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“Quiero crear objetos asequibles para quienes aprecian nuestro trabajo”: Stapleless, la lámpara de diseño por menos de 100 euros

La creación del malagueño Jorge Penadés se distancia de las cifras astronómicas que suelen rozar este tipo de piezas con el objetivo de que quien quiera pueda coleccionar alguno de sus diseños

Victoria Zárate

Lo común, en cualquier proceso creativo, es que la idea preceda al objeto, y no al contrario. Sin embargo, cuando el equipo de Jorge Penadés (Málaga, 40 años) materializó la lámpara Stapleless, el diseño fue una evolución lógica sobre un objeto que obsesionaba desde hacía tiempo al diseñador malagueño. El artilugio en cuestión era una pequeña grapadora fabricada por la empresa japonesa Kokuyo en 2009. La patente de esta máquina de oficina, que formalizó un protodiseño americano de los años cincuenta, fascinó a Penadés por su simpleza y efectividad: a través de un sencillo mecanismo que creaba una hendidura en el papel, conseguía mantener sujetas hasta cinco hojas sin necesidad de grapas.

Una fórmula tan eficaz como sostenible de apilar y fijar documentos exenta de residuos metálicos, que ha dado la vuelta al mundo, y que han replicado multitud de empresas como Muji, con un diseño por menos de nueve euros. Penadés tuvo claro que no podía dejar pasar su enorme potencial y llevarlo a su terreno. “¿Qué ejercicio de simplicidad más radical es este? ‘¿Cómo puedes grabar dos papeles sin grapas?’, me pregunté. En el estudio siempre intentamos estudiar la vida de un objeto, darle la vuelta para crear algo nuevo, y este fue un caso claro”, explica por teléfono a ICON Design.

La simplicidad que ya acompaña al invento original fue la tónica del proceso creativo. Sin premeditación y solo escuchando a la naturaleza del objeto. Una cualidad que define al mundo de Penadés desde sus comienzos y en proyectos tan variopintos como la colección de jarrones para BD Barcelona o el diseño de las tiendas Camper. “Tengo cierta predilección por lo simple y austero, siempre que funcione de verdad”, confiesa.

La primera fase del proyecto, prosigue Penadés, pasó por conocer los límites del mecanismo como son el grosor, la dureza o cantidad del papel que podía intervenir, además de su escala. De la unión de tres posibles elementos, sin recurrir a fórmulas complejas ni un número infinito de incisiones –“la base de la máquina es simplificar las cosas, hacer lo mínimo para conectar dos hojas”, insiste– surgió la forma de una tulipa con tres variantes geométricas: circular, triangular y cuadrada. Un agujero en medio del papel, y un corte desde ese orificio hasta una de las esquinas, bastaría para transformar un material bidimensional en uno 3D.

La elección del material fue decisiva. Con la intención de salirse del circuito habitual en la iluminación, y aconsejado por amigos del mundo del diseño gráfico, el equipo de Penadés se decantó por el papel técnico Pergamenata, del proveedor para imprentas Fedrigoni. Las hojas que elabora esta empresa italiana creada en 1888 cuentan con pulpa ECF y el certificado FSC®, además de un acabado de efecto nube que imita a los antiguos pergaminos. “Siempre intento utilizar los recursos de una misma industria. Si manejo una máquina que grapa sin grapas, que normalmente se utiliza en un contexto de oficina y donde evidentemente se imprime mucho, intentamos contar con proveedores del mismo sector”.

Aplicado a modo de tulipa, este papel consigue una difusión homogénea de la luz, idónea para una zona de trabajo o un comedor. “Permite degradar el punto de luz lo máximo posible y nunca daña la vista, eso es lo interesante. Cuando la luz se acerca mucho al papel, no te deslumbra los ojos ya que actúa como una especie de filtro. Y conforme se va alejando sigue refractando la luz, lo que ofrece un difuminado uniforme, algo que no ocurre con otros materiales.”

En el plano estético, se impone de nuevo la falta de guion. Lo que de primeras puede recordar a la técnica del origami, con la que crear figuras de papel sin usar tijeras ni pegamento (y que conectaría con el origen japonés de la grapadora), son meras conjeturas. Su creador insiste en que se trata de un ejercicio de anti-diseño ausente de relato alguno. “Entiendo que muchas veces, aunque llegues a un objeto mínimo y limpio, puede haber detrás un relato muy complejo, pero aquí es todo lo contrario. Lo que hicimos fue escuchar a la máquina y al material, para que nos dijeran por dónde teníamos que tirar”.

El precio, junto a la falta de intencionalidad, es la esencia de la lámpara Stapleless. Lanzada a 99 euros y en una serie limitada de cinco unidades (por el momento), es la segunda entrega de la serie de objetos asequibles que pueden encontrarse en la tienda online del estudio. El portalápices Uprooted, fabricado con raíces de olivo desechadas que normalmente se destinan a la leña, inició el proyecto a un precio de 64 euros. “La idea era convertir estos experimentos que hacemos de forma recurrente en el estudio en objetos que fuera relativamente asequibles para la gente que nos sigue y aprecia nuestro trabajo”. Una excusa también, explica, para entablar conversaciones con empresas que puedan editar estos productos y producirlos a nivel industrial.

Con una carrera de fondo junto a instituciones culturales como el museo Victoria & Albert Museum, la Semana del Diseño de Milán o la colección permanente del Museo de diseño Vitra gracias a su proyecto Structural Skin, el trabajo de Penadés es una pieza clave en el puzle del nuevo diseño español. Esta edición limitada de objetos con un fuerte componente de funcionalidad, y a precios que distan de las cifras astronómicas que suelen rozar este tipo de piezas, responden a la propia frustración que vivió el diseñador en su etapa de estudiante, cuando quiso adquirir diseño de autor. “Incluso, aunque resulte paradójico, me pasó que no me podía permitir mis propias piezas”, revela. De hecho, durante años organizó una muestra efímera, Extraperlo, con objetos asequibles desarrollados especialmente por diseñadores de prestigio internacional.

Para el malagueño, esta nueva lámpara no está destinada a democratizar el diseño, sino de dar acceso a que un público se pueda permitir coleccionar alguno de sus objetos. “Yo no voy a restaurantes, no tengo un reloj caro ni un cochazo, pero me gusta eso, coleccionar objetos de gente a la que sigo. Y quiero que la gente también se lo pueda permitir con mi trabajo”.

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Sobre la firma

Victoria Zárate
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 2016. Coordinó la web de Tentaciones y su sección de moda y estilo de vida hasta su cierre en 2018. Ahora colabora en Icon, Icon Design, S Moda y El Viajero. Trabajó en Glamour, Forbes y Tendencias y ha escrito en CN Traveler, AD, Harper's Bazaar, V Magazine (USA) o The New York Times T Magazine Spain.
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