Así ha sido el primer discurso de Joe Biden ante el Congreso de Estados Unidos
El mandatario estadounidense comparece ante el Senado y la Cámara de Representantes en el que asegura que el país “está de vuelta” para tomar el liderazgo mundial

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha ofrecido este miércoles su primer discurso como jefe de Estado a la Cámara de Representantes y al Senado. El mandatario ha hablado sobre el gran avance en la campaña de vacunación contra la covid-19 en la que ya han administrado más de 200 millones de dosis. “La economía ha creado más de 1,3 millones de nuevos empleos en 100 días. Más empleos en 100 días que cualquier otro presidente”, ha asegurado el demócrata. También habló sobre la brecha salarial: “Necesitamos garantizar una mayor equidad y oportunidades para las mujeres... Ha pasado demasiado tiempo”, aseguró. El mandatario condenó al supremacismo blanco al designarlo como “terrorismo”.
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Dos mujeres guardan la espalda de Joe Biden
Ha sido la imagen de la noche y pasará a los libros de historia. Por primera vez, las dos figuras sentadas detrás del presidente en su discurso eran mujeres: Kamala Harris, vicepresidenta, y Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes. Nuestra compañera Yolanda Monge cuenta la historia detrás de la foto.

Es tradición que un representante del partido contrario al que gobierna, responda el discurso del mandatario. Este año fue el senador republicano Tim Scott.
El último representante que ha dado la réplica y se ha convertido en presidente fue... Joe Biden. El demócrata fue el responsable de ofrecer la respuesta al discurso de Ronald Reagan en 1983.

Ocasio-Cortez pide reconocer a los activistas que han conseguido que se pongan algunos temas sobre la mesa
La congresista de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, una de las representantes del ala más progresista del Partido Demócrata, ha pedido reconocer a los "numerosos activistas" que han "trabajado incansablemente" para que este miércoles se escuchara hablar de algunos temas como la educación infantil universal, la calificación del supremacismo blanco como terrorismo, o ciertas cuestiones laborales y salariales durante el discurso del presidente Joe Biden.
"Sin embargo, no podemos parar hasta que se haga", ha escrito en su cuenta de Twitter. "Seguimos".


Una estampa de la noche. El primer presidente de Estados Unidos que ofrece el discurso ante el pleno del Congreso acompañado de dos mujeres en los cargos de mayor rango tras el mandatario: la vicepresidenta Kamala Harris y la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Foto: AFP

Crítica desde dentro sobre la crisis en la frontera
El senador demócrata Mark Kelly aseguró tras el discurso de Biden que, si bien comparte la urgencia del presidente de arreglar el sistema de inmigración roto, "lo que no escuché esta noche", sostuvo, "fue un plan para abordar la crisis inmediata en la frontera, y continuaré responsabilizando a esta Administración para cumplir con la recursos" que se necesitan.
Como apuntaba Lorena, ni siquiera mencionó a México. Aunque sí le dedicó unas breves palabras a El Salvador, Honduras y Guatemala.

"Debilitar nuestra frontera sur y crear una crisis no es compasivo", ha dicho el senador republicano Tim Scott en su respuesta al discurso de Biden.
El legislador de Carolina del Sur, que es el único afroamericano en el Senado por el Partido Republicano, ha sido categórico al decir que Estados Unidos no es un país racista. Sin embargo, ha dicho sentir "el dolor de la discriminación".
"Sé cómo se siente que te pare la policía sin motivo y que te sigan en una tienda mientras compras", ha afirmado antes de decir que el país necesita llegar a acuerdos en las discusiones sobre la raza.
"Cuando Estados Unidos se une, conseguimos avanzar tremendamente, pero hay fuerzas poderosas que quieren separarnos", ha dicho. "Hoy a los niños se les enseña otra vez que el color de su piel los define y que si lucen de una manera determinada son opresores. Desde universidades a compañías o en el sector cultural, hay gente que gana dinero y poder haciéndonos creer que no se ha avanzado y dándole peso a las divisiones que han creado".

Un viaje simbólico para el día 100
Biden decidió celebrar este jueves los primeros 100 días de su mandato en Georgia. La elección es muy simbólica. Un feudo conservador que en las últimas presidenciales votó por primera vez en 28 años a un presidente demócrata. No solo eso, después votaron por los dos senadores que le dieron el control de la Cámara alta a los demócratas. Esa votación, histórica, definirá la era del actual mandatario.
El presidente aprovechará su viaje para visitar junto a su esposa, Jill, al que ex presidente Jimmy Carter, quien gobernó entre 1977 y 1981, y que en 2002 recibió el premio Nobel de la Paz.

