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El desfile de la división, ¿una nueva muestra del autoritarismo de Trump?

El autoritarismo del presidente y su politización del Ejército encienden las protestas por todo el país una semana después del envío de tropas a Los Ángeles

Una columna de tanques en el desfile de este sábado.
Miguel Jiménez

El Ejército de Estados Unidos tomó este sábado el centro de Washington. Desde la mañana, un festival castrense sirvió de aperitivo a la primera gran parada militar desde 1991. En paralelo al desfile, actos de protesta se sucedieron por todo el país. El evento militar careció de carácter institucional. Al presidente de Estados Unidos le felicitaron una y otra vez y escuchó entonar el Cumpleaños feliz al principio y al final del evento. En muchos sentidos, fue la fiesta de su 79º cumpleaños. Washington está acostumbrado a celebrar el 4 de julio, la fiesta nacional, con un desfile cívico en el que participan organizaciones sociales, bandas de música y estudiantes. Sin embargo, los desfiles militares no son una tradición, pues se perciben como algo más propio de un país autoritario.

Muchos creen que en eso es en lo que se está convirtiendo Estados Unidos de la mano de Donald Trump, que ha movilizado el Ejército para contener las protestas ciudadanas. Por todo el país, decenas de miles de estadounidenses salieron este sábado a la calle para protestar contra esa deriva. La jornada militar, además, se celebra con el país conmocionado por el asesinato de una congresista estatal y su marido en su casa en Minnesota esta misma mañana. Otro senador estatal y su mujer fueron tiroteados y heridos.

El anterior desfile de Washington databa de 1991, tras el final de la primera guerra del Golfo, en tiempos de George Bush padre. Otras paradas militares tuvieron lugar tras el final de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Civil, en momentos de unidad nacional y patriotismo. El de este sábado, sin embargo, era el desfile de la división.

Donald Trump, flanqueado por la primera dama, Melania Trump, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth.

Teóricamente, la idea era conmemorar el 250º aniversario del Ejército de Estados Unidos, pero el hecho de coincidir con el 79º cumpleaños de Trump y de que el presidente lleve encaprichado con un desfile desde que en su primer mandato asistió al del 14 de julio, día de la Toma de la Bastilla, en París en 2017, ya contaminaban la iniciativa.

Ningún expresidente, ni republicano ni demócrata, estaba entre los asistentes. Tampoco acudió el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ni los gobernadores de los Estados ni dirigentes o cargos del Partido Demócrata. Entre los invitados de la tribuna de honor sí estaba el cantante Lee Greenwood, uno de los favoritos de Trump (suele entrar en escena en sus actos de partido cuando suena su God Bless the USA) o el jefe de la presidente de Ultimate Fighting Championship (UFC), la organización de lucha libre. UFC era uno de los patrocinadores del desfile, al igual que el fabricante de armamento Lockheed Martin y el mercado de criptomonedas Coinbase.

A eso se unió la decisión de Trump de enviar tropas a Los Ángeles unos días antes para reprimir las protestas contra su política migratoria, una medida percibida como el último paso de su deriva autoritaria.

“La democracia está siendo atacada ante nuestros propios ojos: el momento que tanto temíamos ha llegado”, afirmó Gavin Newsom, gobernador de California, que se ha opuesto al despliegue de la Guardia Nacional y los marines en Los Ángeles y lo está combatiendo en los tribunales.

“No estamos viviendo en tiempos normales”, sostenía esta semana Neera Tanden, jefa del Center for American Progress (CAP), en un acto organizado por ese laboratorio de análisis de Washington. “Estamos viviendo en una época en la que el presidente está utilizando un manual autoritario diseñado para utilizar los poderes del Estado para intimidar a los oponentes, silenciar las voces de la oposición y promover los objetivos y el poder de la propia Administración”, argumentó.

“El despliegue de los marines tiene lugar en el contexto de una Administración que, desde sus inicios, ha puesto en el punto de mira a los medios de comunicación, los sindicatos, los bufetes de abogados, las universidades y las organizaciones sin ánimo de lucro que considera opositoras. Muchas de esas organizaciones son, en realidad, pilares fundamentales de la democracia”, aseguró. “Nos encontramos ante una presidencia imperial, que ignora la Constitución y se centra en consolidar el poder en manos de un solo hombre”.

