Bárbara Rey: “El rey Juan Carlos estuvo más enamorado de mí que yo de él”
La artista publica sus memorias, ‘Yo, Bárbara’, en las que revisita los grandes capítulos de su vida sentimental: su matrimonio con Ángel Cristo, su relación con el rey emérito, su romance con Alain Delon… “Los hombres siempre me han traicionado. Por eso no quiero nada más con ellos”, asegura en una entrevista exclusiva con EL PAÍS


“¿Puedo enseñar un poco el sujetador? Es nuevo y es tan bonito que me daría pena que no se viera…”, sugiere Bárbara Rey (Totana, Región de Murcia, 75 años) al fotógrafo durante la entrevista exclusiva con EL PAÍS para hablar de sus memorias. Y sin esperar a la respuesta, se desabrocha unos botones de su blusa de seda blanca y enseña un precioso sujetador de encaje finísimo. Hace décadas que colgó el látigo y las botas de domadora, pero Rey sigue siendo la ama del “circo” y controla como nadie a las fieras que la acechan. “También me gustaría que se viera esto porque soy muy española”, añade mientras levanta una muñeca en la que lleva una pulsera con los colores de la bandera de España.
En persona, María García García, Marita para sus amigos, no es igual que en pantalla. Es incluso mejor. Seductora, provocadora y, según le convenga, muy cómica o un poco dramática. Cuando habla, mira fijamente a los ojos y hace pausas en los momentos oportunos, creando suspenso como solo saben hacerlo quienes llevan toda su vida entreteniendo al público. Rey, María, Marita, lo ha sido todo en el negocio del entretenimiento: actriz de cine y teatro, vedete, cantante, presentadora de televisión, locutora de radio, domadora de elefantes, musa del destape y símbolo sexual de la Transición, la mujer más deseada del país y también la más odiada, reina del papel cuché, icono LGTBIQ+, imagen de UCD y hasta portavoz de Hacienda para la campaña de la renta. Ahora también puede decir que es escritora. El próximo 12 de junio publica su biografía, Yo, Bárbara (Plaza y Janés), un viaje de Totana a los despachos de La Moncloa y La Zarzuela, pasando por los platós de TVE y las portadas de Interviú.
Pregunta. Su idea era que se estas memorias salieran tras su muerte. ¿Por qué se publican ahora?
Respuesta. Porque mi hijo, al que le he dado todo lo mejor, ha tomado la decisión de hablar de mi vida en los platós, diciendo una serie de barbaridades que no se corresponden con la realidad. Así que ha llegado el momento de que yo cuente mi historia. Con todo el daño que se me ha hecho, tengo derecho a disfrutar un poco de las mieles de mi vida y, si va bien, de este libro. Luego dirán que miento. Es curioso: dicen que miento, pero nadie puede demostrar que es verdad lo que ellos dicen.
P. ¿Ha sufrido mucho por lo que le hizo su hijo?
R. Solo ha habido dos momentos en mi vida en los que he sufrido tremendamente: cuando me enteré de que mi hermana tenía cáncer y cuando mi hijo hizo lo que hizo. Ningún hombre me ha hecho tanto daño como él.
P. ¿Lo perdonaría?
R. No, yo tengo una hija maravillosa. Mi vida con Sofía es maravillosa, llena de luz y de armonía. Pero quiero que a mi hijo también le vaya de maravilla. Cuanto mejor le vaya a él, mejor nos irá a nosotras.
P. En el libro define a su madre como una mujer con aspiraciones materialistas. ¿Era ambiciosa?
R. Mi madre fue una mujer que trabajó mucho desde que era una cría. Trabajó como chica del servicio, cosa de la que nunca quiso hablar. Eso le influyó mucho en sus aspiraciones. Quería ser como la gente a la que había tenido que servir. Quería ser la señora de la casa y lo consiguió. Ser ambicioso no es malo.
P. Usted consiguió mucho más que ser la señora de la casa. Usted llegó a ser la mujer más deseada de España.
R. Pero yo no tenía esa ambición. Yo solo quería ser actriz. Nunca pensé en ser famosa.
P. ¿No le gustaba llamar la atención?
R. Para nada. Te sorprenderá, pero he sido siempre muy tímida. Desde pequeña era un espárrago triguero, una larguirucha con un flequillo tipo fraile tremendo. Tengo fama de devoradora de hombres, pero me daba mucha vergüenza ligar. He conocido a personas muy interesantes y por mi timidez no he llegado a pedirles el teléfono.
P. Pero usted también intimida.
R. Yo también intimido. Estoy convencida de que hay personas que no se han acercado a mí por miedo. En la época en la que presentaba Palmarés, en TVE, una revista publicó unas viñetas en las que aparecía acostándome con todos los presentadores que habían colaborado conmigo. Jamás tuve nada con ninguno de ellos. Luego me hicieron lo mismo cuando salía con [Carles] Rexach y el Barcelona estaba de capa caída. Publicaron unas viñetas en las que aparecía yo en la cama con todos los jugadores del Barça. Nunca han tenido ninguna consideración conmigo y eso ha ido creando una imagen mía.
P. ¿Cómo era de niña?
R. Un marimacho, como decían entonces. Estaba siempre jugando con los chicos, subiéndome a los tejados y a los árboles, corriendo por el monte y matando pájaros. He sido siempre un poco hombre.
P. Siempre jugó como un hombre. ¿Cree que no le han perdonado eso?
R. A mí no se me han perdonado muchas cosas, pero tampoco voy a ir a confesarme.
P. Cuando llega a Madrid, con 18 años, pasa apuros económicos y llega a dormir en la calle. ¿Eso la marcó?
R. A mí no. Soy una persona muy fuerte. Fuerte hasta el extremo de que jamás les dije a mis padres lo mal que lo estaba pasando. No quería verlos sufrir. Además, no quería que me llevaran de vuelta al pueblo. Mi mayor miedo era tener que volver al pueblo y terminar trabajando de maestra de escuela.
P. Leyendo sus memorias, uno llega a la conclusión de que todos los hombres de su vida la han traicionado. Del primero al último…
R. Totalmente. Los hombres siempre me han traicionado. Por eso no quiero nada más con ellos. Desde 2011 no he vuelto a tener pareja.

