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“A veces lo importante es añadir más”: madera, barro, mármol y latón para reformar un piso de los años sesenta en Palma

TEd’A arquitectes, con base en Mallorca, dirige este trabajo que se ha prolongado durante 13 años y que ha sido reconocido esta primavera por La Casa de la Arquitectura y los Premios FAD de arquitectura e interiorismo

El techo se dejó desnudo, tal cual lo encontraron los arquitectos, mientras que el suelo es de hormigón pulido.
Nacho Sánchez

Es abrir la puerta y los ojos se llenan de hormigón y bovedillas de barro. También de madera de abeto, que sirve para formar tabiques y componer muebles. El ladrillo, que esconde una capa de corcho natural para aislar, envuelve todas las paredes completando una imagen que incluye vetas de mármol en el suelo y, en el techo, túneles de latón para ocultar cables eléctricos. El resultado es Can Gabriel, que ofrece un doble efecto que va del detallismo más absoluto a la crudeza de una obra que parece inacabada, como si los albañiles aún estuvieran allí. Cuenta uno de los autores de esta reforma que ha dado vida nueva a un viejo piso en Palma, el arquitecto Jaume Mayol, que si hubiese sido un proyecto presentado por un estudiante en la universidad probablemente habría suspendido por la excesiva cantidad de materiales usados. El suyo, sin embargo, ha sido premiado en la primera edición de los galardones de La Casa de la Arquitectura debido a su “lenguaje claro, didáctico y profundamente funcional” y también fue finalista de los premios FAD de Arquitectura e Interiorismo. “A veces lo importante es añadir más”, advierte Mayol.

Los cables de las bombillas que iluminan la vivienda van ocultos en tubos de latón, que además aportan un toque estético.

El trabajo realizado en esta vivienda ha requerido de un doble ejercicio de paciencia y de búsqueda de respuestas a las numerosas preguntas que este arquitecto mallorquín y su socia en TEd’A Arquitectes, la barcelonesa Irene Pérez, se plantearon. Las primeras arrancaron cuando vieron por primera vez el piso, allá por 2011, tras recibir el encargo por parte de Viçenç Sacarés. La anterior propietaria había iniciado una reforma que no había acabado, así que cuando lo visitaron —ubicado en un viejo edificio levantado en los años 60 en Palma— encontraron, en vez de habitaciones, un espacio diáfano con montones de escombros aquí y allá. “Entonces empezamos a planear cómo aprovechar aquel lugar tan desnudo y, a partir de él, ir superponiendo capas como un palimpsesto, sin borrar lo anterior”, explica el especialista. No había programa rígido, tampoco prisas: el trabajo ha sido rematado en 2024. “Se ha alargado por distintos temas, pero había tiempo. Y le ha venido muy bien porque la idea inicial ha ido mejorando, enriqueciéndose y volviéndose cada vez más compleja”, explica.

Los enchufes sobresalen de rasillas cuadradas, que sustituyen a los ladrillos del mismo tamaño que cubren las paredes del inmueble.

El primer paso fue aprovechar lo ya existente. Lo hicieron con los pilares, que se dejaron tal cual estaban. También con el suelo, cuyo hormigón simplemente se pulió. Y como los tabiques que separaban las antiguas habitaciones, ya derruidos, habían dejado una serie de líneas que marcaban esa distribución extinta, apostaron por no eliminar su huella: al contrario, se remarcó utilizando mármol bajo el que se escondió la instalación el eléctrica. En el techo se dejaron a la vista tanto el hormigón como las viejas vigas de barro, aún con manchas de yeso y conservadas como un retazo de la obra antigua. Sin pladur tras el que esconder el cableado, surgía entonces un problema. ¿Qué hacer con la instalación eléctrica? La solución fue utilizar tubos de latón que ejercen de regatas vistas y se descuelgan ocultando los cables en su interior mientras, de paso, suman con su estética.