En ese acto participaba el profesor de Harvard Steven Levitsky, coautor de Cómo mueren las democracias. “Creo que hemos cruzado la línea hacia alguna forma de autoritarismo y lo hemos hecho mucho más rápido de lo que la mayoría de nosotros esperábamos”, afirmó. “De repente, para cientos de miles de estadounidenses, para líderes universitarios, para bufetes de abogados, para políticos de ambos lados del espectro, para grupos de la sociedad civil de todo tipo, la gente tiene que pensárselo dos veces, incluso tres, antes de participar en actos de oposición pacíficos, legales y normales. Si la gente está preocupada por las represalias del Gobierno por oponerse a él, ya no se vive en un sistema plenamente democrático”, apuntó.

“El desfile de Trump no es más que una demostración vulgar de lo débil que es. Es el tipo de cosas que se ven con Kim Jong-Un, Putin... dictadores de todo el mundo que son débiles y están desesperados. Es lo más pequeño que se puede ser. Pero así es Donald Trump”, sostenía esta semana Newsom, posible aspirante demócrata a la presidencia en 2028, que se ha erigido de algún modo en líder de la oposición.

Manifestantes se encaran entre sí este sábado en Washington con motivo del desfile militar.

“Como embajador de Estados Unidos en Rusia, estaba obligado a asistir a los desfiles militares de Putin”, tuiteó este viernes Michael McFaul, destinado en Moscú con el presidente Barack Obama. “Nunca me gustaron. Me preocupa que mi país esté ahora malgastando millones en hacer lo mismo”, añadió.

“El costoso desfile militar de Trump no es una muestra de patriotismo, es una muestra de ego”, asegura Mark Kelly, senador demócrata por Arizona, antiguo piloto militar condecorado y astronauta. “Los desfiles militares sirven para honrar a quienes han servido [al Ejército], no para alabar a un presidente que solo piensa en sí mismo”, tuiteó.

“A todos nos gusta disfrutar de una bonita fiesta de cumpleaños”, escribió en la red social X el senador por Vermont Bernie Sanders. “Pero la mayoría de nosotros no lo celebramos con un desfile militar de 45 millones de dólares financiado por los contribuyentes”.

Manifestantes y policías, este sábado en Washington.

No solo entre los demócratas hay voces críticas. “Yo no lo habría hecho”, dijo esta semana el senador republicano por Kentucky Rand Paul. “Siempre fuimos diferentes a, ya sabes, las imágenes que se veían en la Unión Soviética y Corea del Norte. Estábamos orgullosos de no ser así”.

Trump advirtió que reprimiría las protestas con un uso agresivo de la fuerza, aunque apenas hubo manifestantes en las inmediaciones del desfile. La Casa Blanca matizó después que se estaba refiriendo solo a las protestas violentas y que toleraría las pacíficas. Wayne Ivey, sheriff del condado de Brevard, en Florida, fijó sus propias reglas: “Si lanzas un ladrillo, una bomba incendiaria o apuntas con un arma a uno de nuestros agentes, avisaremos a tu familia de dónde recoger tus restos, porque te mataremos, te dejaremos muerto como un cadáver. No vamos a jugar”, advirtió en una rueda de prensa.

Un manifestante porta una bandera de Estados Unidos al revés durante una protesta por el desfile de este sábado.

“La idea de reprimir las protestas contra un desfile militar es autoritaria. Es autoritarismo puro y duro, y la sociedad tiene que oponerse”, subrayó Levitsky. En el mismo evento, Heather Cox Richardson, profesora de Historia de la Universidad de Boston, abundó en la idea: “Le aterroriza que haya vídeos de manifestantes en contra de su desfile militar. Si pensamos en la demostración de fuerza que está planeando y en cómo han sido este tipo de demostraciones en otros países, es evidente que no quieren manifestantes en las calles”, señaló.

El desfile, que se adelantó media hora por la amenaza de lluvia, llegó en un momento en que Trump ha politizado el Ejército. En Estados Unidos, los militares se mantienen al margen de la política y gozan de un amplio respaldo ciudadano. La gente les agradece espontáneamente su servicio cuando se cruzan con soldados y agentes. Se ve como algo natural que los militares tengan prioridad en el embarque en los aviones.

Trump, sin embargo, dio esta semana un mitin político en el cuartel de Fort Bragg (Carolina del Norte), arremetiendo contra sus rivales. No faltó ni siquiera la venta de la mercancía con los lemas del republicano, que también se ha visto este sábado en Washington. El presidente ha enviado mensajes a sus seguidores para recaudar fondos en los que habla de “mi desfile”. Para muchos estadounidenses, no es su desfile.

Asistentes al desfile militar de Washington con lemas trumpistas.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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