Almería en ocho lugares singulares que no son Cabo de Gata
La provincia andaluza es mucho más que sus postales más conocidas. Entre sus tesoros están las cuevas de Sorbas, el observatorio Calar Alto y el pueblo de Serón, apiñado en torno a un castillo de época nazarí


Almería es una provincia atípica y hasta me atrevería a decir que desconocida para una mayoría de viajeros. Porque sí, a todo el mundo le suenan el Cabo de Gata o los poblados del oeste de Tabernas. Pero, ¿cuántos saben que en esta provincia —a la que relacionamos inmediatamente con desiertos— tiene montañas en las que nieva todos los inviernos, pueblos en los que se curan jamones y observatorios de astrofísica de primer orden mundial?
Estos son ocho de los sitios que no te deberías perder si quieres conocer de verdad la provincia andaluza.
Cuevas de Sorbas
Desde la autovía A7 (Murcia-Almería), un desvío por la vieja N340a lleva a Sorbas, localidad que se ha hecho famosa por una red cavernaria excavada por el agua, pero no en roca caliza (carbonato cálcico), como la inmensa mayoría de las que conocemos, sino en yesos (sulfato de calcio). Y la diferencia no es baladí: el yeso es 100 veces más soluble en agua que la caliza y su cinética de formación (creación de estalactitas y estalagmitas, por ejemplo) es mucho más rápida; mientras que en caliza pueden tardar entre decenas de miles y millones de años, en yesos se forman y desaparecen mucho más rápido. Resumiendo: el Paraje Natural Karst en Yesos de Sorbas protege un paisaje extraño y desolado, con unas mil cavidades inventariadas que tienen poco que ver con lo que puedas conocer.
Solo hay tres acondicionadas para las visitas y conviene avisar de que no se trata de una cueva turística al uso, con caminos pavimentados, luces de colores, musiquita de fondo y pasamanos ante cualquier dificultad. Las cuevas de Sorbas se recorren en plan espeleólogo: con un casco, luz frontal y trepando y reptando donde se tercie. Hay visitas diarias, con varios tipos de recorrido. Del básico (unas dos horas), al combinado (cuatro horas) o el técnico (4,30 horas). Para saber más, visita el Centro de Visitantes Los Yesares, en el centro de Sorbas.
Castillo de Vélez-Blanco
El lugar más cinematográfico de Almería es esta fortaleza que se ve ya a lo lejos cuando asciendes por la carretera que sube de Vélez Rubio. Era el castillo-palacio de los Vélez, la residencia oficial de los señores del marquesado, una imponente construcción renacentista del siglo XVI fotogénica por sus cuatro costados. Llaman la atención sus siete torres, de la misma altura que la muralla, excepto la enorme torre del Homenaje, que sobresale por encima del conjunto. Se entra por lo que fue el patio de caballerías. Este daba paso mediante un puente levadizo con dos arcos de piedra a la puerta principal, acceso a la zona noble y el palacio, de planta hexagonal alargada y excelente grado de conservación gracias a los sillares de piedra que forman sus muros. Por dentro, el castillo es un laberinto de salas, escaleras y pasadizos, con una ornamentación muy superior a la que se espera de un recinto castrense porque las últimas reformas lo transformaron en palacio para los marqueses.

Pero le falta algo. En 1904, un millonario compró el patio de Honor del castillo de los Vélez, un majestuoso claustro en mármol blanco de Macael considerado una de las joyas del renacimiento andaluz. Fue desmontado pieza a pieza y trasladado en barco a Estados Unidos, junto a otros elementos del palacio. En 1964 el dueño lo donó al Museo Metropolitano de Nueva York, donde se reconstruyó y se exhibe en la actualidad.
Observatorio Calar Alto
La salida 362 de la autovía A-92 lleva a Gérgal y desde allí, siguiendo la sinuosa carretera A-1178, se llega hasta la cima de la sierra de los Filabres, a 2.168 metros de altitud, donde en 1975 se instaló el Observatorio de Calar Alto, el centro astronómico más grande en suelo continental europeo. Nació como una cooperación hispano-alemana, aunque desde 2019 está gestionado al 100% por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC) y la Junta de Andalucía. Además de la extraña silueta blanca de los cinco telescopios (uno de los cuales, de 3,5 metros, es el mayor de la Europa continental) se tiene una vista excepcional de toda la provincia de Almería, de la capital y la costa, al sur al valle del Almanzora hacia al norte y a lo lejos, hacia el suroeste, las Alpujarras almerienses y las estribaciones de Sierra Nevada. En invierno son frecuentes las nevadas, lo que obliga a extremar el cuidado con la conducción. Hay visitas guiadas y actividades nocturnas, las gestiona la empresa Azimuth, Educación y Turismo Científico S.L.