La senadora republicana Lisa Murkowski, un voto clave para los demócratas por considerarse moderada, dice sobre el discurso de Biden: "No estaba demasiado inspirada". Criticó que había demasiado gasto para impulsar monumentales propuestas. Y arrojó una bomba con la que tendrá que lidiar el mandatario y los congresistas demócratas por al menos dos años: "Creo que hace que sea muy difícil el bipartidismo".

Biden, el novato más hablador
Como sucede con los periodistas deportivos, a los corresponsales políticos estadounidenses nunca les falta una estadística curiosa. La cadena del Congreso C-Span acaba de publicar esta lista con la duración de los discursos de los presidentes cuando se estrenan ante las dos cámaras, en la que Joe Biden destaca como el mandatario más hablador en su primer año.
El presidente ha hablado durante más de 64 minutos, frente a los más de 60 de Donald Trump en 2017 y de Bill Clinton en 1993.

Solo una mención a América Latina
En política exterior, me ha sorprendido la ausencia de referencias a América Latina, más allá de su breve mención a tres de los países de origen de los migrantes que más llegan a la frontera sur de Estados Unidos: El Salvador, Honduras y Guatemala.
Ni una sola mención al vecino México y ni tampoco a Venezuela ni a Cuba, como ha sido habitual en los últimos años. Si recuerdan, hace solo un año, en un discurso del Estado de la Unión muy diferente, el líder opositor venezolano Juan Guidó fue invitado al Senado y se llevó una ovación al ser reconocido como presidente legítimo por el exmandatario Donald Trump.
En esta ocasión, Biden no ha hablado de la crisis venezolana ni de la cubana. Entre sus promesas de campaña está revertir algunas de las políticas de mano dura emprendidas por Donald Trump con Cuba. Pero el presidente ha llegado a la Casa Blanca con un país sumido en la crisis de salud y económica provocada por la pandemia de coronavirus y esas medidas han quedado relegadas por ahora.


Biden sigue en la sala del pleno. Con mascarilla, se pasea para intercambiar algunas palabras con los congresistas. Uno de los primeros con quien habló fue el senador por Vermont, Bernie Sanders. Algunas de las medidas del veterano socialista se escucharon en el discurso de esta noche. Elizabeth Warren, del ala izquierdista del partido, también apaludió entusiasta ante varios de los anuncios. Es probable que hayan quedado conformes con la hoja de ruta presentada por Biden, quien ganó la elección como la opción moderada.

Acaba el discurso. Sin duda una agenda ambiciosa y quizá la más progresista en décadas. Pero de todo lo anunciado, es probable que mucho quede en el camino. El plan de infraestructuras tiene más proyección de salir adelante que el plan social. A pesar de que los demócratas controlan las dos Cámaras, en el Senado muchos proyectos de gran talante requieren 60 votos y está dividido entre 50 senadores de cada partido.

Y acaba con una inyección de optimismo y orgullo patriótico: "Somos Estados Unidos. No hay nada, nada, que esté por fuera de nuestra capacidad, no hay nada que no podamos hacer si lo hacemos juntos"

Biden cita a Franklin D. Roosevelt para que cada uno "haga su parte".
Su plan de estímulo de 1,9 billones de dólares, casi el 40% del presupuesto federal y alrededor del 9% del PIB estadounidense, ha sido comparado con el New Deal de Roosevelt.
Esta noche, volvió a vestirse de Roosvelt cuando anunció el plan de 1,8 billones de dólares para mejorar la protección social. Un proyecto a 10 años para “mejorar la vida de millones de estadounideses” que pretende financiarse con un aumento al impuesto de los súper ricos.

Aparecen los dreamers. Biden le pide al Congreso que se resuelva la situación legal de los cerca de 11 millones de inmigrantes a los que sus padres trajeron a Estados Unidos sin papeles cuando eran niños. Aprueben “las partes en las que todos estamos de acuerdo”, urge el demócrata.

Y ya está con la principal crisis que le ha tocado enfrentar en sus primeros 100 días al frente del Gobierno de Estados Unidos: la migratoria. Aquí también insta al Congreso a tomar acción.
"Por más de 30 años, los políticos han hablado de reforma migratoria y no han hecho nada al respecto", ha dicho antes de instarles a pasar su proyecto de ley para incrementar la seguridad fronteriza y ofrecer un camino a la ciudadanía a los 11 millones de indocumentados que se estima que hay en Estados Unidos.
Aquí también llega su primera referencia a América Latina, al hablar de la intención de su Gobierno de atajar las causas de origen de la migración ("la violencia, la corrupción, las pandillas, la inestabilidad política, el hambre, los huracanes, los terremotos"...) en Guatemala, Honduras y El Salvador.

Va una hora de discurso.
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