Entramos en el set del calendario Pirelli 2026: surrealismo digital con estética analógica (y una pecera)
La próxima edición del mítico ‘The Cal’, que desarrolla las obsesiones estéticas del fotógrafo noruego Sølve Sundsbø, reúne a Eva Herzigova, Venus Williams, Isabella Rossellini o Irina Shayk


En el set de toda gran producción de fotos, uno nota, lo primero, una tensión casi solemne: cada gesto que se realice aquí, en este momento, impactará luego al resultado final; lo que haga cualquier empleado de cualquier departamento afecta al trabajo de otro. Como en misa, nadie hace nada que no deba hacer. Uno identifica rápido a los jefes de cada equipo: son los que están agolpados sobre las tres o cuatro pantallas que muestran el avance del trabajo. Los ayudantes son los que llevan herramientas encima. El de maquillaje, un zurrón lleno de pinceles, cepillos, brochas, cremas, bases y correctores. El de producción, un móvil en vibración constante y una cajetilla de tabaco a medias.
Este set en concreto, el lujoso Arri Stage a las afueras de Londres en una tarde a principios de junio, cumple con todas estas normas de una producción gigante: solemnidad y tensión, ayudantes y creativos, y, además, una pecera. Medirá unos dos metros largo, y en ella está sumergida la legendaria modelo checa Eva Herzigova. Un hombre noruego, serio como una hipoteca, la retrata, cámara Fuji en mano, acercándose y alejándose de la pecera, interrumpiendo cada ráfaga de disparos para mirar de vez en cuando las pantallas con el resto de jefes. La maniquí asoma de vez en cuando para tomar aire antes de volver al agua, a dejar que la melena rubia cobre formas surrealistas alrededor de su cabeza y frente a su cara. “Siempre hago un papel en las sesiones, nunca soy yo misma. Hoy, por ejemplo, no hago de sirena: soy más una criatura como una medusa”, explica Herzigova tras tres horas en el agua. “No pedí este trabajo acuático, se me asignó. Soy Piscis. ¿Coincidencia?”.
Si se quiere, hay una explicación más terrenal a lo que la ha traído aquí: el calendario Pirelli 2026, uno de los mayores hitos anuales de la fotografía mundial. Lo que empezó en 1964 como una herramienta para promocionar los neumáticos de la casa milanesa, un almanaque con espectaculares fotos de modelos internacionales, se ha convertido en una institución que ha empleado a los mayores creadores de imágenes de nuestros tiempos (Richard Avedon, Terry Richardson, Helmut Newton, Peter Lindbergh, Bruce Weber, Annie Leibovitz, Steve McCurry, Steven Meisel) y a algunas de las mayores estrellas de todos los tiempos. “Que te elijan como fotógrafo del calendario Pirelli es como ganar un premio, solo que tienes que merecértelo después de recibirlo”, explica el autor de las fotos de esta ocasión, el noruego de la cámara en mano (“odio los trípodes”), el celebrado Sølve Sundsbø, que ha fotografiado campañas para grandes casas de moda como Bulgari, Cartier, Hermès, Gucci, Prada, Louis Vuitton, Tom Ford, Thierry Mugler, Estée Lauder, Giorgio Armani, Guerlain o Lancôme. En 2014 ganó un Emmy por un vídeo hecho para The New York Times.









Herzigova, de 52 años, es una de las modelos escogidas para el próximo The Cal. Junto a ella, varias mujeres a las que la moda llamaría maduras: las actrices Tilda Swinton, de 64 años; Isabella Rossellini, de 73; y la italiana Luisa Ranieri, de 51; la diseñadora Susie Cave, quien debe su apellido a su esposo, el músico Nick Cave, de 58. Y junto a ellas, una constelación de generaciones posteriores: la tenista Venus Williams, la estrella pop FKA Twigs, la actriz Gwendoline Christie (Briana de Tarth en Juego de tronos) o Irina Shayk, la modelo más popular de los comienzos de la década pasada. A ellas se suman también la intérprete puertorriqueña Adria Arjona y la modelo y actriz china Du Juan. “No son modelos jóvenes a las que pagas para que vengan sin saber qué están haciendo aquí”, alerta Sundsbø sobre su calendario. “Hice el casting con Pirelli pensando en mujeres con experiencia: Susie ha estado en el calendario tres veces y Eva otras tantas en los últimos 25 años. No quería ser un hombre que se aprovecha de la inocencia de mujeres más jóvenes que él: quería mujeres de mi edad que quisieran estar aquí, a las que les contamos en todo momento lo que se iba a hacer”, explica.

