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Marruecos observa con recelo la ambigüedad del PP sobre el contencioso del Sáhara

Feijóo advirtió al primer ministro marroquí que no podía comprometerse sobre lo pactado por España porque lo desconoce. Fuerzas nacionalistas cuestionan en Rabat la presencia del Polisario en el congreso de los populares

El representante del Frente Polisario en España, Abdulah Arabi, asiste como invitado al  XXI Congreso Nacional del PP. HANDOUT por FRENTE POLISARIO EN ESPAÑA. 07/07/2025

En la primera reunión que el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, mantuvo con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en mayo de 2022, el jefe de la oposición española fue preguntado sobre si iba a mantener los compromisos de España con Marruecos en caso de llegar al poder. Feijóo ha rememorado ese encuentro esta semana, y ha revelado que Ajanuch se fue con las manos vacías. “Le dije: verá usted, hay un principio básico en mi actuación política que es no mentir. Si usted quiere que no le mienta, solo le puedo contestar de una forma: yo desconozco qué es lo que tengo que hacer, cuáles son los compromisos que tengo que mantener, porque en España esos compromisos no se conocen”. “Por tanto, primer ministro”, terminó su relato del encuentro Feijóo, “no me pida que me comprometa a cumplir un compromiso del que ignoro el contenido y el alcance del mismo. Salvo que usted me lo quiera explicar. Y entiendo que usted no tiene por qué explicarme, ni yo le pido ninguna explicación. Bueno, pues acabó la reunión”.

El líder del PP lleva tres años en una calculada ambigüedad sobre el contencioso del Sáhara Occidental. Desde el giro de Pedro Sánchez en marzo de 2022, cuando España pasó a apoyar la tesis de la autonomía ofrecida por Marruecos para la antigua colonia española, Feijóo ha evitado posicionarse con el argumento de que no conoce qué es lo que ha pactado el presidente socialista con el Gobierno de Marruecos. A la indefinición del líder popular se ha unido la presencia del Frente Polisario en el reciente congreso del Partido Popular de principios de este mes, lo que ha despertado recelos en el país vecino, inquieto con los conservadores españoles.

El Partido Istiqlal, miembro de la coalición gubernamental marroquí, se ha quejado por carta a Alberto Núñez Feijóo. Frente al silencio oficial del Gobierno de Rabat, la prensa marroquí se ha hecho eco con detalle de la protesta de la principal fuerza política nacionalista, que ha coincidido con el cierre de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla y la reactivación, tras más de un decenio de hibernación, de un grupo de activistas radicales que reivindica la soberanía de Marruecos sobre ambas ciudades autónomas norteafricanas.

Desde las páginas del L’Opinion, diario vinculado al Istiqlal, un sector de la clase política ha expresado el recelo ante la reiterada “ambigüedad” del PP. Sánchez dio un vuelco hace tres años a la tradicional posición española de neutralidad, de acuerdo con las resoluciones de la ONU para la autodeterminación de la antigua colonia. Pasó entonces a apoyar la tesis de la autonomía ofrecida por Marruecos desde 2007 como “la base más seria, realista y creíble” para una solución al conflicto, A partir de entonces, Rabat teme que una alternancia en el poder en Madrid pueda dar al traste con uno de sus mayores logros diplomáticos.

La presencia del delegado del Frente Polisario en España, Abudulá Arabi, en el congreso del PP ha sido interpretada como un gesto de “cordialidad excesiva”, según L´Opinion, que observa además una señal de que un futuro Gobierno de Feijóo no se verá vinculado por el compromiso de Sánchez en la hoja de ruta acordada con el rey Mohamed VI en abril de 2022. Además de inclinarse hacia una relación equilibrada con Argelia, que ofrece refugio al Polisario y miles de exiliados saharauis y ampara sus tesis de independencia para el Sáhara Occidental tras un referéndum de autodeterminación.

A preguntas de EL PAÍS, la dirección del PP ha declinado explicar por qué invitó al Frente Polisario a su último congreso de principios de julio. “La política exterior se hace, no se cuenta”, argumentan en Génova. Pero en otros círculos populares se recuerda que el PP siempre ha invitado al Polisario a sus congresos e, incluso, que no es la primera vez que Marruecos se molesta por ello. Feijóo tiene a dos diplomáticos asesorándole en política internacional, Ildefonso Castro y Ramón Gil Casares, que han sido a su vez secretarios de Estado de Exteriores, así que las decisiones, insisten en el PP, se han tomado con conocimiento de causa.

En la ponencia política aprobada en el último congreso del PP, los populares afirman que su propósito es “buscar la mejor relación posible con Marruecos y Argelia de manera equilibrada” porque su deseo es “la estabilidad en el Magreb”. Y añaden que, en lo que referido al Sáhara Occidental, el PP siempre defenderá “el respeto del Derecho Internacional y a las Resoluciones de Naciones Unidas”. Esto último implica, según explican en círculos informados de los asuntos internacionales del PP, que el partido no va a aceptar una política de hechos consumados y que apuesta por una salida negociada por las dos partes, lo que no excluye el plan de autonomía de Marruecos sobre la excolonia española, pero lo dificulta mucho.