Serón
En la parte más occidental del valle del Almanzora aparece este pueblo serrano apiñado en torno a un castillo de época nazarí. Serón conserva un casco histórico típico de planimetría andalusí. Aunque las viviendas y fachadas no están todas lo bien mantenidas que deberían, un paseo por sus estrechísimas y empinadísimas callejuelas permite dejar volar la imaginación y recrear cómo serían la vida en Al-Andalus en el siglo XIII. El paseo, siempre en ascenso, acaba en el castillo nazarí, del siglo XIII. No queda mucho de él, aunque el conjunto se ha reacondicionado con miradores y almenas desde las que se tiene una gran vista del pueblo y el valle.
Otra de las cosas que hay que hacer en el pueblo es probar el famoso jamón de Serón, que se cura estupendo en estos fríos montaraces. Un buen lugar para catarlo es el bar-restaurante Plaza Nueva, junto al Ayuntamiento.
El Centro Pérez Siquier
Los amantes de la fotografía tienen una cita a las afueras de Olula del Río, donde está el Centro Pérez Siquier, el primer museo español dedicado a la obra de un fotógrafo. Carlos Pérez Siquier nació en 1930 en Almería y está considerado uno de los referentes de la vanguardia fotográfica española. Fue Premio Nacional de Fotografía en 2003. En el centro se expone parte del famoso trabajo que hizo a finales de los años cincuenta en blanco y negro y en color sobre la Chanca, un barrio mísero de la capital almeriense.

Anexo al centro está el museo Casa Ibáñez, uno de los mejores centros de arte contemporáneo de Andalucía, fundado en 2004 por el artista almeriense Andrés García Ibáñez.
La sierra de María
El parque natural de Sierra María-Los Vélez es un espacio protegido muy representativo de las sierras áridas del norte de la provincia de Almería, que en invierno suelen ver cómo las nieves cubren sus cumbres y valles. También es, posiblemente, la zona más desconocida de toda la provincia. El parque comprende una elevación montañosa al norte de Almería, sobre los términos municipales de María, Chirivel, Vélez-Blanco y Vélez Rubio. Su importancia, y la razón por la que el Gobierno andaluz decidió protegerlo, es su extensa masa forestal, una de las más densas de la provincia, formada en su mayoría por pinar de repoblación muy antiguo, al que los vecinos llaman “pinares viejos”, mezclada con zonas de encinas adehesadas. También por la presencia de más de cien especies de aves. La orografía de roca caliza, con muchas quebradas, cárcavas y dolinas, facilita el arraigo de numerosas comunidades vegetales.

La excursión clásica de la sierra es la ascensión hasta el pico María (2.045 metros), el techo del parque. La senda sale de la ermita de la Virgen de la Cabeza y toma unas tres horas hasta la cima. Existen otros senderos más fáciles, como el del Pinar de la Muela (11 kilómetros), el de Sierra Larga (18 kilómetros) o el de la Umbría del Maimón (12,5 kilómetros). La base de operaciones es la pequeña localidad de María, donde también se producen buenos jamones y embutidos.
Cuevas del Almanzora
Situado en una rica zona agrícola del valle bajo del Almanzora, el pueblo de Cuevas del Almanzora recibe su nombre por la enorme cantidad de casas cueva excavadas en los cerros de arcilla. Tiene un casco antiguo muy agradable. La parte más interesante de la localidad es la gran plaza del Castillo. La fortaleza fue una de las principales residencias de los marqueses de los Vélez, señores feudales de la zona. Está en perfecto estado de conservación, aunque por dentro nada tiene que ver con el original. Hoy acoge el museo Antonio Manuel Campoy, crítico de arte y gran coleccionista nacido en esta localidad en 1924. El museo lo forman su gran colección de pintura, en la que hay obras de Picasso, César Manrique, Barceló y Maruja Mallo.

Se puede dar un paseo también por el camino de ronda de las murallas. Enfrente y al otro lado del patio de Armas, el antiguo pósito del grano acoge el Museo Arqueológico, una sencilla muestra de lo hallado en las excavaciones del poblado argárico de Fuente Álamo. Por detrás de la fortaleza se accede a los antiguos lavaderos públicos y, a continuación, a la Cueva Museo. Se trata de una genuina casa-cueva que estuvo habitada por la familia de un funcionario municipal hasta hace poco y en la que se ha recreado una muestra etnográfica —con objetos donados por todos los vecinos— de cómo era la vida en estas viviendas. Muchas de los cientos que hay en el término municipal siguen habitadas.
Geoda de Pulpí
La geoda de Pulpí ha dejado de ser un atractivo poco publicitado, porque ya está entre los cinco recursos turísticos más visitado de la provincia almeriense. Pero me parece interesante incluirlo en esta lista. Una geoda es una cavidad rocosa cerrada en la que por complejos fenómenos geológicos cristalizan diversos minerales. Pueden ser del tamaño de una pelota de tenis o tan gigantescas como esta, descubierta en diciembre de 1999 por un grupo de geólogos aficionados del Grupo Mineralogista de Madrid en una mina abandonada en una pedanía de Pulpí, al sur de Almería. Con nueve metros de largo por dos de ancho está considera la segunda geoda más grande del mundo y la primera accesible por el público.

La visita incluye un recorrido por las galerías de la mina, de la que se extrajo hierro y plata hasta finales de los sesenta. Termina en el nivel 3, tras bajar 15 metros en vertical por una escalera de caracol, que es donde apareció la geoda. Por razones de protección no se puede acceder a la geoda, solo se permite introducir medio cuerpo por una oquedad para verla desde fuera. Aún así, la experiencia justifica el viaje. Hay visitas guiadas los siete días de la semana, y es imprescindible hacer reserva previa en su web.
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