Lo que se iba a hacer es desarrollar las obsesiones estéticas de Sundsbø, especialmente la mezcla entre la naturaleza y la tecnología. Meses antes de las sesiones de fotos de estudio, a las que Pirelli invitó a EL PAÍS en exclusiva entre la prensa española, el fotógrafo se había llevado al equipo por las campiñas noruegas e inglesas. Los paisajes que capturaron allí son los que se proyectan, gracias a las últimas tecnologías en Hollywood, en las enormes pantallas del estudio Arri. Esto permite a Sundsbø, especializado en fotografiar exteriores, ubicar a sus modelos en la naturaleza a la vez que controlar, con un detalle que solo un estudio permite, cómo flota el pelo de Herzigova, la caída de su párpado. En una cara, ya se sabe, un milímetro en cualquier dirección supone un universo distinto.
La mezcla de naturalismo y artificialidad resulta en un toque casi surrealista. Él lo llama “realismo mágico”. “Pero no porque se parezca a la literatura latinoamericana, sino porque es real pero irreal. Los decorados son digitales, las cámaras son digitales, pero las fotos parecen analógicas”. Algunas mujeres tienen un elemento asociado: Herzigova el agua. Ranieri, actriz a la que se puede ver en películas de Sorrentino como La mano de Dios o Parthenope, el viento. En otra sesión en los Arri, al día siguiente, posaba como una estatua ante un gran ventilador. Antes de que Sundsbø tirase las fotos, alguien lanzaba una tela de seda sobre la actriz, la cual se pegaba a su cuerpo y, ante el ventilador, ondulaba dramáticamente. “Es muy difícil retratar el viento, pero si tienes un objeto que lo representa, es factible”, apostilla el fotógrafo. “¡Es muy diferente hacer de modelo a actuar!”, observa Ranieri al salir de la sesión. “Con un guion, tienes palabras que te permiten entrar en un mundo de emociones. En una sesión estás capturando un momento, no hay trasfondo, no hay un personaje que construir con un par de palabras”.

La captura del momento, esa relación tensa entre la fotografía y el tiempo, es otra de las bazas de Sundsbø: “La fotografía no es cine, donde hay narrativa y una historia, se te presenta alguien y ves lo que hacen. La fotografía no es ni un poema. Es una frase en un poema, donde debes adivinar lo que venía antes y lo que vendrá después. Y cuando es buena, cuando es realmente buena, quieres saber lo que rodea a ese momento. Ves una foto de Cartier-Bresson y pasa eso, te hace soñar. ¿Quién es el niño que lleva la botella? [En referencia a la célebre foto Rue Mouffetard, Paris] ¿Qué está sucediendo en esta imagen? Te hace pensar. Y el pensar en ello hace que todo sea mejor que si te lo cuentan todo”.
Es, posiblemente, el enfoque menos instagrameable del mundo, pero quizá ese sea, precisamente, el objetivo. “Es que el mundo de la moda, de la fotografía de moda, es tan aburrido ahora mismo”, lamenta Herzigova. “En general, con las nuevas plataformas, las nuevas redes, cualquiera se puede poner un filtro y hacer de modelo, cualquiera puede hacer de fotógrafo. Es agradable trabajar con alguien que te presenta una idea digna porque tiene una visión digna”, afirma sobre Sundsbø.
¿Todo esto, las supermodelos y las peceras, el viento y la campiña noruega, el surrealismo digital con estética analógica, para vender neumáticos? “No”, alerta Sundsbø. “Es como esa famosa frase de Irving Penn: ‘La fotografía de moda no vende moda, vende sueños’. Aquí es lo mismo. Pirelli ya tiene la Fórmula 1 para comunicarse. Yo no pretendo vender ruedas de coche, sino comunicar algo bello y mágico, algo que, con suerte, querrán tener asociado a su nombre. Ese es mi trabajo”.
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