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Francia libera al militante propalestino libanés Georges Abdallah tras 40 años de prisión

El activista formaba parte de un grupo armado que lanzó ataques contra objetivos occidentales durante la invasión israelí de Líbano

Georges Abdallah

Las autoridades francesas han excarcelado y deportado este viernes al militante libanés de 74 años Georges Ibrahim Abdallah, tras mantenerlo más de 40 años entre rejas. Abdallah, a quien detuvieron en 1984 y condenaron a cadena perpetua en 1987 por “complicidad” en el asesinato de un diplomático estadounidense y otro israelí, ha aterrizado pocas horas después en su Líbano natal, donde centenares de personas le han recibido con honores.

El libanés, que a día de hoy se sigue reivindicando como “combatiente”, es uno de los presos más longevos en la historia del país galo. El Tribunal de Apelación de París ordenó la semana pasada su puesta en libertad con la condición de que abandonara y no regresara jamás a territorio francés.

La Embajada israelí en Francia expresó luego su disgusto por la decisión del Tribunal, aludiendo a que Abdallah es “un terrorista responsable por el asesinato del diplomático israelí Yaakov Bar Siman-Tov [a quien se consideraba el jefe del servicio israelí de espionaje exterior o Mosad] delante de su mujer y de su hija”. El otro asesinato por el que se acusó de complicidad al preso liberado este viernes fue el del teniente coronel estadounidense Charles Ray.

Los abogados de Abdallah han acumulado más de una decena de peticiones para la liberación de su cliente desde 1999, año a partir del cual podía haber salido en libertad condicional. Estados Unidos, que se constituyó en parte civil en su caso, se había opuesto desde entonces a la excarcelación del militante.

La última vez que lo hicieron fue en noviembre del año pasado, cuando el Departamento de Justicia de Washington escribió una carta a los jueces franceses advirtiendo de que el regreso de Abdallah a Líbano supondría una amenaza para el orden público y para la seguridad de los diplomáticos estadounidenses. La petición terminó suspendida por el posicionamiento de grupos antiterroristas franceses, que señalaron que Abdallah no había cambiado sus posturas políticas.

Aunque se sabe que el asesinato del diplomático israelí lo perpetró una mujer no identificada a quien se perdió de vista en el metro de París, la policía localizó el arma de ese crimen y la que terminó con la vida del oficial estadounidense. Las huellas de Abdallah estaban en las pistolas. Desde entonces, el militante siempre ha negado su implicación en esos asesinatos, pero también se ha negado a condenarlos, describiéndolos como “actos de resistencia” contra la “opresión estadounidense e israelí”.

Aquellos sucesos tuvieron lugar mientras la guerra civil y la invasión israelí sacudían Líbano. Durante aquellos tiempos, una milicia fundada por el propio Abdallah perpetraba ataques contra objetivos israelíes y estadounidenses en el extranjero. Antes del arresto de Abdallah en Lyon, el grupo -las Facciones Armadas Revolucionarias Libanesas (FARL)- cometió cinco ataques en suelo francés, incluyendo el asesinato en 1982 de los dos diplomáticos, por los que Abdallah ha pasado más de 40 años en la cárcel. Las FARL, formado por cristianos marxistas como su propio fundador, están inactivas desde 1984.

El abogado de Abdallah, Jean-Louis Chalanset, ha protestado por el hecho de que su cliente no fuera liberado al cabo de 30 años, como sucede con la mayoría de condenados a cadena perpetua en Francia. Su representado, considera Chalanset, ha sido el preso más longevo por la relación de su causa con el conflicto palestino-israelí.

El jueves, cuando lo visitó por última vez en la celda, lo vio “contento”, según ha declarado a la prensa internacional, “aunque sabe que regresa a un Oriente Próximo en un contexto difícil para los pueblos tanto libanés como palestino”. En el aeropuerto de Beirut, donde aterrizó este viernes por la tarde, le esperaban familiares y simpatizantes, que convirtieron su llegada en un mitin político improvisado. A pesar de haber pasado cuatro décadas encerrado, Abdallah ha reivindicado ante la multitud que deben mantener “la lucha contra el enemigo” en solidaridad “con la resistencia”, un término acuñado por el partido-milicia chií Hezbolá y sus aliados.

“La resistencia no es débil; lo sería si sus líderes fueran traidores. Pero sus líderes fallecieron como mártires”, ha expresado en lo que se ha interpretado como una referencia a los líderes de Hezbolá y de Hamás fallecidos durante los dos últimos años de guerra con Israel. Se esperaba la llegada de Abdallah, ahora con barba blanca, hoy mismo a su localidad natal en el norte de Líbano, Kobayat, donde los notables de la zona le aguardaban para celebrar una recepción oficial.

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