Ir al contenido
_
_
_
_

Ucrania acelera su producción de armas: ya fabrica más obuses que el resto de países europeos juntos

La financiación con dinero extranjero de la industria nacional, que ha sustituido en buena medida la entrega de equipamiento, está siendo clave en el crecimiento del sector defensivo. El armamento con sello ucranio cubre ya un tercio de las necesidades del ejército

Un soldado ucranio disparaba este domingo un obús de clase Bohdana en el sector de Donetsk, en el este de Ucrania.
Óscar Gutiérrez (ENVIADO ESPECIAL)

La contienda en Ucrania ha escrito ya un capítulo en la historia de la guerra debido a la producción y uso masivo de drones. Una revolución incontestable y llamativa, pero que desde la trinchera y la industria de defensa matizan: ningún conflicto se gana solo con esos aparatos no tripulados. El frente de combate se sostiene aún hoy por armas convencionales. Entre ellas, aprieta el paso el obús 2S22 Bohdana, un nombre técnico que esconde un pedazo fundamental de la transformación en la fabricación de armamento nacional. Antes de que Rusia atacara en febrero de 2022, este cañón fabricado por una empresa de Kramatorsk había realizado un puñado de pruebas. Se temió incluso que el modelo cayera en manos de las tropas rusas. Tres años después, la producción de esta arma supera la de los grandes aliados europeos, un paso de gigante en la autonomía de la industria de defensa ucrania, que ya cubre un tercio de las necesidades del ejército —en gran medida con fondos extranjeros—, según datos del Gobierno.

Este tipo de pieza de artillería es muy preciada. Se trata de un obús autopropulsado montado sobre un chasis rodado con una munición de 155 milímetros, un calibre estándar en la OTAN y, por tanto, muy presente en el campo de operaciones gracias a las aportaciones de los socios internacionales —Ucrania ha acelerado también la producción de estos proyectiles—. El 2S22 Bohdana alcanza los 42 kilómetros. En la práctica, es un arma utilizada de forma intensiva por su movilidad y potencial de destrucción. Su primer gran éxito, en el verano de 2022, fue la reconquista de la isla de las Serpientes, en el mar Negro, en colaboración con obuses Caesar de fabricación francesa.

Pero tras aquel hito su despegue ha sido lento. Rusia presionaba en el frente y Ucrania, al tiempo que trataba de estirar la producción de la empresa KZVV (Kramatorsk Heavy Duty Machine Tool Building Plant), fabricante del 2S22 Bohdana, necesitaba los cañones de sus aliados. El analista militar Patrick Hinton, del británico Royal United Services Institute, cifró en 14 los modelos de obuses en poder del ejército ucranio allá por julio de 2023, durante la contraofensiva, cuando cualquier país suele tener dos o tres. El tipo de cañón ucranio no contaba con fondos para crecer rápido, además de padecer obstáculos técnicos con los chasis que sostienen el cañón.

Igor Fedirko, director del Consejo Ucranio de la Industria de Defensa (UCDI), resume con sencillez el porqué del incremento de su producción: “La principal razón es que los necesitamos para la guerra”. Los números hablan. El pasado octubre, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, informó de que la capacidad de fabricación había alcanzado las 20 unidades al mes. Medio año después, el sector estima que esa cifra ronda los 40. Un número con carga especial porque es similar al que registra Rusia, según un informe del pasado septiembre del centro de análisis alemán Instituto Kiel.

Este mismo reporte señala que Francia, por ejemplo, fabrica ocho unidades al mes de su modelo de cañón; y Alemania, cinco o seis. “Producimos más obuses que toda Europa junta”, asegura Fedirko, con buen acceso a la industria privada y las necesidades del frente. El estirón pegado por el obús 2S22 Bohdana simboliza el cambio radical que ha experimentado la producción de armamento, dependiente ataño de la empresa estatal Ukroboronprom. La financiación pública, la entrada de empresas privadas y, sobre todo, el apoyo internacional han hecho despegar el sector. Según los datos del Gobierno, la capacidad de la industria de defensa se ha multiplicado por 35 en tres años y ascenderá a 35.000 millones de dólares en 2025.

Fedirko, antiguo asesor del Ministerio de Industrias Estratégicas, cita otro de los detonantes clave en este crecimiento de obuses made in Ukraine: el llamado modelo danés. Ante la falta de material militar que entregar a Ucrania, el Gobierno de Dinamarca propuso el pasado julio virar hacia el envío de fondos, para que sean las empresas de armamento ucranias las que fabriquen dentro del país. Parte de ese dinero, 538 millones de euros solo el pasado año, fue para la producción de los 2S22 Bohdana.

El esquema de esta iniciativa danesa es el siguiente: el Gobierno ucranio entrega una lista de proyectos militares a financiar y expertos daneses analizan su viabilidad y las garantías de ejecución de las empresas ucranias que desarrollen el arma. Copenhague ha abierto además esta suerte de paraguas de financiación a otros actores. Han fluido a través de esta nueva vía fondos de Suecia e Islandia, así como desde la UE, a través de los ingresos acumulados por los intereses de los activos congelados a Rusia. Noruega y Canadá también han comprometido capital para esta iniciativa. “Estoy sorprendido por la velocidad con la que la industria de defensa de Ucrania es capaz de prestar sus servicios”, manifestó el pasado enero el ministro de Defensa danés, Troels Lund. El modelo funciona, así que Dinamarca anunció el pasado día 3 un nuevo paquete de casi 900 millones de euros para el periodo 2025-2027.

“Ucrania ha incrementado exponencialmente su producción militar en los últimos tres años”, afirma Mykola Bielieskov, analista sénior del National Institute for Strategic Studies, con sede en Kiev, “especialmente en vehículos aéreos no tripulados de diversos tipos (de reconocimiento y ataque), obuses, misiles de crucero, morteros y vehículos blindados de transporte de personal”. Según Bielieskov, la aportación de fondos extranjeros a la fabricación nacional permite además una producción “más económica, debido a los costes laborales”, y “más rápida” porque responde directamente a las necesidades del frente, que sirve de banco de pruebas para testear cada arma y sus modificaciones.

El avance de esta industria, en medio de una brutal invasión, es espectacular, pero la dependencia de los socios internacionales, tanto en armamento pesado (sirvan de ejemplo los sistemas de defensa antiaérea) como en componentes (microelectrónica, explosivos, combustible de proyectiles), es aún muy grande. También el riesgo de que, a largo plazo, decaiga la financiación o la mano de obra cualificada, como apunta Bielieskov. La receta está clara: primero el frente de batalla. Pero sin perder de vista en el largo plazo las posibilidades del sector en el mercado internacional. “El potencial de la industria de defensa de Ucrania es enorme”, señala Fedirko, “y está lista para exportar”. Se busca acuerdos de asociación entre empresas ucranias y compañías extranjeras. Y ya está pasando. La alemana Rheinmetall y la franco-germana KNDS, ambas volcadas en la producción de munición, y la estadounidense AeroVironment, que fabrica drones bomba, han puesto en marcha operaciones en territorio ucranio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Óscar Gutiérrez (ENVIADO ESPECIAL)
Periodista de la sección Internacional desde 2011. Está especializado en temas relacionados con terrorismo yihadista y conflicto. Coordina la información sobre el continente africano y tiene siempre un ojo en Oriente Próximo. Es licenciado en Periodismo y máster en Relaciones Internacionales
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_