P. ¿No la tomaban en serio?
R. Todos querían acostarse con Bárbara Rey pero no tenían el valor de casarse o de tener una relación seria con Bárbara Rey. Era otra época. Los hombres querían mujeres muy “blancas” y yo era muy “verde”: salía en las películas del destape y en las portadas de Interviú. Paquirri, por ejemplo, un hombre maravilloso y al que le tuve mucho cariño, quería casarse con una mujer virgen.
P. ¿Querían estar con Bárbara pero no querían conocer a Marita?
R. El caso es que me conocían y se enamoraban de mí por mi forma de ser. Siempre fui muy divertida. Pero luego no tenían lo que hay que tener.
P. Encarna Sánchez estuvo muy enamorada de usted. Luego, la trató peor que muchos hombres.
R. Encarna estuvo muy enganchada, pero no voy a hablar mucho de ella. No me han gustado nunca las mujeres. Lo que tuve con Chelo [García Cortés] fue algo puntual en mi vida y de lo cual no me arrepiento. Si alguna vez me hubieran gustado las mujeres, jamás me habría gustado Encarna. Tenía un carácter muy duro y difícil. A mí me puso a parir porque no consiguió lo que quería.
P. Tuvo un papel en La vida sigue igual, con Julio Iglesias. ¿Julio le tiró los tejos?
R. No, nunca me entró. Una vez, durante un descanso del rodaje en el Parque de Atracciones, yo estaba sentada en el escenario y él estaba debajo y me preguntó: “¿Qué es lo que más te gusta de mí?”. No me esperaba eso. Le respondí que sus pestañas. Tenía unas pestañas larguísimas. Se quedó un poco traspuesto. Si tenía alguna intención, que no lo creo, se la corté.
P. Luego formó parte del cine del destape, un cine que cosificaba a las mujeres. ¿Se arrepiente?
R. No, no me arrepiento. Además, cuando llegó el destape yo me encontraba en una situación muy importante en mi carrera artística. Acababa de presentar Palmarés y era muy famosa. No era popular, era lo siguiente. Era la mujer más famosa de este país. Salía a la calle con la policía porque si no la gente me comía. Y en ese momento el cine que se estaba haciendo era ese. ¿Me habría gustado hacer otro tipo de películas? Es posible. Pero jamás he renegado de lo que he hecho. Además, si lo piensas fríamente, ese cine ayudó a la Transición. ¿Quién se atrevía a hacer una película de lesbianas en el año 77? [Ese año protagonizó Me siento extraña, con Rocío Dúrcal]. En el 77 las lesbianas vivían en las catacumbas y yo ayudé a sacarlas de ahí. No me puedo arrepentir de eso. Todo lo contrario. Estoy muy orgullosa.

P. Salió con Alain Delon, el hombre más guapo del mundo. ¿Llegó a enamorarse de él?
R. No. Me atraía enormemente y me sentía muy a gusto con él, pero nunca estuve enamorada. Estamos destripando todo el libro…
P. Pasemos al capítulo del rey Juan Carlos.
R. Es del que menos me apetece hablar. He hablado tanto de este hombre que me aburre enormemente.
P. Cuando él se le insinuó, ¿usted tuvo posibilidad de decir que no?
R. No lo sé. Su insistencia fue tremenda. Fue una intromisión en mi vida, por llamarlo de alguna manera. Pero en aquel momento yo también me sentí como la elegida. Claro, no sabía que había 400.000 mujeres más… Bueno, no sé si le habría dado tiempo a estar con 400.000 mujeres porque el hombre tenía trabajo. También hay que reconocerle sus méritos, era muy atractivo.

