La familia de Virginia Giuffre, principal testigo del ‘caso Epstein’, pide a Trump que no indulte a Ghislaine Maxwell
El presidente de EE UU asegura que el depredador sexual le robó trabajadores de Mar-a-Lago, incluida la víctima de abusos más conocida, que se quitó la vida en abril


La incontinencia verbal de Donald Trump puede jugarle una mala pasada en un caso que el presidente de Estados Unidos se empeña en dejar atrás. Un comentario realizado de pasada el martes en el que afirmaba que Jeffrey Epstein, el depredador sexual, le quitó “furtivamente” a trabajadores de su club de Mar-a-Lago (Florida) ha reavivado el escándalo, pues entre esos empleados supuestamente captados podría haber estado Virginia Giuffre, la testigo de más alto perfil contra la trama de abusos del pederasta —y también contra el príncipe Andrés de Inglaterra—, y que se quitó la vida en abril pasado. Giuffre trabajó en Mar-a-Lago como ayudante de vestuario durante el verano de 2000, cuando tenía 16 años.
Cuando un periodista le preguntó específicamente si Giuffre estaba entre los trabajadores captados por Epstein, Trump dijo: “No lo sé. Creo que ella trabajaba en el spa. Creo que sí. Creo que fue una de las personas, sí. Él la robó”.
La demanda de Giuffre en 2015 contra Ghislaine Maxwell, mano derecha del pederasta, condujo a los cargos penales por los que la heredera británica fue condenada en 2022 a 20 años de prisión por tráfico sexual de menores, una sentencia que ha recurrido y está pendiente de apelación en el Tribunal Supremo.
La familia de Giuffre calificó el comentario de Trump, asumiendo que la joven había trabajado para él, de “impactante” y cuestionó si estaba al tanto de las acciones de Epstein y Maxwell, la conseguidora de menores para el financiero, y única persona juzgada y condenada por la trama. “Fue impactante escuchar al presidente Trump invocar a nuestra hermana y decir que sabía que Virginia había sido robada de Mar-a-Lago. Nos hace preguntarnos si estaba al tanto de las acciones criminales de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, especialmente teniendo en cuenta su declaración [anterior] de que a su buen amigo Jeffrey ‘le gustan las mujeres más jóvenes... sin duda’. Nosotros y el público pedimos respuestas; las supervivientes [de los abusos de Epstein] se lo merecen”, añadió la familia en un comunicado.
Los comentarios de Trump sobre los trabajadores robados abren una derivada nueva en el caso Epstein, convertido, muy a su pesar, en una bola de fuego contra su presidencia y en una vía de agua entre los republicanos del Congreso. La Administración que dirige Trump está contra las cuerdas por su manejo de los archivos judiciales del caso: los republicanos más extremos, la base dura del MAGA (siglas de Make America Great Again, el movimiento trumpista), exigen su publicación, pero también los demócratas, que han encontrado en el escándalo munición de primera para atacar a Trump.
La familia de Giuffre ha urgido al presidente a no perdonar a la conseguidora Maxwell, “un monstruo que merece pudrirse en prisión”, al considerar que cualquier medida de gracia contra la cómplice y colaboradora necesaria de la trama que proporcionó menores a Epstein entre 1994 y 2004, sería “una de las mayores tomaduras de pelo a la justicia” en la historia.
Preguntado la semana pasada sobre un posible indulto a Maxwell, Trump dijo que no había pensado en ello, pero subrayó que “se le permite hacerlo” por ser presidente. Maxwell se ha convertido en protagonista inopinada del escándalo. Condenada en 2022 a 20 años de cárcel, que cumple en una prisión federal de Florida, la heredera británica ha solicitado, en vano, inmunidad para declarar ante el Congreso. Tras presentarse durante años como un chivo expiatorio que carga con todas las culpas, propias y ajenas —el suicidio de Epstein en la cárcel impidió que fuera juzgado—, la mujer, que además de reclutar menores para su jefe también abusó de ellas, es muy consciente de que su testimonio cotiza al alza tras reunirse la semana pasada con el fiscal general adjunto, Todd Blanche, a quien proporcionó “un listado de un centenar de nombres” relacionados con Epstein. Maxwell quiere rentabilizar su protagonismo, aunque su petición de inmunidad a cambio de declarar en un comité del Congreso haya sido rechazada.
Porque todos los dedos apuntan ahora a ella y la familia de Giuffre también sostiene: “[Fue] quien atacó y se aprovechó de nuestra hermana Virginia, que entonces tenía 16 años, en Mar-a-Lago, donde trabajaba en 2000, varios años antes de que Epstein y el presidente Trump se pelearan”.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, intentó en la noche del miércoles limitar el alcance de los comentarios de Trump sobre Giuffre. “Él no la mencionó. El hecho es que el presidente Trump echó a Jeffrey Epstein de su club por ser un canalla para sus empleadas”, dijo Leavitt en un comunicado. “No me gusta cuando roban gente”, se quejó el presidente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.