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El declive de Kanye West al detalle: el documental que muestra las pocas luces y muchas sombras de seis años de su vida

El director Nico Ballesteros estuvo acompañando al rapero a todas partes de 2018 a 2024, y ha convertido las 3.000 horas de grabaciones en una película que la crítica ha calificado como una “sucesión de payasadas” y “una experiencia visual dolorosa”

Documental Kanye West
Ixone Arana

Han cambiado multitud de cosas en la caótica vida de Kanye West (Atlanta, 48 años) en la última década. Por ejemplo, su nombre: en 2021 pasó legalmente de ser Kanye Omari West a Ye, sin más. Esa ha sido, probablemente, la menos polémica de sus excentricidades. Hace tiempo que el rapero es más famoso por sus continuas crisis reputacionales que por su música, pero, lejos de esconder su deriva, ha decidido llevarla al cine. Este viernes 19 de septiembre se ha estrenado en un millar de salas estadounidenses In Whose Name?, un documental que captura la “genialidad, crisis, triunfos, caos, paranoia e intensidad creciente” de seis años de la vida Ye, según la sinopsis. Todavía no puede verse en España, pero, a juzgar por las reseñas de los medios estadounidenses, la cinta está mucho más cargada de caos que de genialidad.

El osado director que se ha convertido en la sombra de Ye durante más de un lustro es Nico Ballesteros. Comenzó a seguir al rapero con la cámara en 2018, cuando solo tenía 18 años —ahora tiene 26—, y siguió haciéndolo hasta 2024. “A veces, para comprender realmente una idea, la filosofía que rodea a algo, no basta con una entrevista de un minuto. La prehistoria del documental, o lo que sea, es importante para el contexto de lo que está sucediendo en él”, comentó en una entrevista en 2021, cuando la idea de la nueva película estaba todavía en pañales. Lejos de quedarse corto, Ballesteros ha editado unas 3.000 horas de material, la mayoría grabado con iPhone. “Él siempre fue muy amable conmigo, incluso como un mentor en cuanto a creatividad”, defendió a Ye en una reciente entrevista con Los Angeles Times, donde compartió que llegó a grabar hasta 15 o 18 horas diarias de sus andaduras.

Esos miles de horas de metraje —por las que Ballesteros no ha cobrado ni un céntimo, lo que, según él, le permitió mantener su libertad creativa— incluyen inocentes imágenes del rapero interactuando con otras estrellas, como Lady Gaga, LeBron James o Pharrell Williams. También sale echando unas amigables rimas con Drake, con quien se enemistó en 2018 y ha protagonizado una guerra abierta a través de las letras de sus respectivas canciones. Aun así, uno de los encuentros que peor ha envejecido es el que Ye mantiene con Seam Combs, condenado el pasado julio por dos delitos relacionados con la prostitución. También resulta chocante una entrevista que le hace el recién asesinado activista conservador Charlie Kirk, que “sonríe” al rapero “con la genuina emoción de un fan”, según describe Rolling Stone.

“Ye insistió en mostrar todas sus facetas, tanto la oscuridad como la luz”, contó el director a Los Angeles Times. El problema es que en los últimos tiempos, en la vida del cantante y empresario, hay mucha oscuridad y poca luz. “Este retrato documental de la superestrella del hip-hop, sin duda, cumple lo que promete: una mirada impasible que muestra los numerosos demonios internos de su protagonista. Pero, para aquellos que no se sienten atraídos por los giros inesperados de la mente claramente perturbada de Ye, resulta una experiencia visual dolorosa”, describe The Hollywood Reporter, que tuvo acceso a las casi dos horas de documental antes de su estreno. “En su conjunto es tan tediosa y frustrante como el propio West”, advierte Variety.

En España hay que conformarse con los escasos momentos de la cinta que se han compartido hasta ahora, como un extracto que ha circulado en redes sociales en el que se ve a Ye charlando con Elon Musk en una curiosa habitación/cama futurista en la que se tumban mientras conversan torpemente sobre sus respectivas relaciones amorosas: Kim Kardashian en el caso del rapero (estuvieron casados entre 2014 y 2022 y tienen cuatro hijos) y Grimes en el del magnate (juntos desde 2018 hasta 2022 y con tres hijos en común). “Entonces, ¿tú y Kim estáis juntos intermitentemente, o algo así?“, pregunta Musk. “Oh, no lo sé, es difícil de explicar”, responde Ye, y ambos ríen. “Grimes y yo...”, continúa el empresario, “estamos como... en la misma línea. Ella me dice: ‘Te quiero’. Y luego, ya sabes, un día después me dice: ‘Te odio”.

