloni, y también los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, de Finlandia, Alexander Stubb, y de Polonia, Karol Nawrocki. No obstante, por Polonia suscribe el comunicado conjunto su primer ministro, Donald Tusk, y no el presidente.
“Será Ucrania quien tome las decisiones sobre su territorio. Las fronteras internacionales no deben modificarse por la fuerza. Nuestro apoyo a Ucrania continuará. Estamos decididos a hacer más para mantener la fortaleza de Ucrania con el fin de lograr el fin de los combates y una paz justa y duradera”, prosigue el texto.
El razonamiento europeo sobre la salida a la contienda es que la invasión a gran escala que empezó Rusia en febrero de 2022 supone un cambio en la arquitectura de seguridad del Viejo Continente y que, por tanto, todos los países europeos, bajo el formato que sea, tienen que a participar de la solución: “Trabajaremos por una paz que salvaguarde los intereses vitales para la seguridad de Ucrania y de Europa”.
Cuando el comunicado afirma que los europeos están dispuestos “a hacer más” para respaldar a Ucrania se refieren, como aclaran posteriormente, “a incrementar la presión sobre Rusia”. “Continuaremos fortaleciendo las sanciones y ampliando las medidas económicas para poner presión sobre la economía de guerra rusa”.
Más dura que el comunicado conjunto ha sido la alta representante para la Política Exterior, Kaja Kallas. Haciendo honor a su fama de halcón hacia Rusia, la estonia ha recordado que “mientras se reunían las delegaciones [de Moscú y Washington], Rusia lanzó nuevos ataques contra Ucrania. Putin sigue alargando las negociaciones y espera salirse con la suya”. “La seguridad europea no es negociable. La verdadera causa de la guerra es la política exterior imperialista de Rusia, no un desequilibrio imaginario en la arquitectura de seguridad europea”, ha zanjado.
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