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Blake Lively interpone una nueva demanda contra Justin Baldoni: le exige millones de dólares por daños emocionales

La actriz se ampara en una ley de California que protege a las víctimas de acoso que sufren difamación como forma de represalia para denunciar al director de ‘Romper el círculo’

Justin Baldoni y Blake Lively, en un momento del rodaje de 'Romper el círculo', en enero de 2024 en Jersey City, Nueva Jersey.
María Porcel

Cuando parecía que las aguas se iban calmando entre los coprotagonistas de la película Romper el círculo, Blake Lively y Justin Baldoni, el revuelto mar vuelve a agitarse. Ahora, después de muchas idas y venidas judiciales y de una enorme exposición en los medios de comunicación que ha destapado trapos sucios de ambos, pero también de la propia industria del cine de Hollywood, la actriz ha demandado —por segunda vez— al actor y también director de la película; ahora, por los daños psicológicos y emocionales que le ha causado durante el proceso. Se desconoce la cifra exacta que exige, con la que también busca cubrir los costes judiciales, pero sus abogados y la prensa estadounidense apuntan a “varios millones de dólares”.

La demanda se conoció el lunes 8 de septiembre, a última hora de la tarde en Estados Unidos. Llega más de ocho meses después de que se iniciara el culebrón mediático y legal, cuando a finales de diciembre Lively demandó a Baldoni por tratar de hundir su imagen y también por acoso sexual en el set de rodaje (con un largo e ilustrativo reportaje en The New York Times contándolo todo) y él, días después, la contrademandara por difamación, por 400 millones de dólares; en junio, un juez desestimó dicha demanda. Sin embargo, Lively asegura que el proceso le ha causado enormes daños morales, emocionales y psicológicos, y por ello ha decidido ahora volver a quejarse contra Baldoni en los tribunales.

La demanda, de 25 páginas, ha sido presentada en los juzgados del sur de Nueva York, y arranca con una frase que define el resto de la estrategia del equipo legal de la protagonista de Gossip Girl: “La demanda de difamación contra Blake Lively no tuvo ninguna base desde el principio”. Aseguran que el equipo de Baldoni “avivó las llamas de la opinión pública, publicando su demanda de represalia en un sitio web público junto con docenas de pruebas muy censuradas y fuera de contexto que se hacían pasar por ‘recibos’, para inundarlo todo de ataques personales maliciosos contra Lively, diseñados para dañar su credibilidad y ocultar sus propios actos ilegales”. Los abogados de la actriz llegan a afirmar que Baldoni y los suyos querían borrar a la intérprete “hasta el olvido”, así como “arruinar la vida de Lively y su marido”, en referencia al también actor Ryan Reynolds, “dejando ‘dos cadáveres’ a su paso”.

Por ello, ahora Lively se ampara en el código civil de California, en un artículo aprobado por el gobernador Gavin Newsom en 2023. En él se pena precisamente que se use la difamación (y en este caso una demanda por ello) como represalia ante alguien que denuncie acoso sexual, protegiendo así a las víctimas de acoso, abuso y discriminación. “Lively tiene derecho al reembolso de los honorarios y gastos de sus abogados, a una triple indemnización por daños y perjuicios, y a una indemnización por daños punitivos”, aseguran los letrados en la demanda, esta última causada por una demanda, la de Baldoni, basada en “opresión, fraude o malicia”.

Blake Lively y Justin Baldoni, en la película 'Romper el círculo'.

Esta demanda correrá paralela a la original, cuya vista esta fijada para el 9 marzo de 2026. Todo empezó cuando, en diciembre de 2024, Blake Lively, de 38 años, decidió hacer públicos los —siempre según su versión— comportamientos poco profesionales que su compañero y director de Romper el círculo, Justin Baldoni, de 41, había tenido con ella durante el rodaje de la película basada en una novela de Colleen Hoover. Según contó la actriz en el diario The New York Times, Baldoni y su empresa de comunicaciones coordinaron una campaña de descrédito para “destruir” su reputación a través de “manipulación social”, para la que no dudaron en invertir muchos millones, hasta 100.

Al parecer, durante el rodaje de la película, Lively se quejó de la falta de profesionalidad de su compañero. Aseguró que hacía comentarios sexuales sobre ella, que le contaba sus aventuras con otras mujeres mientras estaba casado, le hablaba incesantemente de su adicción al porno o comentaba su peso y forma física poco después de dar a luz a su cuarto hijo, al que amamantaba en el rodaje sin privacidad, porque él entraba en su camerino cuando quería. Ella, cansada, pidió un coordinador de intimidad, trató de imponer límites por escrito y fichó a productores independientes para que frenaran el poder de Baldoni en el set de rodaje. Aun así, su imagen pública cayó en picado. De ahí que se decidiera a denunciarlo, tanto en los tribunales como en la prensa.

Baldoni contraatacó con una denuncia por difamación 10 días después, demandando por 250 millones de dólares (unos 240 millones de euros) a The New York Times, así como a la propia Lively; en total,exigía 400 millones de dólares. El actor aseguró que las declaraciones de la actriz estaban sacadas de contexto y buscaban confundir al lector. Durante meses tras la demanda, Baldoni fue filtrando contenido contra Lively a cuentagotas, muy jugoso para los tabloides estadounidenses, que se fueron haciendo eco del mismo.

Taylor Swift, Blake Lively y Justin Baldoni.

En mayo, el equipo de Baldoni lanzó un órdago, y citó ante los juzgados a Taylor Swift, que durante años ha sido íntima amiga de Lively, para que declarara como testigo en su futuro juicio. Los portavoces de la cantante lanzaron rápidamente un comunicado en el que afirmaban que la multimillonaria estrella del pop nada tenía que ver con el caso (de hecho, que ni siquiera vio la película hasta semanas después de su lanzamiento), que solo había cedido una canción para su banda sonora, al igual que otra veintena de artistas, y que la citación estaba “diseñada para utilizar el nombre de Taylor Swift y con ello atraer el interés público mediante la creación de clickbait por parte de los tabloides, en lugar de centrarse en los hechos del caso”. Apenas dos semanas después, el equipo de Baldoni decidió retirar la citación.

La última, o por ahora penúltima, página de esta enrevesada historia tuvo lugar a principios de junio, cuando un juez decidió desestimar esa demanda de difamación de 400 millones, asegurando que Lively y los suyos no actuaron con malicia, un paso fundamental en el delito de difamación. Pero, más allá de ella, todavía queda por saber qué pasará en marzo. Y ahora, además, cuál será el recorrido de esta nueva demanda.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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