La siguiente pregunta fue qué hacer con las paredes, que requerían un aislamiento para mejorar la eficiencia climática de la vivienda. Una capa de corcho natural fue la base y, para cubrirlo, el estudio se inspiró en los ladrillos irregulares que Alvar Aalto utilizó para el edificio de la residencia Baker del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Casualmente se toparon con unos viejos bloques de barro que estaban prácticamente abandonados, en formato 19x19 y que solo tenían diez centímetros de espesor. Se colocaron con junta vertical ya que no era necesaria su función estructural. Además, se ubicaron en posición errónea, con los dientes hacia afuera, para generar una textura singular. Entonces apareció un nuevo inconveniente: cómo colocar los enchufes sin romper los bloques. La respuesta, esta vez, fue adquirir rasillas, también de 19x19, que se colocaron justo donde eran necesarias las tomas de electricidad o interruptores —colocados en superficie— convirtiéndose en una nueva capa que, además, añadía belleza gracias a una composición muy pensada.

El baño es el único lugar cubierto de azulejos, aunque la madera y el techo desnudo dan continuidad con el resto de la vivienda.

Los tabiques para la nueva distribución se construyeron en un taller local con madera de abeto encerada —como los muebles— y luego fueron ensamblados en el piso hasta conseguir tres habitaciones: un dormitorio principal con baño, uno secundario y una cocina junto a un aseo. Están ubicadas en diagonal a tresbolillo —es decir, como si solo ocuparan las casillas negras de un ajedrez, dejando las blancas libres— y el resto conforma un solo espacio amplio que es polivalente y ofrece distintos usos en cada rincón: una mesa para el comedor, un sofá para la sala de estar y un hueco desocupado como posible sala de juegos. O lo que surja.

Las paredes están cubiertas de ladrillos colocados de lado para conseguir mayor textura.

“Confort natural”

Todos los materiales utilizados son naturales e incluyen ciertas imperfecciones, como el color del barro que nunca es igual porque la tierra siempre es diferente y el tostado en el horno también afecta a unos bloque de manera diferentes a otros”, señala Mayol. “Acaban generando la perfecta imperfección de las cosas naturales y esto termina siendo muy humano, ayudan a sentirse bien y que el espacio sea confortable”, recalca el arquitecto, quien apunta que, además, todos conforman una respuesta energética al clima balear. Aíslan, absorben la humedad ambiental y, con el apoyo de la ventilación cruzada, la sudan para refrescar y reducir la temperatura. “El piso no tiene ningún tipo de aporte frigorífico o calorífico. Es confort natural y eso implica que el usuario [el inquilino] es activo y se va adaptando a cada momento: no puedes ir manga corta en invierno y con chaqueta en verano”, sostiene. Más allá, la vivienda está repleta de detalles. Como las mangueras reticuladas y transparentes utilizadas como complemento a las griferías.

Las habitaciones de Can Gabriel están separadas por tabiques de madera que no llegan al techo.

La casa, acabada en 2024, ha sido finalista en los premios FAD de Interiorismo en el pasado mes de junio y poco antes fue reconocida por el Ministerio de Vivienda en la primera edición de los galardones de La Casa de la Arquitectura porque “pone en valor una rehabilitación que conjuga elementos preexistentes con nuevos acabados desde una lógica contemporánea, flexible y pedagógica”, según el jurado. Es el segundo proyecto que Ted’A Arquitectos —que Mayol y Pérez fundaron hace dos décadas tras estudiar en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès— realiza para Viçenç Sacarés tras cuatro apartamentos turísticos en Can Picafort. Ahora también trabajan con él en una intervención singular para remodelar un zaguán de apenas cuatro metros cuadrados mientras continúan con otros trabajos en Baleares y en la península. Además, están acabando una iglesia en Bélgica y una escuela en Suiza, país en el que ya han realizado otros proyectos y donde da clases en la Accademia di Architettura di Mendrisio.

Madera y ladrillo son los dos principales materiales del piso.

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Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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