Ni siquiera Musk, que en enero indignó a medio mundo por hacer un gesto similar al saludo nazi durante la toma de posesión de Donald Trump —quien también se reúne con el rapero en el documental, y The Hollywood Reporter describe al presidente estadounidense como “desconcertado al encontrarse con alguien aún más loco que él”—, ha tolerado el descarado antisemitismo declarado de Ye. En febrero, el magnate tecnológico, dueño de la red social X, desactivó la cuenta del artista después de una serie de publicaciones en las que afirmaba ser nazi o amar a Hitler, entre otras muchas provocadoras lindezas. “Agradezco a Elon que me haya permitido desahogarme. Ha sido muy catártico usar el mundo como caja de resonancia”, escribió Ye en su publicación de despedida.

El tráiler de dos minutos también deja entrever lo turbio de lo que se avecina. “Lenguaje soez y contenido sexual/desnudos”, advierte el mensaje inicial, que da paso a un plano cenital del actor rodeado por cientos de zapatillas —es el propietario y diseñador de la marca de zapatillas Yeezy—. “Llevo cinco meses separado de mi matrimonio y he encontrado una conexión espiritual”, es lo primero que se le escucha decir. Luego se mezclan imágenes familiares, en las que se le ve discutiendo a gritos con Kim Kardashian —y con la madre de esta, Kris Jenner— o disfrutando de un safari con sus hijos, con otras religiosas en las que aparece participando en una especie de macro retiro espiritual o visitando una cárcel en la que los presos rezan a su paso. “Estamos en las prisiones profesando cómo Jesús puede liberarte. Esto es una misión, no un espectáculo”, dice sobre Sunday Service Choir, un proyecto musical cristiano dirigido por él que se asemeja más a una secta que a un grupo de góspel.

From Kanye to Ye, dice el antetítulo del documental. El adelanto parece anticipar el viaje espiritual de un famoso después de su divorcio, pero el proyecto en realidad termina narrando la evolución de una estrella del rap en un completo enajenado. “Está su plan para construir una ciudad sostenible en Wyoming, su candidatura presidencial fallida, su uso de una camiseta de White Lives Matter [un eslogan utilizado por el supremacismo blanco en respuesta al movimiento antirracista Black Lives Matter], y así sucesivamente”, enumera The Hollywood Reporter. “Está supuestamente dividido en un prólogo y tres actos, pero nunca logra una verdadera cohesión. Para ser justos, al tratarse de alguien tan voluble, probablemente era una causa perdida. Pero Ye sí demuestra astucia al aconsejar a su cronista que dé forma al extenso material. De lo contrario, es solo ‘una payasada tras otra’, se queja. En efecto”, define el medio especializado en cine.

Payasadas como cuando en 2020 difundió un vídeo en el que se meaba sobre varios de sus premios Grammy —ha ganado 24—. Como cuando este año puso a la venta camisetas con una esvástica como único producto de la página web de su marca, o cuando afirmó que controlaba el vestuario de su actual mujer, Bianca Censori, después de que esta acudiera prácticamente desnuda y visiblemente incómoda a una alfombra roja. “Lo mejor de ser bipolar [trastorno que dice padecer desde 2016] es que todo lo que dices y haces es una obra de arte”, celebra sorprendentemente Ye al final del tráiler.

Sin embargo, su radical comportamiento ha pasado factura al rapero que en 2021 se coronó como el artista negro más rico de Estados Unidos (gracias a una fortuna de 5.600 millones de euros). Importantes firmas como Adidas, Balenciaga, Gap o Footlocker han ido cancelando sus colaboraciones con el artista en los últimos años, cuando han intuido que su declive va a más. Subirse al escenario para quitarle el micrófono a Taylor Swift y acusarla de no merecer el premio que estaba agradeciendo, como hizo en 2009, era todavía una falta de respeto admisible para las marcas; pero ensalzar a Hitler y compararse con Jesús, como hace en el documental, ya no. “Quienes buscan comprender lo errático de su conducta, encontrar algún atisbo de intención, solo se encuentran con largas diatribas y declaraciones egocéntricas”, avisa Variety.

Lo que Ye no ha dejado de crear es música: el año pasado sacó dos discos, Vultures 1 y Vultures 2, junto al rapero Ty Dolla Sign, y el próximo 26 de septiembre estrena su duodécimo álbum de estudio en solitario, Bully. A diferencia del documental, y a pesar del rechazo que causa su persona, la crítica describe su próximo disco como “la mejor colección de ritmos que ha reunido en más de una década”. No nos complace informar que Kanye West ha hecho un buen álbum de Kanye West, es el irónico titular de GQ. Él mismo dice en la película que quiere dar ejemplo como “celebridad negra imperfecta que, aun así, triunfa”.

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Sobre la firma

Ixone Arana
Es redactora de Gente, Estilo de Vida y El Viajero. Antes de incorporarse a EL PAÍS, donde también ha escrito para la sección de Madrid, trabajó en 'Cinco Días', principalmente en la sección de Fortuna. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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