Alejandra Merit, al frente de Veneno, el fenómeno viral de Valencia: “Entiendo al hostelero que se pregunta quién es la niñata que acaba de llegar”
Revoluciona el sector compartiendo en Instagram y sin filtros el proceso de apertura de su nuevo local: desde la financiación a cómo sobrevivir a reseñas, ‘haters’ y sospechas del sector

Una chica de 29 años sin experiencia en emprender negocios logra abrir un local de 400 metros cuadrados, con más de medio millón de euros en inversión inicial, 16 personas en plantilla y una cuenta de Instagram que, a día de hoy, acumula más de 100.000 seguidores. Su nombre es Alejandra Merit y su negocio Veneno, un restaurante, espacio para la grabación de podcast, afterworks, talleres y terraza que abrió sus puertas el pasado abril en Ruzafa, el barrio más gentrificado de Valencia.
Merit dejó su trabajo como directora de marketing del Grupo Volvoreta en septiembre de 2023; de lejos, la empresa del sector hostelero que mejor ha trabajado el marketing en Valencia desde tiempos pre-Covid, etapa en que ella comandó ese departamento. Un mes más tarde, la cuenta de Instagram @venenoconcept publicó un primer video que entre fotos y audios recogía el manifiesto de este proyecto en una nota de voz. En el mismo se animaba a sí misma a crear un espacio en el que la gente se inspirase a sacar “ese veneno que llevamos dentro”, nuestro “lado rebelde”. Al final, una amiga le preguntaba: “¿Y cómo quieres hacerlo?”. Merit le respondía: “No lo sé”.
A través de su canal de Instagram ha ido compartiendo todo el proceso de apertura con absoluta transparencia, provocando reacciones entusiastas, reseñas dolorosas y sospechas habituales sobre quién está detrás del proyecto a nivel financiero y empresarial. El precio a pagar por una exposición total que ha recogido desde la deserción de la primera empresa de limpieza que fue a sanear el local, inspecciones de Hacienda, negociaciones con marcas o cuentas de resultados.
Pregunta. Ha mostrado en redes desde la primera idea a la campaña en la que logró más de 300.000 euros a base del patrocinio de marcas de refrescos -grababa las llamadas y las reuniones con sus socios y las publicaba- y alcohol. Pese a la transparencia, ¿por qué cree que genera tanta expectativa su modelo?
Respuesta. Porque hay muchos tabúes en el mundo de la hostelería. Mi foco es acercar esta historia de emprendimiento a los jóvenes y me da igual que me juzguen. Para mí era más importante ser transparente con nuestros seguidores, por eso he dicho lo que nos ha financiado cada marca, lo que nos está costando todo, las inspecciones de Hacienda… Entiendo que está el hostelero que se pregunta quién es esta niñata que acaba de llegar y se pone a compartir todo, pero estoy tan enfocada en mi objetivo e intento que no me afecte.
P. ¿De dónde le nace esta vena emprendedora?
R. Gracias a haber vivido fuera de España con diferentes familias, he conocido personas que se dedican a cosas que les apasionan y me hicieron ver que era posible. Después hice un viaje sola un año con la mochila y ahí me di cuenta de que me quería dedicar a inspirar a otros jóvenes y crear comunidad alrededor de eso.
P. Además de los mencionados 300.000 euros que le han financiado las marcas, ¿cuántos inversores tiene Veneno y cuál es su relación con el sector?
R. Hay 20. Dos personas con más porcentaje y el resto tiene participaciones pequeñas. La única persona relacionada con el sector es Gonzalo Calvo, uno de los hermanos fundadores de Voltereta.
P. ¿Han tenido que borrar algún contenido de sus redes?
R. Sí, y generó más polémica. Fue cuando hicimos esa serie de los 300.000 euros en 30 días. Muchas marcas nos pidieron que no lo publicáramos y, aún así, decidimos seguir. Publicábamos mails y llamadas consiguiendo el dinero. Fue muy polémico y todos los días nos tuvimos que reunir para decidir si nos estábamos pasando, si seguíamos o no...
