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El cardenal Müller: “Los cismas en la Iglesia siempre han sido cuando no hay claridad en la doctrina”

Uno de los líderes del sector conservador y de la oposición más dura a Francisco critica años de “papacentrismo” y advierte que un pontífice debe decir la verdad de la fe, “guste o no”, sin responder a expectativas políticas

El cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, en su casa de Roma este domingo.
Íñigo Domínguez

El cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller (Maguncia, 77 años) ha sido estos años una de las voces más firmes y destacadas de la oposición al papa Francisco, y probablemente la más respetada. No solo por su sólida formación teológica ―fue el prefecto de Doctrina de la Fe con Benedicto XVI, y siguió con Francisco hasta que lo apartó en 2017―, también porque siempre ha hecho una crítica dura, pero directa y abierta, en cartas, artículos y entrevistas. En el cónclave encabeza el sector más conservador, que espera en una corrección de rumbo de la Iglesia, tras un Papa al que ha acusado de debilidad doctrinal, confusión institucional y decisiones erráticas y autoritarias. Por eso hablar con él da una idea de qué piensa la parte de la Iglesia más hostil a Francisco. En el despacho de su casa de Roma responde rodeado de cientos de libros perfectamente ordenados.

Pregunta: ¿Cómo vive estos días?

Respuesta: Bueno, los medios de comunicación, los políticos, piensan en categorías de derecha, izquierda, conservadores, liberales. Hay una secularización del pensar. Debemos meditar sobre la misión del Papa no solo en estas categorías mundanas. Es difícil describir la misión de la Iglesia, es sobrenatural. Su esencia es el cuerpo de Cristo. verdadero hombre, verdadero Dios. En analogía con esto la Iglesia se compone de elementos divinos y humanos… y por eso siempre hay algunos escándalos (sonríe). Somos humanos como los demás.

P. Usted ha sido muy crítico con Francisco. ¿Cuál es su principal crítica, qué se debería corregir?

R. Yo nunca lo he criticado personalmente, como persona. Había preguntas de los fieles, que como obispo, como teólogo, tengo que responder. Por ejemplo, Jesús hizo la definición de la indisolubilidad del matrimonio y entonces cómo es posible, en algunos casos, dar la comunión a los divorciados [que se han vuelto a casar] que antes vivieron en un matrimonio legítimo. Los documentos deben interpretar las palabras del papa a la luz del Evangelio y no al revés. El Papa tiene solo una autoridad formal, la autoridad viene de la Sagrada Escritura y de la tradición apostólica. Se tiene que decir la verdad, también cuando algunos no quieren escucharla.

P. ¿Estos años ha visto la Iglesia en peligro? Se le ha visto muy preocupado.

R. Sí, porque el papa Francisco ha hecho cosas muy buenas en la dimensión social de la Iglesia, y hemos visto en el funeral que tiene una autoridad moral universal. Pero debemos hablar también sobre la misión de la Iglesia de reunir a los hombres en Jesucristo, el Cristocentrismo. El Papa, por supuesto, no lo niega, pero ha habido dudas, no en la sustancia de su doctrina, sino en la presentación, porque ha habido interpretaciones opuestas. Es absolutamente necesario ser obediente a Cristo, y las reacciones en el mundo, o en un país, pueden ser las que sean, pero se tiene que presentar la doctrina cristiana, sea oportuna o inoportuna. Es más fácil hablar según lo que les gusta a los demás, tienes más amigos.

P. Entonces cree que el Papa se ha equivocado en algunas cosas.

R. El Papa, los obispos, tienen que decir la verdad. Los apóstoles cuando vinieron a Roma no dijeron: aquí hay muchos dioses, podemos poner Cristo al lado. No, dijeron que Cristo era el único, y fueron perseguidos. Ahora en China, se puede poner el retrato de Xi Jinping en las iglesias [dentro del controvertido acuerdo entre la Santa Sede y China]. Esto es una ideología. No podemos pasar por esto, adorar a los hombres.