En abril de 2022, el PP se alineó en el Parlamento con los socios de izquierda del PSOE votando a favor de una resolución, que salió aprobada con los únicos votos en contra de los socialistas y la abstención de Vox y Ciudadanos, que ratificó la apuesta por una salida negociada para el Sáhara en el marco de la ONU. En su parte expositiva, el texto desaprobó con contundencia la decisión tomada “a espaldas del Parlamento” por “una parte del Gobierno” español.

El ministro marroquí de Infraestructuras y Agua y secretario general del Istiqlal, Nizar Baraka, ha instado abiertamente a Feijóo a que aclare la posición de los conservadores españoles. “Como fuerza política también asociada en la Internacional Demócrata de Centro (...) le expreso nuestra profunda preocupación por la falta de claridad del PP sobre la cuestión del Sáhara”, advierte Baraka, tras recordar que Estados Unidos, países europeos como Francia y el Reino Unido y otros muchos Estados respaldan el plan de autonomía para que el territorio de la antigua colonia española se mantenga bajo la soberanía de Marruecos. El jefe de filas del Istiqlal deplora además que, al contrario del PSOE, el PP no haya adoptado una postura definida sobre el Sáhara.

Dentro del Ejecutivo tripartito marroquí de orientación también conservadora, el Istiqlal tacha la presencia del Polisario en el foro del PP de “acto de provocación desde un partido llamado a gobernar” en España con tal de “distinguirse” del PSOE. “Aunque se trate de un gesto dirigido al consumo [político] interno, la ideología prima sobre la realpolitk”, enfatiza L’Opinión tras destacar los avances alcanzados en las relaciones bilaterales en materia de cooperación de seguridad, control de la inmigración irregular y adjudicaciones de proyectos a compañías españolas en Marruecos, algunos relacionados con la organización conjunta del Mundial de Fútbol de 2030. “La historia de las recientes relaciones hispano-marroquíes están regidas por la realpolitik”, cita como aviso para navegantes al historiador Abdeluahed Akmir, “y los intereses están tan entrelazados que un cambio podría tener consecuencias irreversibles”.

Después de haberse asentado como primer socio comercial de Marruecos en la última década con 12.859 millones en exportaciones en 2024 (un 42% más que en 2020) frente a 9.834 millones en importaciones marroquíes, España tiene a apenas 15 kilómetros al sur a su tercer mejor cliente fuera de la UE. Más de 350 empresas españolas se han instalado al otro lado del Estrecho, con un flujo de capital en inversiones directas cercano a los 2.000 millones. “La realidad económica y geoestratégica se impone: un retorno al pasado parece improbable en caso de un cambio de Gobierno [en España], ante el interés de los empresarios españoles en la renovada relación con Marruecos”, sostiene un análisis de portal digital Hespress. El país magrebí es visto desde Europa como la cabeza de puente que abre paso al mercado de África Occidental, donde las compañías marroquíes se han desplegado en tiempos recientes.

Aduanas comerciales cerradas

Poco antes del inicio del congreso del PP, agentes de aduanas españoles recibieron el aviso del cierre de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla, puestas en marcha con altibajos a comienzos de este año, durante la Operación Paso del Estrecho (OPE) para facilitar los movimientos de miles de marroquíes residentes en el extranjero de regreso a su país durante las vacaciones estivales. Sin embargo, sea clausura no se hizo pública hasta después de la celebración del cónclave político, tras la difusión de las imágenes de miembros del Polisario invitados. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, puntualizó que la aduana comercial de Ceuta (de nueva planta) y la de Melilla (suprimida por Marruecos en 2018) solo habían dejado de operar de forma temporal, en el marco del acuerdo alcanzado entre ambos países que permite reducir o incluso paralizar el flujo de mercancías para facilitar el paso de viajeros. Tras una reunión mantenida el lunes en Bruselas con su homólogo marroquí, Naser Burita, Albares abogó por un compromiso para hacer compatible el tráfico de viajeros durante la OPE con el paso de mercancías por las aduanas de Ceuta y Melilla.

Entre el 15 de junio y el 15 de julio, en el primer mes de la también denominada Operación Marhaba (Bienvenida), por la frontera del Tarajal en Ceuta han entrado en Marruecos 115.000 personas en unos 25.000 vehículos, frente a los 360.000 viajeros y 72.000 vehículos llegados a través de los dos puertos de Tánger. En la frontera terrestre de Melilla el tráfico ha caído un 32% respecto a 2024, con 41.000 viajeros durante los primeros 30 días de la OPE, mientras el flujo de llegadas se ha incrementado en un 20% en el vecino puerto marroquí de Nador.

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