P. Y decidieron seguir. Dada su gran exposición, deciden hacer del hate virtud. ¿Cómo lo trabajan?
R. Las reseñas nos las tenemos que tomar como un regalo. Detrás hay una persona que se ha tomado el tiempo de darte su opinión, destructiva o constructiva, pero su opinión.
P. ¿Qué no hacen en sus redes?
R. No seguimos las tendencias, las musiquitas, los anzuelos… Queremos hacer cosas con las que nosotras estemos a gusto. Hay videos que no publicamos porque los vemos demasiado postureo. Lo hacemos todo de corazón, básicamente, con mucha transparencia.
P. ¿Por qué cree que les ha funcionado tan bien su relato?
R. Nos dimos cuenta de que a la gente le hacía muchísima ilusión la idea de seguir la historia de una persona abriendo su propio negocio por primera vez. No sé exactamente qué papel juega el algoritmo, pero la gente empatiza mucho con el comienzo de algo.
P. Ahora llevan tres meses abiertos. ¿Del Veneno que tenía en su cabeza, qué es lo que más le sorprende al verlo en marcha?
R. Pues me da mucha risa, porque yo siempre he dicho que quería despertar el veneno de todos los jóvenes y el 30% de la clientela son personas de más de 45 años. Pero entiendo que el concepto atrae a público diferente. El otro día teníamos un grupito de abuelas de 85 años y nos decían que les encantaba el ambiente.
P. Sergio Llinares ha pasado desde Saddle al Celler de Can Roca, entre otros, y ha sido jefe de partida del restaurante gastronómico de Ricard Camarena durante los últimos años. ¿Cómo le convenció para ser el chef de Veneno?
R. Para empezar, porque ambos somos de Gandia. Justo él se había dejado su trabajo y nosotras publicamos la oferta de trabajo en Instagram. Nos llamamos y fue muy simple todo: él está en una etapa previa a montar su propio restaurante, así que está en un momento de aprenderlo todo para hacerlo bien en el futuro. Nosotros también estamos en ese punto intermedio y tampoco somos las personas súper experimentadas en nada. En Veneno todos tenemos este punto de aprendices. Invité a varios amigos que saben comer, él cocina súper bien y vimos que tenía sentido.
P. Su carta y su propuesta no dejan de cambiar. ¿Se impone esta agilidad de alguna manera?
R. Sin duda. De una semana para otra, si no facturamos a cierta hora, cambiamos el horario. Con los platos, igual. Este plato nadie lo ha pedido en semana y media, ¿qué nos tenemos que pensar?
P. ¿Cuál es la oferta culinaria de Veneno?
R. Es cocina española con toques asiáticos, interpretada con toda la creatividad de Sergio Llinares y su equipo. Es una carta corta que vamos ampliando poco a poco. Uno de los platos más vendidos son las bravas con salsa kimchi (7 euros) y la tosta de sardina con mantequilla de miso (4 euros). También hay gildas (3 euros) y algún guiño a la cocina valenciana, como el pepito fartón de titaina del Cabañal (7 euros). Además, tenemos bastante oferta de cervezas, vinos y cócteles.
P. ¿Qué le da miedo ahora que ya están abiertos?
R. Soy un perfil de soñadora y creativa así que lo que me da miedo es que la parte económica y financiera esté bien atada. El resto no me da miedo y estoy muy segura de que vamos a conseguir todo lo que nos propongamos.
P. Ya que insiste en que su local es solo el punto de partida, ¿qué podemos esperar de Veneno en los próximos años?
R. Me gustaría replicar la Veneno House en otra ciudad, pero también me gustaría hacer eventos grandes tipo festivales. Es el camino en el que estoy ahora y el primero lo vamos a hacer pronto.
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