P. ¿Cree que Francisco ha buscado la popularidad?

R. Sí. Estar cerca del pueblo de Dios es la misión de cada pastor de la iglesia, otra cosa es el populismo. Pero no quiero criticarlo, es nuestro siglo, con estos medios de comunicación... El Papa ha dicho muchas veces: yo soy el párroco del mundo. Yo creo que esto no es la verdad. El párroco de la parroquia es el párroco. Sí, entiendo lo que quería decir, pero la impresión es que los obispos y los párrocos son solo los instrumentos para multiplicar las palabras del Papa. Y con todas estas entrevistas del Papa cada día había un mensaje, esto no me parece adecuado.

P. No le gusta esa forma de comunicar.

R. Debe reducirlo a los momentos muy importantes, para evitar que a los párrocos la gente les diga: hoy el Papa ha dicho esto y lo otro. Cristo es el centro de la Iglesia, no podemos hacer un culto de las personas. No creemos en el Papa, no podemos creer en un obispo, creemos en Cristo.

P. ¿Cree que estos años la Iglesia como institución ha sufrido?

R. Veo un papacentrismo en los medios de comunicación, y esto no es sano. La gente piensa que ver la misa del Papa en televisión vale más que la misa de la parroquia. Esto no es correcto.

El cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, en un momento de la entrevista en su despacho de Roma.

P. Su crítica a Francisco es que doctrinalmente ha sido problemático.

R. No era un profesor de teología como Ratzinger. Pero no es necesario que un papa tenga que serlo, la mayoría no lo eran, y por esto cada papa tiene su posibilidad de poner el acento según su mentalidad. Los latinoamericanos son distintos de nosotros.

P. ¿El próximo Papa tendría que volver a ser europeo o de Occidente?

R. No depende del país. Tenemos que hablar más de Jesucristo. En los últimos sínodos se ha hablado siempre del espíritu.

P. Usted ha dicho que con Francisco se cierra una era, pide una corrección de rumbo. Pero muchas voces dicen que hay que seguir el camino de Francisco, que es irreversible.

R. Yo he dicho muchas veces que cada papa no es el sucesor del antecesor, solo cronológicamente. La doctrina de los papas es solo obligatoria en cuanto está conforme a la revelación. Lo que el Papa diga sobre todas las cosas, civiles, seculares... Tiene que tener una opinión, claro, como confrontarse con la inmigración. Son grandes problemas, la Iglesia puede dar solo algunos principios morales. Lo que es posible, lo que es malo. La Iglesia no tiene una solución para todos los problemas en el mundo, solo la misión de guiar a la gente a la vida eterna, responder a las preguntas existenciales. Y no hacer comentarios de cualquier tema. Hay otros muchos expertos para eso.

P. ¿Las discusiones estos días en las congregaciones generales son animadas?

R. Sí, esperemos que el Espíritu Santo nos conduzca a un nombramiento de la persona adecuada. Pero no podemos esperar un superhombre, los superhombres no existen, cuando uno se presenta como un superhombre va muy mal (sonríe).

P. ¿Hay una división en la iglesia, hay una fractura?

R. Yo pienso que todos conocen la responsabilidad de dar también un ejemplo de unidad, de comunión, de estar juntos. La realidad no es como la película Cónclave (risas).

P. ¿La ha visto?

R. No, he leído las reseñas. Pero es Hollywood, es una fantasía. Esas imágenes de los muros del Vaticano…

P. Las conspiraciones…

R. La gente de aquí es como la de todo el mundo. La ordenación no cambia la naturaleza humana.

P. ¿Estos años ha tenido miedo de un cisma?

R. Ha habido muchos cismas en la historia, y los cismas en la Iglesia siempre han sido cuando no hay claridad en la doctrina. Y de la claridad en la doctrina es responsable el Papa, junto a los obispos. Esta claridad no viene cuando uno solo, autoritariamente, dice: hacemos así (da un golpe con el puño en el brazo del sillón). Como en un partido político. La unidad de la Iglesia viene de aceptar que lo decisivo es la palabra de Dios, y no lo que esperan los políticos, que quieren instrumentalizar la Iglesia, o las ideologías, para decir que el Papa está de su lado. La Iglesia tiene que ser independiente de las expectativas de las políticas y de los ideólogos. Los ideólogos siempre son un gran daño para la humanidad.

