Cómo viajar de manera segura estando embarazada
Consultar con el ginecólogo, contratar un seguro específico o evitar algunos destinos son claves para que las futuras madres disfruten con tranquilidad de una escapada


Una paciente acudió a la consulta de María de la Calle, jefa de Sección de Obstetricia Médica del Hospital La Paz y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Se encontraba avanzada en su embarazo, y quería saber si podría desplazarse con su familia al sur de España. “Lo primero que hago en estos casos es medir el cuello del útero, es un predictor de parto”, cuenta la doctora por teléfono. Por encima de 25 milímetros, da un cierto margen; por debajo, crece la posibilidad de que la mujer dé a la luz en el siguiente mes. Midió y desaconsejó la escapada. La paciente tuvo a su bebé a los cuatro días.
El primer consejo para una embarazada que desee viajar es acudir a su ginecólogo. Él o ella le indicará qué debe hacer, y qué no, en función de sus circunstancias concretas: si se trata de un embarazo gemelar, si se ha producido con técnicas de reproducción asistida, si tiene antecedentes de aborto espontáneo o ha presentado hematomas o sangrado.
“Yo fui a mi ginecólogo con un folio entero lleno de dudas”, sonríe María José Muñoz, autora del blog Los Viajes de Pepa, por videollamada. Su embarazo estaba siendo bueno. “No tenía náuseas, y me sentía con mucha energía”, recuerda.
El segundo trimestre: el mejor para una escapada
A juicio de De la Calle, el segundo trimestre (de la semana 14 a la 30) es el mejor para viajar. Los posibles riesgos de sangrados o aborto ya han pasado, y el embarazo aún no ha entrado en la recta final. “En el tercer trimestre volvemos a ser más cautos, ya que el útero está muy distendido, puede haber contracciones, y más riesgo de que se rompa la bolsa”, avisa.
El avión no es el problema
Existe el bulo, bastante extendido, de que las embarazadas no pueden subirse a un avión. “Pueden perfectamente, no se les va a romper la bolsa amniótica ni nada por el estilo”, aclara De La Calle. El problema aquí, como en cualquier otro medio de transporte, es el tiempo de inmovilidad, sobre todo en vuelos transoceánicos. “Existe más peligro de trombos, por lo que les recomendamos que se levanten y caminen cada cierto tiempo; a algunas incluso se les prescribe heparina”, explica.
Ocurre igual en el tren, donde la indicación es andar por los vagones, o en el coche, donde la máxima es parar cada cierto tiempo a estirar las piernas. De La Calle, por cierto, sugiere evitar las carreteras accidentadas y con baches.

Muñoz voló a Budapest en su segundo trimestre de embarazo. Las aerolíneas suelen exigir un certificado médico a partir de la semana 28, y directamente impiden volar a partir de la 35 o la 36 (alguna menos si se trata de un embarazo gemelar). “Cada compañía aplica sus propias normas; hay que comprobarlas bien a la hora de sacar el billete”, incide la experta viajera.
Seguros específicos
Hay seguros de viajes específicos para embarazadas, que Muñoz invita a contratar. Cubren los gastos médicos y la hospitalización en caso de complicaciones en el destino (un aborto, un parto prematuro), y, si fuera necesaria, la repatriación sanitaria. Algunos incluyen la cancelación del viaje por razones médicas relacionadas con la gestación. La bloguera anima a comparar entre distintas pólizas, y, muy importante, verificar la semana de gestación máxima que cubre cada una (puede variar).
¿Dónde viajar?
“Si no has viajado a África hasta ahora, ¡no esperes a quedarte embarazada para hacerlo!”, exhorta Muñoz, que en su blog ofrece consejos viajeros a las futuras madres. “Conviene que el destino cuente con la atención sanitaria adecuada en caso de necesidad”, concreta. Personalmente, ella defiende comenzar con un turismo de cercanía, “para quitar miedos”, e ir poco a poco aumentando el número de kilómetros de distancia. “España es perfecta para conocerla”, declara.

Vacunas contraindicadas
“Lo primero es ver qué tipo de infecciones hay en el destino, y qué vacunación o medicación se necesita”, dice De la Calle. Ciertas vacunas, como la de la fiebre amarilla, están contraindicadas en el embarazo. Y la hidroxicloroquina (utilizada como profilaxis para prevenir la malaria) ha de administrarse “con precauciones”, revela. A la ginecóloga le parecen especialmente peligrosos la malaria (causante de abortos y partos prematuros) y los virus del Zika, dengue y chikungunya, que se relacionan con malformaciones en el cerebro del feto. Los tres virus, endémicos en áreas de Latinoamérica y del Caribe, sudeste asiático y África, son de la misma familia, y los transmite el mismo tipo de mosquito. En aquellas zonas se imponen las mangas y los pantalones largos, y el repelente con DEET (dietiltoluamida), según aconseja.
Turismo activo con sentido común
“Andar es una actividad maravillosa y, en la naturaleza, aún más”, afirma De la Calle. Pero sin excesos, y con sentido común. “Sin saltar riscos”, descarta. Tampoco conviene andar a un ritmo más rápido que el que permita el cuerpo. “Hemos de escuchar a nuestro cuerpo, y hacerle caso”, interviene Muñoz. Para la ginecóloga, es saludable tomárselo como algo lúdico, sin pretender batir ningún récord. “Hay que beber mucha agua, llevar un calzado adecuado y parar si se nota la tripa dura”, pide.
Consejos generales
“El embarazo no es ninguna enfermedad, pero tampoco tu cuerpo está igual”, advierte María de la Calle, jefa de Sección de Obstetricia Médica del Hospital La Paz. La capacidad respiratoria disminuye, la posibilidad de una hipotensión crece y el aumento de la temperatura corporal es directamente proporcional al riesgo de sufrir un golpe de calor. También el centro de gravedad varía, por lo que es más fácil perder el equilibrio.
Aquí van algunos consejos para contrarrestar riesgos y molestias durante un viaje:
- Permanecer hidratada y utilizar protección solar de factor alto para evitar la aparición de manchas.
- Informarse sobre la calidad del agua del país de destino y, si es necesario, beber agua embotellada. Evitar las carnes curadas crudas y tampoco comer frutas ni verduras crudas si no se tiene garantías de que han sido correctamente lavadas. Son recomendaciones para prevenir la toxoplasmosis, que puede afectar al feto.
- Moverse regularmente durante el viaje.
- Informarse sobre los centros hospitalarios y la atención médica más próxima en el país de destino.
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