P. Era el más poderoso de este país. ¿Quién se atrevía a decirle que no?
R. No te atreves. En ese momento te olvidas hasta de respirar. Yo no me atreví.
P. ¿Llegó a estar enamorada?
R. Él estuvo más enamorado de mí que yo de él. Pero no creo que su fuerte sea enamorarse. Él es más de encapricharse. No le he preguntado nunca si estuvo enamorado de mí. Si me lo encuentro un día, se lo pregunto [risas]. A lo mejor lo dice en sus memorias.
P. ¿Va a leerlas para ver si dice algo sobre usted?
R. Hombre, yo sé muchas cosas de él. Me puede interesar leerlas pero sé que no va contar lo que yo sé. He escuchado muchas cosas, pero no soy una boca chancla.
P. Hasta ahora el rey no la ha demandado. Tampoco ha desmentido nada de lo que ha dicho.
R. Es que nunca hablo mal de él. Yo simplemente he tenido una relación con él y lo reconozco. Conmigo no ha sido lo que yo esperaba de un hombre, pero no me gusta hacer daño a nadie y menos a él. Pienso que ha hecho muchas cosas buenas por este país. El hecho de que conmigo no se haya comportado bien no le quita mérito en otras cosas.
P. Bueno, también están sus negocios.
R. Si yo he escuchado alguna cosa que puede ser un poco tal, eso se quedará siempre para mí. Estuve muchos años con él, años en los que tenía un gran afán de triunfar. ¿Es cierto que Franco le pagaba un sueldo de 15.000 pesetas mensuales?
P. No lo sé.
R. Averígualo. Creo que eran 15 o 20.000 pesetas al mes. Si tenía ese sueldo, yo ganaba mucho más que él entonces.

P. El rey le regaló para su boda con Ángel Cristo un anillo que usted le había vendido unos años antes. ¿Era un poco tacaño?
R. ¿Un poco?
P. ¿Era muy tacaño?
R. Hombre, a mí nunca me regaló nada. Tuvo algunos detallitos, alguna pulserita, pero nada de valor económico. Otras que han venido después han sacado un partido impresionante.
P. Cuenta que sigue guardando los frascos de los perfumes que usaba el rey.
R. Hombre, a nivel histórico tienen un valor.
P. ¿Los abre alguna vez para recordarle?
R. No, no lo necesito. Yo me acuerdo cómo olía. Olía siempre muy bien… Limpio como los chorros del oro.
P. ¿En algún momento se ha arrepentido de haber grabado sus conversaciones íntimas con él?
R. Sí, en algún momento me arrepentí porque fui inducida a hacerlo. No estaba en mi mente. Pero ahí están y ya está. Estoy arrepentida de que hayan visto la luz. Por mí no la habrían visto nunca. No tuve nada que ver con eso.
P. ¿Va a demandar a quienes se han entrometido en su intimidad?
R. Esas son cosas que van a su debido tiempo. No entiendo por qué el rey ha demandado a Revilla [el expresidente de Cantabria] y no a quienes han publicado nuestros audios. Son mucho más graves algunas cosas que él dice ahí que lo que dijo Revilla.
P. Se insiste en que grabó ese material como parte de un chantaje.
R. Por el momento ni él ni la justicia han dicho que haya sido un chantaje. También se dice que recibí 600 millones de los fondos públicos y yo no he recibido ese dinero. En todo caso, quienes aseguran eso tendrían que demostrarlo. Yo no tengo que demostrar nada. Me extraña que el rey usara dinero público, como dicen, cuando también se dice que tiene una economía tan saneada. Ojo, no sé cuánto dinero tiene, no he estado nunca en el banco con él.
P. ¿Le gustaría volver a hablar con él?
R. [Silencio] A él le tendría que haber interesado más hablar conmigo. No quiero hablar más de él. Me aburre enormemente. Lo siento. Ay, Dios mío, qué vida. Quién me iba a decir a mí cuando llegué a Madrid con 18 años la vida que me esperaba.
P. Hizo campaña por UCD en las generales del 77. En el libro cuenta que Adolfo Suárez llegó a “incomodarla” durante una reunión en La Moncloa. ¿Qué le dijo?
R. No quiero demandas.
P. Pero Adolfo Suárez está muerto.
R. Sí, es verdad, está muerto.
P. ¿Tiene miedo?
R. No, no tengo miedo. Ya no tengo miedo de nada. No quiero problemas.
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