El cardenal Müller, en un momento de la entrevista.

P. Se dice que los cardenales no se conocen entre ellos, ¿es así?

R. En los últimos diez años no ha habido una convocatoria del colegio cardenalicio. Esto tiene que cambiar porque el colegio es el senado del Papa. El Papa no puede trabajar sin estos intercambios de opiniones. Una sola persona no es capaz de ser un experto en todas las dimensiones de la vida, que hoy es muy complicada. Para esto hace falta un estilo más colegial.

P. En cambio, usted es crítico con la sinodalidad [el gobierno compartido de la Iglesia, con laicos y mujeres]. Ha dicho que la Iglesia no es una democracia.

R. El sínodo de los obispos es de los obispos, que constituyen el magisterio de la Iglesia. Se tiene que distinguir de la cooperación de laicos en una asamblea eclesiástica de un país, de un continente. No se debe confundir el sínodo de los obispos con una asamblea que discuta los problemas. Ahora tenemos una confusión institucional.

P. ¿Cree que estos años ha habido confusión?

R. El amor a la claridad no ha sido muy desarrollado. Cada uno tiene sus características, pero la claridad no es una directiva de un dictador, el Papa es el buen pastor. Escuchando a la gente al final debe decir: esta es la dirección que Dios mismo nos da, no solo la de mi subjetividad.

P. ¿Cree que Francisco ha sido demasiado autoritario?

R. No se debe tener la impresión de que los obispos son los delegados del Papa. No es la verdad católica. Los obispos tienen su propio derecho divino, están en comunión con el Papa. Algunos que no conocen bien la Iglesia piensan que el Papa es como un omnipotente soberano. El Papa no es un rey, no es un presidente, es un pastor. Los pastores aman a sus ovejas.

P. Una decisión de Francisco que cambió muchas cosas fue irse a la residencia de Santa Marta. ¿El nuevo Papa debería volver al Palacio apostólico?

R. En el palacio apostólico hay una habitación para los papas, y eso [Santa Marta] es un hotel. El futuro papa no está ligado a estas decisiones. Todos esperan que se normalicen un poco estas cosas.

P. Uno de los asuntos más controvertidos estos años fue permitir la bendición de parejas homosexuales.

R. [La declaración] Fiducia suplicans fue un documento que no fue bien preparado. Y después hubo, por parte del mismo Papa, interpretaciones contradictorias. Bendecir a las personas individualmente siempre fue posible. Cuando la gente me ve me pide una bendición para sus niños, y no pregunto si son protestantes o católicos. Pero bendecir una pareja que no es un matrimonio es una señal que relativiza el matrimonio, no es conforme a la moral cristiana. Guste o no (sonríe). Esto debe ser absolutamente claro. No necesitamos documentos contradictorios.

P. Usted ha dicho que cree que la Iglesia en este momento está en una de las crisis más graves de la historia.

R. Una crisis no solo para la Iglesia, sino para toda la humanidad. El Papa habló muchas veces de la Tercera Guerra Mundial para describir las tensiones que existen. La desorientación, en la metafísica, en la filosofía, en la religión. Y esto tiene también repercusiones en la Iglesia, que tiene que reconciliar a la gente y no duplicar los problemas en sí misma.

P. ¿Del caso del cardenal Becciu qué opina? ¿Tiene que entrar al cónclave o no?

R. Esto no lo sé. Pienso que habrá una decisión en los próximos días. Porque tampoco nos han dejado muy clara la situación.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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